“La próxima generación será de directoras de cine”
Entrevista a la documentalista Virginia García del Pino en la 8ª edición del Festival Internacional de Cine Documental Punto de Vista de Pamplona.
Pamplona acogió, durante los días 19 y 24 de febrero, la 8ª edición del Festival Internacional de Cine Documental Punto de Vista, una de las convocatorias más sólidas del panorama internacional de la no ficción y una cita indispensable.
En esta edición, la documentalista Virginia García del Pino presentó su último trabajo El jurado una arriesgada y radical propuesta que escruta con detalle las reacciones de los y las integrantes de un jurado popular en un caso de violencia de género. Pikara habló con ella sobre su último trabajo y su documental Sí, señora (2012), en el que analiza las relaciones entre señoras y sirvientas en México.
El jurado es tu último trabajo. ¿De dónde surge este proyecto?, ¿cuál es su punto de partida?
El punto de partida era hacer un documental sobre un caso de asesinato protagonizado por una mujer que mató a su mejor amiga. Era un caso muy peculiar ya que se trataba de una persona muy inteligente que mató por dinero, sin tener ninguna necesidad. Me interesaba porque era especial al estar protagonizado por una mujer. Empecé a investigar, pero el juicio se fue atrasando más de un año y pico. Entonces me metí en otro caso, con el permiso de la gente de prensa, para ver cómo funcionaba el tema del jurado popular; era uno sobre violencia de género. No me interesaba el caso en sí, sino ver cómo cada persona en la esfera íntima lleva el proceso de ejercer el poder. Esta cuestión del poder no es sólo un tema de las y los políticos y de la gente que tiene dinero, porque también ocurre en la esfera íntima. Y ese es el tema: analizar el porqué ese placer de ejercer el poder sobre una persona. Esto es lo que busco en el rostro del jurado. También cuestionar los casos en los que existe un jurado. Yo creo en la justicia, pero que haya un jurado popular para casos de asesinato, no es lógico; he visto varios casos en los que cuando la abogacía no es de oficio se manipula totalmente a ese jurado.
En El jurado fijas la atención de forma especial en las integrantes femeninas. Desde tu punto de vista,¿ eran más interesantes las reacciones de las mujeres?
Claro. Me fijo más en ellas porque es un caso de violencia de género y es obvio que hay un prejuicio. Me interesaba también ver las reacciones de las que están escuchando y no pueden juzgar. Es muy interesante porque no puedes juzgar en un caso de violencia de género.
La relación que termina en violencia, y que diseccionas a partir de los sms entre acusado y víctima, refleja las relaciones de poder que has comentado. ¿Cómo te planteas hacer el retrato de esta relación que termina en tragedia?
Para mí lo complicado desde el punto de vista ético era hacer el retrato de ella. Lo articulo a través de los sms que le manda a él. Ella es la víctima que está totalmente entregada al amor, buena prueba de ello es que ella misma se denomina “tu dueña”. Él es violento, en parte a causa de las drogas, pero ella está totalmente enamorada de él. El caso era muy triste. Era la puta realidad.
En el año 2012 ruedas el documental Sí, señora, centrado en las relaciones entre mujeres de diferentes clases sociales entre las que existe una relación laboral. ¿De dónde surge la idea?, ¿qué necesidad tienes de realizar este documental?
Surge de un cierto rencor de clase que he ido superando. Soy de un barrio humilde de Barcelona donde había muchas mujeres que se dedicaban a limpiar. En este trabajo se establece una relación muy fuerte que se da de mujer a mujer, en la casa, en la que existe una relación de poder muy muy desigual. Es un trabajo que por mucho que lo quieras dignificar, a mí no me parece digno limpiar la mierda de los ricos.
Es una propuesta que dinamita los límites entre el espacio público y el espacio privado. Las señoras aparecen en jardines o espacios similares y las trabajadoras en espacios cerrados como la cocina, ¿cómo viven las protagonistas esta realidad?
Fue un proceso muy curioso. Para mí lo importante, y creo que es la clave del documental, era grabar a las sirvientas sin las tatas. Para eso tenía que encontrar primero a una señora que quisiera salir ya que los ricos no quieren salir, y eso fue lo complicado. Una vez que las señoras querían salir, casi obligaban a sus sirvientas, que era otro abuso.
Has comentado en alguna entrevista que la gente se crea un personaje, que siempre actúa delante de la cámara. En Si, señora, ¿qué hay de verdadero y personaje en cada una?
Las sirvientas ocultan muchas cosas. Cuando te están diciendo que están encantadas con su señora y que son superfelices allí trabajando te están mintiendo… Además, está la señora delante cuando las estás entrevistando. Y es en esa mentira donde ves realmente lo que sienten. Es en esa mentira donde está la verdad. Me interesan los testimonios en los que están mintiendo, porque en el lado contrario está la verdad. Ellas están felices de tener un trabajo fuera de sus casas por no tener que hacer lo que les diga su marido. La película también refleja que quedarte en casa con el marido es peor. Esta es la manera que ellas tienen de liberarse.
Existe una mención explícita por parte de una de las protagonistas al maltrato, ¿cómo te planteas incluir esta relación en el documental?
Dude mucho de si incluirlo esa parte, por ella, porque yo no le pregunté si su marido le pagaba, ya que no les preguntaba por su vida privada, sólo de su trabajo. Pensé que ella quería que constara en algún lado. Me dio miedo que el agresor lo viese y tuviera problemas.
¿Cómo ves el papel de las mujeres en la industria audiovisual?
Casi todos son tíos. Desde que estudias cine, estudias a directores, porque directoras hay cuatro. Los programadores suelen ser también hombres. Es un medio que siempre han dominado los hombres, éste como muchos otros. En esta edición de Punto de Vista soy la única mujer en competición. Aún así, jamás me ha perjudicado ser mujer. No puedo afirmar que haya notado algo especial por ser una mujer, ni para bien, ni para mal. Creo que desde las nuevas generaciones, en mis clases tengo un montón de alumnas, va a salir una nueva generación de directoras.
¿Cómo interpretas el hecho de que las facultades estén repletas de mujeres y que únicamente un porcentaje mínimo llegue a dirigir películas?
No creo que sea únicamente una cuestión de los hombres. También tiene que ver con el carácter de las mujeres. Muchas prefieren ser montadoras en lugar de implicarse con la dirección de películas. También es cierto que si quieres tener una familia es un trabajo complicado. Yo no tengo hijos porque decidí tener una carrera. Es muy complicado. Tienes que sacrificar cosas y te tiene que apasionar tu trabajo. No es nada fácil. Hay muchas mujeres potentes por ahí y van a haber más. A los programadores les interesa que haya mujeres, no creo en este caso que haya un afán por parte de los hombres. Quizá sea un asunto de educación, que nosotras no nos atrevemos a dirigir. Personalmente no me he tenido que pelear nunca con nadie, he enviado mis trabajos y me los han seleccionado hombres.
Animo a todas las mujeres. Menos montar y más dirigir.