Los “peros” de la lactancia prolongada o del pecho a demanda
Yo no digo que destetemos para incorporarnos al mercado cabrón, aunque a veces toque. Afirmo que decidamos cuándo hacerlo en función del tiempo que queramos para nosotras, para bailar libres, para tener tiempo para nuestra vida, nuestra sexualidad, nuestro ocio, nuestras amigas.
Mayka Cuadrado Zurinaga
Me centraré en las partes más polémicas de la crianza natural: el pecho a demanda, la lactancia prolongada y el colecho en edades avanzadas. No creo que nadie esté en contra de proporcionar cariño al/la bebé ni de cubrir sus necesidades. Pero éstas son subjetivas. Y considero importantísimo que las atiendan por igual madres y padres. Por cierto, los grupos de crianza se han apropiado de la palabra apego. John Bowlby, autor que acuñó la acepción que nos interesa de apego, se refería a una proximidad afectiva, en la que no es condición obligatoria la lactancia hasta un mes determinado.
¡Pensemos en las madres!
Apenas voy a tratar sobre qué es mejor para el bebé. Ya hay cientos de ONG asistencialistas y dos faraónicas instituciones llamadas Familia e Iglesia que bombardean con consejos sobre ello. Eso, sin contar con que el género femenino, más del 50% de la población, hemos sido entrenadas para preocuparnos más por el ellos que por nosotras mismas. Con honrosas excepciones de hombres igualitarios, el otro 50% pensará más en sí mismo.
Las organizaciones científicas que recomiendan la lactancia se refieren en demasía a los beneficios para bebés y poco a lo que aporta a la madre. Y apenas dedican palabras a la responsabilidad de los padres
La madre ya habrá recibido miles de mensajes sobre qué es lo mejor para el feto, lo más cómodo para el bebé en el cambio de pañales, lo más beneficioso para su alimentación, “hazlo así que tiene frío, levántate que está llorando, pero mujer qué haces que quiere que le cambies de postura…”
El caso es que ya tenemos a mucha gente pensando en quien acaba de nacer. Recibiremos regalos para el bebé (como si fueras tú la que está cómodamente tumbada). Entonces… dejadnos a algunas defender una postura que equilibre la balanza y defienda a las grandes olvidadas. Porque parece que pasas a un estado en el que sólo eres madre, no mujer, y tiene que haber alguien ahí, que no sólo te de consejos de maternidad, sino de autocuidado. ¡Gracias a la Madre Tierra quedan malas mujeres egoístas! Resulta que ahora no tenemos tiempo ni para hacernos un dedo, y tan malo es que este descuido de una misma sea por el mercado de trabajo productivo como que ahora defendamos que sea el trabajo reproductivo el que no nos deje quedarnos a solas con nuestro maravilloso cuerpo, tocarnos y darnos homenajes. Todo porque tenemos que dar la teta al niño.
Yo no digo que destetemos para incorporarnos al mercado cabrón, aunque a veces toque, porque si no pasa que dependemos económicamente del varón y la criatura también nace con unos derechos económicos. Afirmo que decidamos cuándo hacerlo en función del tiempo que queramos para nosotras, para bailar libres, para tener tiempo para nuestra vida, nuestra sexualidad, nuestro ocio, nuestras amigas. Que si no el ejemplo que está recibiendo no es muy igualitario.
Casos reales
L.B. va una vez al mes al fisioterapeuta para curarse las contracturas que le provocan las malas posturas y el peso de dar el pecho a demanda.
C.X. duerme con su compañero, una niña de tres años y otro recién nacido. ¿Cómo follan? Porque a la gente les molesta hasta el peluche… Sigue dándoles el pecho, así que sólo él puede trabajar remuneradamente. De momento se llevan bien…
Una desconocida y delgada madre en un festival de danzas del mundo se ha perdido la mayoría de los bailes y masajes porque da el pecho a su orondo hijo de dos/tres años. El padre no se ha perdido nada.
P. R. y M.G. acuden a una sesión tuppersex. Cuando la asesora explica las maneras de tener relaciones sexuales satisfactorias, trucos para masturbarse y para evitar infecciones, ellas ni lo oyen porque sus hijos, ya con dientes, les demandan el pecho. Uno de los padres ni siquiera trabaja.
I.R. dará el pecho todo el tiempo que el bebé lo pida. El padre nunca se levanta por las noches porque el niño sólo se tranquiliza con la madre; creen que es por el olor. Para ellos durante el primer año la que importa es la madre.
A.M. vive con tres hijos, mayores de 25 años y dos nueras. Nunca dejó que los varones, incluido su marido, se ocuparan de las cosas de los niños. A.M. les acompaña al médico, pero cuando ella está enferma no va. Sólo fue a dar a luz. No sabe lo que es usar biberón. Cargó en su momento con los niños (otras dirían “portar”). En su familia piensan que las mujeres, biológicamente, están mejor capacitadas para cuidar a los hijos. Como se generó un apego tan grande entre ella y ellos cuando eran pequeños, fue imposible cambiar esos hábitos cuando fueron mayores. A.M. es una mujer de etnia gitana y su idea sobre el cuidado coincide con la de algunas feministas de perfil sociocultural llamado, de forma equivocada, “más alto”. A.M. se quiere separar. Pero no puede, no dispone de recursos económicos propios. Toma antidepresivos. Podría darnos muchas lecciones mientras debatimos desde nuestra situación privilegiada.
¿Por qué existe uniformidad en ponerlo fácil para dar de mamar pero se nos hace sentir mal si optamos por lo contrario? ¿Alguien se cree que la sociedad discrimina a las madres que cuidan de sus hijos? Si desde pequeñas nos regalan el muñeco lactante. Si la comunidad científica nos adoctrina
Más del 80% de las personas que consumen antidepresivos son mujeres. Los estudios lo asocian al cuidado de personas dependientes.
Sobre hij*s
Educadoras expertas y expertos en prevención de drogadicciones dicen que la sobreprotección deriva en falta de tolerancia a la frustración, que es bueno aprender, cuanto antes, que hay cosas que no se pueden tener en la vida. Una educación emocional temprana con unas normas constantes otorga seguridad. De hecho, la mayoría de los chavales que tienen problemas con las drogas han tenido una madre sobreprotectora. Yo les digo que no echen la culpa a la madre, que también habría un padre, ¿no?
La comunidad científica mantiene los roles de género e impone su “universo”
Todos los estudios que he leído hablaban casi en exclusiva de la relación de la madre con la criatura. La mayoría afirma que los beneficios de la lactancia materna para la salud del bebé son muchos. Enumeran algún beneficio para la madre. De forma muy escondida, y volviéndome a derivar a las ventajas, pude encontrar algo sobre los dolores, sequedad y ardores que podía provocar en los pezones, así como la falta de vitamina D y hierro. Pero es que me interesa poco una asociación de pediatría que suelta perlas como que hay un rotundo “desconocimiento de las madres” de cómo “deben” seguir dando la leche más meses de lo que lo hacen y las “regaña” porque no ejercen bien su rol. En las declaraciones de esa entidad no hay apenas palabras que se refieran a las responsabilidades para los padres.
La OMS recomienda dar el pecho en exclusiva hasta el sexto mes, en mi opinión razonable, y mezclarlo con otros alimentos hasta los dos años. Pero la Asociación Americana de Pediatras habla de menos de un año. Ambas organizaciones científicas se refieren en demasía a los beneficios para bebés y poco a la madre. Curiosamente, la OMS también tiene un estudio que dice que las madres estresadas y deprimidas, prestan menos atención a sus hijos y ést*s se desarrollan menos… Eso sí, qué poco hablan del cuidado de los padres hacia su progenie…Y qué poco tienen en cuenta la realidad de las madres.
Según la última Encuesta Nacional de Salud en España, de 2006, más del 61% de nuestras mujeres deja de dar el pecho en exclusiva antes de los 6 meses. En EEUU sólo el 15 % de las madres lo da sin complementos durante ese periodo (menos del 4% de sus hospitales respalda la lactancia prolongada, por cierto). La portada de The Time mostró una joven y delgada madre cargando en su pecho un niño que parecía tener 6 años pero que luego, ante la polémica, dijeron que tenía 3. El demoledor titular sentenciaba: “¿Eres suficientemente mamá?” La revista British Medical Journal Open publicó un estudio en el que una alta muestra de mujeres manifestaba su frustración y culpabilidad al no cumplir la recomendación de los 6 meses de pecho a demanda.
Ya lo contaba Beatriz Gimeno en un artículo para esta misma revista, cómo tuvo que enfrentarse a todo un hospital para encontrar a alguien que le cortara la leche, a los pocos días de nacer su hijo. Si queremos respetar la decisión de las mujeres, ¿por qué existe uniformidad en ponerlo fácil para dar de mamar pero nos hace sentir mal si optamos por lo contrario? ¿Alguien se cree que la sociedad discrimina a las madres que cuidan de sus hijos? Si desde pequeñas nos regalan el muñeco lactante. Si todos los resultados de Google son de asociaciones pro-lactancia. Si no me imagino en revistas como Interviú artículos como este. Si la comunidad científica nos adoctrina sobre el papel que debemos tomar las madres. Poderoso lobby el que juzga e impone el modelo de mujer.
En palabras de la feminista Elisabeth Badinter; “buena madre ecológica es la que tiene un parto en casa, sin epidural, da el pecho a demanda y antepone las necesidades de su hijo a las suyas”. Haciendo cuentas, me salen unas cuantas malas madres… Si es por ponernos muy biologicistas, como aquellas que dicen “nosotras somos las que tenemos tetas”, también he leído estudios sobre que el cromosoma “y” de los hombres era cada vez más pequeño y que el próximo hito de la evolución podía ser su desaparición. ¿Es eso lo que queremos, que los hombres desaparezcan? Soy más partidaria de involucrarles.
¿Dónde queda el padre?
Quisiera centrarme en la problemática que surge para la corresponsabilidad en las parejas heterosexuales con padre/madre, sin por ello ignorar la realidad de madres solteras y parejas de dos madres.
Creo firmemente que la sociedad mejorará para mujeres, hombres, hijas/os, instituciones y el sistema en general cuando llegue el cambio pendiente: que los hombres se incorporen al cuidado. Ya hemos probado a mostrar las “virtudes” de atender para que lo hicieran. Y no ha funcionado.
Nos hemos atrincherado en la maternidad como si fuera nuestro campo exclusivo, porque realmente hay intentos de controlarla. Semejante decisión ha perjudicado a las criaturas, que se pierden a un padre; perjudica a los hombres, que quieren adquirir la satisfacción ética de querer a un hijo, y aleja a la sociedad de la igualdad de derechos
Los datos del INE arrojan que el número de mujeres y hombres atendiendo a personas ancianas y con discapacidad está más equilibrado, cuando pudiera parecer menos atractivo.
También nos hemos atrincherado en la maternidad como si fuera nuestro campo exclusivo porque realmente hay intentos de controlarla. Semejante decisión ha perjudicado a las criaturas, que se pierden a un padre; perjudica a los hombres, que ya han sufrido a padres ausentes y quieren adquirir la satisfacción ética de querer a un hijo; y perjudica al resto de la sociedad, que cargará con un estereotipo que aleja de la igualdad de derechos.
Mientras, qué duda cabe de que sólo se obtienen beneficios al apostar firmemente por adquirir un compromiso en la pareja con la corresponsabilidad desde el principio. Incluso antes del embarazo. Superar la simple conciliación. Actualmente el permiso de paternidad consiste sólo en 13 días. ¿Qué implicación es esa? La apuesta estratégica es exigir Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción. Una ampliación de derechos para acabar con la División Sexual del Trabajo.
No todas las maternidades son biológicas. Quién tiene que recuperarse está para que la cuiden, no para hacer esfuerzos. Que el padre (o la otra madre) tenga exactamente los mismos días que la madre para cuidar. Si no da el biberón, que haga el resto. Porque tareas hay: cuidar a la mujer, limpiar al bebé, recoger la casa, ir a la compra, etc. Para quien quiera rizar el rizo, hasta daría más posibilidades a la crianza natural. Ya hay una Plataforma que ha logrado que el Congreso se comprometa con esta propuesta, la PPIINA. Da igual que el padre no tenga tetas, puede cuidar igual. Así ganamos tod*s.
Porque nuestra pareja acabará por no levantarse por las noches ya que el infante (de muchos años, muchos kilos, muchos dientes y mucho apetito) pedirá nuestra teta y nuestro olor, generará apego sólo a nosotras y ahí empieza todo. Primero, que cuando se ponga enfermo pedirá ir con mamá. Cuando llore querrá que le coja mamá. Cuando tengamos posibilidad de compartir diez semanas del permiso de paternidad no lo haremos porque sabemos que la criatura pasa más tiempo con mamá. Cuando tenga que hacer tareas, las hará la niña, porque así lo ha visto en mamá (y repiten lo que ven no lo que oyen, puede más el ejemplo).
Cuando haya una separación, se querrá ir con mamá. Cuando el o la juez tenga que escuchar con quién pasa más tiempo el niño o la niña para no romper su rutina, dirá que con mamá. Cuando la guarda y custodia sea para mamá, el hombre se cabreará, pero ya es tarde, hace tiempo que el apego se estaba generando hacia ella. Cuando el adolescente tenga un apego insano hacia la madre, busque relaciones que le recuerden a ella y la propia mamá tenga relaciones tóxicas con su hijo y sus nueras porque no pueda separarse de su hijo o tema quedarse con el nido vacío, porque toda su vida se ha centrado en ser sólo madre y no ha cultivado otras facetas de ser mujer… Cuando ese niño o niña sea mayor no habrá generado apego ninguno a su padre, que habrá estado ausente. Si es niño, seguramente, será un padre ausente también, porque es lo que ha aprendido.
Profundizando en los orígenes… Nuestra responsabilidad es contra el Patriarcado
La Comunidad Autónoma de Madrid está subvencionando grupos de Crianza.
Mi madre fue esclava 24 horas de cuatro hijos y un marido. Cada vez que voy a dar una charla en barrios parecidos al mío, veo que su ejemplo no es cosa del pasado. Sólo un 6% de las excedencias por cuidado de hija/o son solicitadas por hombres. Creo que quien habla de que el Patriarcado ha muerto habla desde otra clase social. Y no, Patrix no pierde fuerza si dejas de nombrarlo, lo hemos intentado y no ha desaparecido. Mientras no acabemos con el sistema capitalista, mejor que tengamos independencia económica. Sí, las charlas sobre empleo son muy aburridas, pero hay que pasar por ellas.
Hasta que desmontemos Patrix, la crianza natural prolongada ocasiona unos cuantos marrones a las mujeres, acarrea pérdida de placeres, de descanso y de libertad
“Patrix” ha despertado entre algunas jóvenes disfrazado de moda ecologista, filosófica y hippie. “El mercado no ha de mandar en el tiempo que paso con mi hijo”, dicen. Efectivamente. Pero hasta que no acabemos con el capitalismo o sobrevivamos a base de cooperativas autogestionadas y trabajando sólo 20 horas semanales (como sería justo para emplear a todo el mundo), tu chico hace más horas que tú y va a ser quien no curre en casa. Las mujeres seguimos cobrando menos y con jornadas a tiempo parcial. Cuando alguien ha de dejar su empleo, ellos son quienes han sido socializados para priorizar el trabajo fuera del hogar, aunque dentro se necesite más.
¿Por qué es una cuestión de clase social? Es cierto que si hay dinero, ella y él pueden tener la suerte de dejar de trabajar, tener amb*s al chaval “apegado”, con muchos placeres para la madre y con implicación del padre, pues en estos pocos casos pueden sobrevivir sin que él se tenga que ausentar. Cuestión de clase. Pero para el resto de las mortales, me temo que la cosa no funciona así. Que manda el capital y hay que currar.
Vayamos más allá, profundicemos en el quid de la cuestión. Hay quien dirá que, siguiendo a la compañera Mª Milagros Rivera, “la maternidad es una capacidad que se interpretó como poder” y que la quisieron controlar. Totalmente de acuerdo. Pero el no querer soltar todo el kit maternal ni a tiros… ¿es que queremos hacerlo al revés, queremos tomar la maternidad como poder? Foucault hablaba de un biopoder. Si controlabas los cuerpos físicos podías controlar el mundo. Pero nosotras no somos así, somos diferentes… ¿no?
Entiendo el deseo de querer estar cerca del bebé, pero hagamos un esfuerzo y dejémoselos a ellos. Mi humilde opinión, sin duda menos versada en la materia, es que hasta que desmontemos Patrix, la crianza natural prolongada ocasiona unos cuantos marrones a las mujeres, acarrea pérdida de placeres, de descanso y de libertad. Libertad sobre tu cuerpo, tu vida, tu tiempo, tu movilidad, tus decisiones, tu empoderamiento personal.
Tenemos asociados algunos valores positivos para la sociedad, como la sensibilidad, la generosidad, el cuidado gratis de los demás… Pero lo cierto es que a nosotras muchas veces esos valores nos vienen de culo. Y están descompensados en los hombres. Así que, hasta que ellos no los compartan, yo abogo por que nos hagamos más egoístas. La idea de que al vernos felices con el cuidado se iban a incorporar no era cierta, ya lo estamos viendo. “Maternicémosles”. Y para ello, hemos de soltar un poco.
Cuando digo que no quiero ser madre, me dicen que ya cambiaré de idea. Jamás he visto hacerlo a la inversa. Hasta mi doctora me recetó la maternidad. El respeto pasa por no decirle a nadie lo que tiene que hacer. Ni 0 meses ni 26. Sería de nuevo infantilizar a la mujer. Cuando quien da el pecho hasta los 5 años dice, “soy feliz”, esa frase tiene el mismo valor que cuando la usamos el resto. La felicidad puede ser un estado de ánimo o una forma de ver la vida dependiendo de cada una. Pero aceptar medirla en función de cómo nos relacionamos con la maternidad es una perversión del patriarcado, neoliberal porque pretende que existe la libertad.
El papel del feminismo no es averiguar si la leche materna es saludable, sino luchar para garantizar la igualdad de derechos y la corresponsabilidad. Esto pasa por no retroceder hacia la “mística de la maternidad”.
Hemos de respetar cualquier decisión de una mujer. El sistema ya se ha preocupado por castigarnos si somos malas madres. ¿Por qué hay menos exigencias para ser buenos papás?