“No está todo hecho: hay que seguir avanzando hacia la igualdad”

“No está todo hecho: hay que seguir avanzando hacia la igualdad”

Teresa Lapresa (1987) y Ana García (1988) son dos amigas de Logroño que estudian Periodismo en la UPV. Sus experiencias con el feminismo son muy diferentes. Eso sí: ambas coinciden en reconocer que la igualdad no está lograda y que hace falta educar contra el machismo y la homofobia.

17/11/2010
Jóvenes y feminismo

Teresa Laprersa (a la izquierda) y Ana García. Foto: Andrea Momoitio

Teresa Lapresa (1987) y Ana García (1988) son dos amigas de Logroño que estudian Periodismo en la Universidad del País Vasco (UPV). Su experiencia con el feminismo es muy diferente. Los estudios de género no han llegado a Teresa, que trabaja en la redacción online de un periódico, y ella tampoco se ha acercado a ellos. Ana, en cambio, ha participado en actos de sensibilización de organizaciones sociales para protestar contra la situación de las mujeres en los países del Sur. Viajó recientemente a Colombia para colaborar con un proyecto relacionado con la comunicación y el género. Charlando con ellas, vemos en cambio que sus percepciones no son tan diferentes: coinciden en reconocer que la igualdad no está lograda y que hace falta educar contra el machismo y la homofobia.

¿Alguna vez os habéis sentido discriminadas por ser mujeres?

Teresa Lapresa: No. No me he sentido minusvalorada en ningún momento, ni en el trabajo, ni en la vida familiar ni con mis amigos. Seguro que alguna vez he dicho: “Si yo fuera chico esto no me hubiese pasado”. Pero ahora mismo ni recuerdo en qué momento.

Ana García: Cuando viajé a Colombia, estuve en una zona muy patriarcal y conservadora. Por ejemplo, por ser mujer no podía fumar por la calle. Conviví con  familias abiertas, pero la sociedad me pareció muy cerrada. Me sentí una res de ganado.

¿Sigue teniendo sentido el feminismo, o está todo hecho?

T. L.: Quedan cosas por hacer. Aunque no sea muy visible, hay empresas en las que las mujeres, por el hecho de ser mujeres, no tienen los mismos derechos que los hombres. Yo no he tenido problemas, pero casi todos los jefazos son tíos. No hay mujeres en cargos altos. En ese sentido sí que hay que avanzar para lograr la igualdad.

A. G.: No, por supuesto que no está todo hecho.

¿Llegará un momento en el que el feminismo ya no será necesario?

A.G.: Ojalá, pero quedan muchos años por delante.

T.L. Con la igualdad pasa como con la homosexualidad: aunque aparentemente estén normalizadas, hay mucha gente que sigue rechazándolas. Y no sólo hombres mayores: hay gente de nuestra edad que es homófoba.

¿Y qué diríais a las jóvenes que creen que sí está todo hecho?

A.G.: Que no se acomoden. Vivimos en una sociedad dormida. Tenemos la idea de que el gran cambio ya vino: otras mujeres ya lograron el derecho a voto o la incorporación al mundo laboral para nosotras. Eso nos hace pensar que podemos descansar y por eso no nos volcamos en promover grandes cambios sociales. Como mujer, imagino que toda joven querrá mirar por sus derechos, y eso ya supone tirar hacia el feminismo. A estas alturas, el término feminismo se sigue interpretando mal. La imagen que a la gente le viene a la cabeza es de una tía radical que protesta.

¿Cómo lo interpretáis vosotras?

T. L. Un movimiento de mujeres que buscan la igualdad. Como no me he implicado en el tema, no puedo decir mucho más. Si me preguntaras por una asociación de Logroño, donde he vivido toda la vida, no te sabría decir ninguna. Yo he decidido centrarme en otras cosas, pero les animo a que sigan adelante. Perjudicarme no me van a perjudicar. Si hemos llegado a donde hemos llegado es gracias a ellas. Se lo agradezco mucho.

A.G. Para mí el feminismo es una semilla permanente, que está en todas pero que no siempre florece. Lo genial sería un campo de flores.

¿Qué diríais a quienes piensan que es lo mismo que el machismo pero al revés?

T.L.  Esa es la postura más fácil. “¿Eres feminista? ¡Pero si eso es lo mismo que el machismo!”. Las feministas luchan por la igualdad y el machismo es todo lo contrario. Equipararlos es como decir que los antifascistas son como los fascistas pero al revés.

¿Entonces cuál es el antónimo del feminismo?

A.G. El machismo es represión y el feminismo liberación. Tal vez el antónimo del feminismo sea la represión.

T.L.: La desigualdad

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Educación

¿Qué se puede hacer para mejor la situación de las mujeres?

A.G. Educar desde la infancia en igualdad. Necesitamos información veraz sobre las desigualdades.

T.L. Desde pequeños hay diferencias: los niños van a fútbol y las niñas a gimnasia rítmica. Hay que atacar las desigualdades de raíz.

¿El sistema educativo no promueve la igualdad?

T.L. Tengo compañeros machistas y homófobos. En las clases sólo se concibe la sexualidad entre mujer y hombre.

A.G. A mí no me hablaron de la homosexualidad en el colegio de monjas y por supuesto, tampoco del feminismo. La historia que nos cuentan no dice nada sobre estudios de género. Yo he empezado a tratarlo cuando era bien mayor.

T. L. No se nos educa para nada en ese ámbito.

A.G. En la universidad, en una asignatura de Historia, sí que di algo pero porque tuve una profesora con ideas feministas. Lo agradecimos mucho. Pero vaya, es la excepción. En cambio, en la historia que estudian en Colombia, las mujeres están presentes. Por ejemplo, todos los libros de historia del país recuerdan a la Pola, una mujer que participó en la lucha por la independencia.

Y eso que se considera que Colombia es un país especialmente machista…

A.G. Para que veas. Aquí tenemos un caminito andado y pasamos. En Colombia, donde muchas mujeres está en una situación mucho más difícil, se valora más a las  que marcaron la historia.

¿Quién tiene la llave para impulsar cambios hacia la igualdad?

A.G. Quienes detentan el poder deben ejercerlo para combatir las desigualdades.  Si no lo hacen, habrá que obligarlos de alguna forma.


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