A pesar de ti
mis manos se siguen llenando de árboles,
de vacío, de piedras, de silencios,
de otras pieles, otros labios, otros besos:
a pesar de tus labios,
mis manos se siguen llenando de mundo.
después de que tú me las hayas llenado de ti
ya no escuecen
porque las puedo seguir llenando de mundo,
otros bosques, otras quietudes, otros mundos
los huecos de mis manos que tú no sacias.
Ahora celebro las diferencias, los espacios, los huecos,
los cabos desconectados
que ya no impiden el amor
(al fin y al cabo los puedo aprovechar convirtiéndolos en preguntas
que invierto en desmontar mis propias creencias).
Y así,
ahora el amor
es ese viento que nos empuja al límite del abismo
se arremolina,
es indomable, se acata sólo a su propia voluntad,
se detiene para coger impulso, empuja, explota,
cambia constantemente pero
no se agota nunca
jaula en la que lo quieras encerrar)
en el que por un instante quedamos suspendidos
desvanecidos en la muerte
intactos
transformados sólo por nuestra propia respiración
y no por la necesidad no confesada de modelarnos mútuamente.
Ahora es más de verdad.
Ahora no lleva armadura y tiene alas.
Ahora es sólo viento.
Texto cedido por la autora, publicado originalmente en su web eiderelizegi.com