Maribel Hernández, el delicado equilibrio poético del caos y la rutina
Este mes, en Portadoras de Sueños, Marta Navarro nos recomienda a Maribel Hernández, poeta que describe sus emociones mientras recorre diferentes ciudades europeas.
No consigo separar la luz
que me atraviesa, certera
de los mamotretos contiguos,
que abultan con su deformidad,
el insomnio expuesto a la noche
Siempre he pensado que deberíamos leer los libros sin saber quién es su autor o autora. Deberíamos disfrutar de su lectura o aburrirnos como ostras sin tener en cuenta si estamos leyendo a una persona de éxito, sin la intoxicación que esa información a menudo significa. Quien lee a Maribel Hernández por primera vez se va a encontrar a una gran poeta, aunque poco conocida, algo inexplicable a mi juicio. Sin ninguna duda, si los textos de Maribel tuvieran otra firma, estarían en la lista de libros recomendados. Aunque más importante que ser superventas, es atesorar la calidad de su poesía. Y eso le sobra a esta autora.
Maribel Hernández nació en Soria. La mayor parte de su vida ha transcurrido entre su ciudad natal y Zaragoza. También ha vivido durante un tiempo en Alemania. Y fue precisamente en Frankfurt donde presentó Extraños con paraguas, el libro que hoy traemos a Pikara. Un poemario que es un viaje dentro de un viaje dentro de otro viaje. Maribel nos describe sus emociones mientras recorre diferentes ciudades europeas. A veces en sus poemas cae la lluvia, otras hay nieve, cruje el viento, hiela, a veces las palabras se pierden hacia dentro y entonces… entonces es fácil reconocerte en ellas. Palabras que conviven con el caos y la rutina, y con una forma muy particular de invitarnos a mirar el paisaje más íntimo, ese que se esconde detrás de nuestras sombras.
Escenarios de ciudades interpuestas, / entre tú y yo ./ El tiempo en mi contra / Tú conmigo.
Y ahora disfrutad de algunos poemas de Extraños con paraguas, seguro que os cobijaréis bajo sus versos limpios, alejados de modas, sin corsé, sin la fanfarria que a menudo acompaña a la poesía. La sencillez de la publicación de este libro esconde un auténtico aluvión de buena poesía.
Extraños con paraguas
I
Tengo entre manos
una canción lúgubre
de Leonard Cohen.
La empujo hasta aquí
con todo mi cuerpo.
Caigo sobre ella
en su sedimento estéril
de tierra sacrificada.
Donde hay acordes
que me escurren
por debajo de la ropa
como anhelos remotos.
II
Colecciono días como alfileres.
Alfileres
que sostienen sonrisas.
Sonrisas
de alfiler.
La noche está echada
y yo
me reconozco sin ser vista
sobre mis piernas
de bailarina.
Corro.
Husmeo en ti,
como un recién llegado.
III
Caótica.
La melancolía.
Sustrato de brazos asidos
a la cintura de una niebla,
con silueta de mujer
desnuda. Devorada por la lluvia,
la explanada donde crezco
con un puñado de arena
en cada mano, surca
una tierra cercada
por pájaros azules.
A pocos palmos del suelo
relamo en mi cuerpo
la herida de soñar
despierta
y sigo.
IV
La noche está en el tintero.
No hay papel capaz de sostenerla.
La penumbra alarga sombras
Tremebundas de oficinistas,
contra el suelo. Teledirigidos
siempre, hasta sus camas desiertas.
La partida inacabada
yace en la mesa. Busco
entre las formas de la noche
donde asirme.
Yo tampoco estoy a salvo
de la civilización.
V
La concavidad del sueño
succiona mi cuerpo hacía abajo.
Estiro mis brazos
desarticulados. Precipitada en ti
cuelgo de una curva abierta,
en mi caligrafía.
Balingen contraataca.
Edificios azules cuadriculan
mi urgencia de ti.
Busco en el rumbo calizo
de la noche, el epicentro
donde me reparto contigo.
VI
Palabras exactas.
Aproximaciones de ti
o de mí.
Palabras truncadas
a medio camino de llegar
o desistir,
en el empeño contagioso
de ser uno más.
Acostumbrarse no es fácil.
Dijo el oficinista 543.
Palabras arácnidas. Innumerables
razones para no esperarte.
Berlín. Medianoche. Eres como yo.
Sigo tu rastro imparable
de hormiga sobre el asfalto.
Desasistidos los dos. Noviembre
inútil.
Otra lágrima reluce
contra esta fiera
enésima
luz
de neón.
Y en ella encuentra un pretexto
para justificarse.
Maribel Hernández del Rincón (Soria, 1977) es licenciada en Derecho y poeta. Actualmente reside a caballo entre su ciudad natal, Soria, y su ciudad de adopción, Zaragoza. Su primer libro de poemas fue publicado en mayo de 2010 bajo el título de Sonora (editorial Eclipsados, Zaragoza). Forma parte de la selección de autoras de la antología YIN. Poetas aragonesas 1960-2010 (editorial Olifante, diciembre 2010). Ha colaborado en diversas revistas literarias, entre ellas, las revistas Ágora y Turia. Recientemente ha publicado su segundo poemario bajo el título Extraños con paraguas (Bubok, marzo 2011). Dicho poemario supone una búsqueda interior, plasmada a través de diferentes ciudades europeas, texturas y contradicciones íntimas que subyacen en un caos de rutinas cotidianas. Debido a la estrecha vinculación que la autora ha mantenido en los últimos años con Alemania (país donde ha residido recientemente hasta el pasado mes de noviembre), Extraños con paraguas fue presentado por primera vez el 14 de marzo de 2011 en la ciudad alemana de Frankfurt.