“Me hormono para dejar fluir mi verdadero sexo, no para convertirme en lo que ya soy”

“Me hormono para dejar fluir mi verdadero sexo, no para convertirme en lo que ya soy”

Sobre la transexualidad y las maneras de experimentar la representación del género han hablado muchas voces desde el activismo. Conocemos las vivencias de referentes como Del LaGrace Volcano o Miquel Missé. ¿Pero cómo se vive el proceso alejado del foco de la teorización? De unos cafés y otras tantas bebidas espirituosas con Héctor, un hombre transexual nacido en 1989, obtenemos estas respuestas que generan aún más preguntas, de las que conviene plantearse en bucle hasta eliminar prejuicios.

23/01/2015
Imagen de Héctor inyectándose testosterona

Imagen de Héctor inyectándose testosterona

Te conocí con 19 años, en un local de ambiente, como mujer, y te reencuentro con 25 años en pleno proceso de reasignación de sexo. ¿Cuándo tomaste la decisión de comenzar un tratamiento de hormonación?

Yo me defino como un chico trans que está transicionando. Masculinizo mi cuerpo, pero siempre he sido quien soy: un hombre. Piensa que si yo fuese una mujer, es decir, si me identificase como tal, no buscaría un cuerpo masculino con las hormonas ni querría vivir en sociedad como hombre. También cabe mencionar que hay muchas personas que son tíos trans y no realizan el tratamiento ni se operan, pero que no son menos hombres por ello.

Al caso: empecé a hormonarme el 7 de noviembre de 2013, con 24 años. Por entonces no estaba seguro de si quería empezar con el tratamiento, porque creía que era algo muy perjudicial: pensaba erróneamente que inyectarte hormonas o realizarte operaciones podía provocar hasta tumores, además de que no estaba al tanto de lo poderosa que era la testosterona a la hora de transformar un cuerpo femenino.

Podría decirte que yo tampoco me identifico como mujer… Al menos no de la manera “anunciada en publicidad”. ¿Qué diferencia hay entre tú y yo?

“Antes me engañaba a mí mismo rechazando mi atracción por los tíos para reafirmar mi masculinidad. Ahora puedo tener sexo con hombres a los que les gustan los hombres.”

Creo que hay muchas maneras de ser mujer, igual que de ser hombre, y lo que promueve la publicidad es muy sesgado. La diferencia es que yo me identifico como hombre y que quiero ser reconocido como tal. Y además de esto y del malestar que me causa tener un cuerpo “hembra”, afectan muchos otros elementos. Por ejemplo, el rol social. En las relaciones sociales siempre me repateó que me tratasen en femenino. Aunque sabía que mi cuerpo era completamente normal, mi propia percepción de mí mismo como hombre masculino chocaba demasiado con la realidad del espejo y sentía que estaba mal formado, y en lugar de ver un una figura femenina bonita, más bien veía que tenía el esqueleto desproporcionado… Intentaba camuflar esos defectos mediante la ropa. Soy bastante delgado, y cuando alguien me lo recordaba en forma de halago, para mí era un golpe a mi autoestima porque me veía un saco de huesos. Quería estar voluminoso, grande, algo más viril.

¿Te refieres a los halagos hegemónicos sobre el cuerpo femenino?

Es muy diferente el trato y los halagos que recibes según el sexo que los demás supongan de ti. A nivel sexual tú estás con un hombre… Y generalmente un hombre que te desea como mujer no va a tener sexo contigo de la misma manera que un hombre que te desea como hombre. Según la apariencia, la gente piensa una cosa de ti u otra. Como me dijo un amigo, antes se me veía como una mujer excéntrica y ahora se me ve como a un tío cualquiera, todo esto siendo yo la misma persona…

Siempre anhelé el físico masculino, pero me había resignado a que eso era lo que había. Por casualidad empecé a ver historias de chicos que hacían el cambio con las hormonas, constaté los cambios y los efectos que producía… Es que la testosterona es magia. No te salen testículos pero todo lo demás es igual: barba, redistribución de la grasa, rasgos faciales, músculo, voz e incluso el clítoris se transforma en una especie de micropene. Al momento supe que yo acabaría haciendo el tratamiento de reemplazo hormonal.

 O sea que, gracias a un proceso biológico y químico, tú asimilas un determinado pensamiento y un rol social. ¿Es algo imprescindible?

Lo social cuenta, pero sobre todo tomé la decisión para sentirme bien conmigo mismo y con mi cuerpo. Hay cosas de mí que considero defectos físicos, pero esto no es como tener la nariz muy grande o estar calvo. Además de que es el cuerpo entero el que necesita unos ajustes, influye en la libertad para ser uno mismo, en mi caso para expresar mi identidad masculina y sentirme a mí mismo masculino.

¿No crees que tienes una visión demasiado reducida de la feminidad?

Es que los cuerpos macho y hembra son de una manera determinada, no creo que tenga nada que ver con la concepción de la feminidad. Hay tías trans que se ponen hiperfemeninas, y otras que son butch, existe de todo, igual que en el mundo cisgénero, donde también muchas mujeres se hacen tremendos aumentos de pecho… E igual con tíos que quieren llevar la masculinidad a lo máximo. Es cosa humana, de hombres y de mujeres, no algo que ocurra únicamente con gente trans.

Has leído historias anónimas en la red, ¿qué hay del activismo? ¿Has tenido contacto con la teoría queer? ¿Has leído Testo yonqui?

No lo he leído, pero tengo entendido que Preciado se lo metía de manera recreativa, no 250 mg de testosterona cada 15 días, que es lo que yo hago y haré de por vida. Como te comentaba, no hay estudios a largo plazo de qué efectos tiene, pero existen muchos hombres trans que tienen 20 o 30 años de recorrido y están perfectamente. Pero vaya, que si voy a vivir 10 años menos, lo cierto es que prefiero calidad a cantidad. Sobre el activismo, creo que cualquier persona trans que se visibilice ya está rompiendo una lanza a favor. Yo preferiría no tener que decirlo, o mejor aún, que la gente no cambiase su visión sobre ti una vez que se enteran de que eres trans. No lo proclamo, pero tampoco lo oculto.

“Viví una situación incómoda con la monitora de mi gimnasio. Estaba obcecada con mi genitalidad, con que en el vestuario de hombres no hubiese tantos penes como cabezas.

¿Qué te dijo el psicólogo?

No tuvo ningún problema. Me considero afortunado, porque hay mucha gente que se pasa un año o más hasta llegar a las hormonas. Yo tuve que ir a cuatro citas solamente. El procedimiento habitual pasa por ir al médico de cabecera y comentarle tu caso para que te dé un volante para el psicólogo o el psiquiatra. A mí me derivó al psiquiatra, le expliqué mi situación y me dio un volante para el psicólogo. El psicólogo te hace tests, es algo un poco extraño… Para confirmar que no estás mal de la cabeza y que de verdad eres un hombre o una mujer.

A partir de ahí te derivan a un endocrino. Ten en cuenta que mucha gente toma testosterona, mi padre lo hace porque él tampoco produce los niveles de testosterona necesarios de forma natural. Es algo para toda la vida y que tiene que administrarse con cierta frecuencia. Aunque hay personas que lo toman solamente durante una temporada porque ya se sienten cómodos con el nivel de masculinización que consiguen.

Igual me hacen a mí un test de los que hablas y confirmo que no soy una mujer…

Si no fuese por algo que me pasó, pensaría que el test es una chorrada, pero cuando lo hice ya me sonaba, porque años atrás fui a un psicólogo por mis problemas de ansiedad social y depresión, que claro, ahora sé que era todo culpa de esto, y me hizo unos cuestionarios, de estos interminables que tienen 400 preguntas. Cuando me dio los resultados me comentó que le salía que yo soy un hombre. Por aquel entonces rechacé el asunto y le dije que no quería hablar de eso.

¿Qué tipo de preguntas son? ¿Lo restringen todo a pensamiento espacial-masculino y pensamiento verbal-femenino?

Analizan tu personalidad: “Yo en esta situación actuaría de esta manera, me gustaría trabajar de esto, me considero como a ó b”… Te pregunta de todo, hasta si te hablan demonios. Hacen preguntas muy raras que no sabes qué fin tienen. La psicóloga que había tenido antes me intentaba llevar por ese camino para que me aceptase como hombre, pero en aquel momento lo rechazaba, como te decía, porque veía que era un problema sin solución y entonces prefería no sufrir dándole vueltas.

¿Qué notas cuando te chutas testosterona?

El estado de ánimo ha mejorado muchísimo, pero lo achaco más a que me encuentro feliz por lo que veo en el espejo y que la gente reconozca quién soy. La cara me ha cambiado, ha engrosado mi piel, me sale barba, han ensanchado las mandíbulas, pero en lo que más cambio se ve es en mi expresión. He pasado de ser alguien serio y apagado a alguien vivaz y muy expresivo.

El cuerpo de Héctor, antes de iniciar el tratamiento hormonal y en la actualidad

El cuerpo de Héctor, antes de iniciar el tratamiento hormonal y en la actualidad

¿Cómo vives tu sexualidad y tu cuerpo?
¿Cómo me siento con mi cuerpo? Empiezo a conectar con él, a amarlo, estoy viviendo una segunda adolescencia física… Ahora tengo motivación por vivir y embarcarme en proyectos.

Ahora puedo recrearme más y ya no estoy cerrado solo a las mujeres. Aunque empecé saliendo con chicos, con ellos era más complicado relajarme en el sexo por esa sensación de que me deseasen como mujer y de las restricciones en cuanto a prácticas sexuales. También reconozco ahora que me engañaba a mí mismo rechazando mi atracción por los tíos, creo que como forma de reafirmar mi masculinidad. Una tontería. Ahora puedo acceder a hombres a los que les gustan los hombres y tener sexo como dos hombres.

Sobre mis genitales, me pregunto hasta qué punto quiero sacrificar perder sensibilidad con la cirugía. Puede que tenga mejores orgasmos con lo que tengo de serie, pero por ejemplo, la situación de que me hagan sexo oral, aunque da gusto, no me motiva. A lo mejor que me chupasen mi polla, aunque me diese menos gusto, sería más excitante porque el sexo es muy mental, y mis morbos y fantasías sexuales son como las de muchos otros hombres, y entre ellos está meter el pene en una boca. Una prótesis realista puede andar por los mil euros… Yo uso arnés para penetrar y llevo un pene de goma como relleno de paquete, del mismo modo que muchas chicas se ponen relleno en el pecho, ya que la visión de esa zona totalmente hueca me hace sentir inseguro.

Una opción de cirugía que barajaría es algo que vi en el porno: no cerrarme la vagina, tener un agujero extra para el placer, y un poco más arriba del micropene, tener otro falo. Le doy mucha importancia al placer sexual, y de esta forma no perdería sino que ganaría por partida doble.

¿Estarías a gusto sintiéndote hombre con genitales “femeninos”, aunque estén modificados por la hormonación, como el caso de la transformación del clítoris en un micropene?

Para mí no es lo más importante, o puede que ni me lo plantee porque las opciones de cirugía que hay no me convencen nada. Esperaré a que puedan hacer un pene funcional a partir de células madre o algo similar. Para mí lo que más cuenta es tener aspecto masculino en general. Lo que me operaré es el pecho, aunque no es lo más femenino de mí, ya que tengo muy poco, y además no soy el primer tío con tetas. Estoy esperando a desarrollar el pectoral mediante musculación para que resulte más sencilla la cirugía. Además, si voy por la seguridad social, hasta pasar dos años tras la hormonación no puedo operarme.

No es por las hormonas, en realidad no hay problema en que te hagas la mastectomía incluso sin haber hecho tratamiento hormonal. Se trata de una visión paternalista, demostrar que es algo ya definitivo y que no tiene marcha atrás… Pues el Gobierno piensa: “A ver si se va a arrepentir, que esté bien seguro”. No obstante, todo este proceso lo avala la salud pública, pues en Andalucía hay unidades muy potentes, también en Barcelona. En Málaga, concretamente, son punteros incluso a nivel mundial y en teoría acaban de despatologizar la transexualidad.

La vagina la conservaré durante mucho tiempo, y además yo le encuentro utilidad en las relaciones sexuales como pasivo, es un agujero extra. Tendré que seguir yendo al ginecólogo a revisarme, y hay un montón de rollo con esto… Eso de mirarle la vagina a un tío no les acaba de gustar a los profesionales. Además, hay hombres trans que los pasan mal con ir a la sala de espera de un ginecólogo. Imagina que aún encima si no te han cambiado el nombre en el DNI, que te llamen con un nombre femenino y que se levante un tiarrón… Puede crear incomodidades. La endocrina me dijo que ella intentaba que nos atendiesen con un poco de dignidad, procurando buscar un horario a primera o última hora del día. Apunto que esto es cosa de ella, que está muy implicada, no es que exista un protocolo específico. A mí me da igual, la verdad, tengo una personalidad que me ayuda a llevar todo este proceso de una manera feliz.

Ahora que ya llevas más de un año de tratamiento, ¿sigues menstruando?

A los cuatro meses se me fue la regla. Los ovarios con la testosterona suelen dejar de producir óvulos. Supongo que el boom hormonal de estrógenos no será el mismo, pero si me quito los ovarios tendría 0% de hormona femenina, algo que me da miedo porque no sé si el día de mañana tendré problemas para conseguir mi tratamiento de hormonas, por lo que me quedaría eunuco… De todas maneras, todas las personas tenemos hormonas femeninas y masculinas, e incluso hay mujeres cisgénero con alto nivel de hormonas masculinas.

¿Estás de acuerdo con el término trans o prefieres decir directamente “soy un tío”?

“Si te expones como trans, estás dentro de una especie de zoo social donde, por ejemplo, la gente se siente con el derecho a preguntarte por tus genitales.”

Personalmente soy tío, y además soy trans. Mi identidad es de hombre, y mi condición física es trans. Hay hombres y mujeres cisgénero, hay hombres y mujeres transgénero, rollo queer, géneros fluidos, no-binarios… Yo no tengo problema en definirme como hombre trans, como tampoco tendría problema en definirme como hombre cis en el caso de haber nacido con pene. Algo he leído de personas que no están de acuerdo con el término porque entienden que definirse como trans significa que estás en transición hacia algo, pero yo no lo entendido así. Existen transexuales que no hacen ninguna transición, que ni se hormonan ni se operan, así que… Entiendo por transexual una persona que tiene un sexo psicológico que no concuerda con su sexo anatómico, luego los hay que transicionan o que no, que se hormonan o que no, que se operan o que no…

Entonces, ¿hay algún momento en el que dejas de ser trans?

Pienso que no. En el momento en que cambias tus genitales o tus caracteres sexuales secundarios tu sexo psicológico ya concuerda con todo tu físico. puedes cambiar el cuerpo, pero no convertirte en cisexual. Hay mucha gente que no empieza el tratamiento porque te exigen ser diagnosticado como enfermo mental. Puedo entender que comprueben que no pides el proceso por otras razones que no sean que eres trans, pero no deberían intentar medir cuánto de hombre o de mujer eres, porque nadie mejor que tú para saberlo, y ser hombre o mujer no es blanco o negro, aunque muchos médicos que tratan esto piensen que sí. Por ejemplo, si eres una mujer trans masculina y lesbiana, es más que seguro que el psicólogo ponga en entre dicho tu identidad ya que, según su concepción, una mujer es femenina y heterosexual.

En fin, la Seguridad Social no está tan solo para curar enfermedades, sino también para asegurar el bienestar físico y mental de las personas. Puedes acceder a un tratamiento sin estar enfermo: se atiende a una mujer a la que le falta un pecho; no es una enfermedad pero sabes que anímicamente le afectará. De igual manera, se atiende a un hombre con ginecomastia, al que le salen pechos, porque se comprende que para él es un problema corporal que le hace sufrir. Lo mío es lo mismo pero llevado al extremo.

Hay quien me dice que no seré hombre hasta que lo ponga en mi DNI, o hasta que me salga la barba, o hasta que tenga pene… Lo centran únicamente en lo físico o en lo que los demás opinan de mí, en lugar de centrarlo en lo importante en esta cuestión, que es cómo yo me siento. Yo hago esto para dejar fluir mi verdadero sexo, no para convertirme en algo que ya soy.

¿Has vivido alguna situación incómoda al mostrarte en público?

Cuando empecé a ir al gimnasio para combinar las pesas con la testosterona y conseguir así una masculinización mayor, entraba al vestuario de las chicas. Cuando ya nadie me confundía con una chica, un día decidí ir al de los hombres. Allí me sentí cómodo y como uno más. A los 3 días se me acercó una monitora y me preguntó si estaba cambiándome en el vestuario de hombres, le respondí, torció el gesto y me dijo que yo tenía que ir al de mujeres. Tuvimos un pequeño debate, donde su postura era que hasta que no me “cambiase de sexo” -con esto se refería a ponerme pene- no podría ir al de hombres, dijese lo que yo dijese y me dijesen lo que me dijesen las mujeres del vestuario femenino, quienes ya hacía tiempo me miraban recelosas o me reprochaban que estuviese por ahí. Cuando le pregunté la opinión de sus jefes, reculó y suavizó. Al día siguiente ella no se atrevió a decirme nada, aunque me vio entrar, solo cuando hablé con sus compañeros sobre el tema vino a decirme que ya había hablado con su jefe y que no había ningún problema, que entendiese que ella no tenía nada contra mí, pero como trabajadora del gimnasio tenía la obligación de “preguntar” -aunque ella no preguntó, sentenció-. La guinda del pastel fue que antes de irme a cambiar me dijo que no me bajase los calzoncillos en el gimnasio. Estaba obcecada con mi genitalidad, para ella era un problema que en el vestuario de hombres no hubiese tantos penes como cabezas.

¿Crees que visibilizar procesos como el tuyo puede ayudar a abrir el paradigma de hiperfeminización e hipermasculinización de los cuerpos trans y así evitar discriminación?

Tomemos como ejemplo el mundo cis, donde no hay transición, ni hormonas ni cirugías y donde también la gente sigue esos mismos paradigmas. Las posibilidades de orientaciones sexuales y de expresiones de género del mundo trans son las mismas que en el mundo cis: tanto mujeres muy femeninas y hombres muy machos como mujeres masculinas u hombres con pluma… ¡A mí me gusta travestirme! Y hay hombres trans que se depilan o mujeres trans que no lo hacen.

Hay personas que optan por visibilizarse como hombres y mujeres transexuales y otras que prefieren decir que son hombres o mujeres a secas. Si te expones como trans, estás dentro de una especie de zoo social donde, por ejemplo, la gente se siente con el derecho a preguntarte por tus genitales, algo que a nadie se le ocurriría preguntar a una persona cisgénero; es tan inapropiado como preguntar por tamaños…

Me parece que es completamente comprensible que haya quien lleve su tratamiento en privado. También me parece genial que haya quien incluso se atreve a hacer porno, mostrar otros cuerpos, otros mundos como el porno trans gay.

¿Qué planes de futuro tienes ahora que te estás reencontrando a ti mismo?

Estoy dedicado a mi tratamiento, para mí es importante que si me pongo a trabajar no me manden llevar una falda ni usen pronombres femeninos. Cuando buscaba curro había trabajos a los que no podía optar, como por ejemplo mozo de almacén, y otros con los que no me sentiría nada bien, como el de azafata. Pienso en estudiar y saborear la vida, que hasta hace poco era insípida y amarga. Me meteré con todo el papeleo necesario para poner mi nombre e identidad correctos en mis documentos, y el año que viene viajaré a Florida para realizarme la mastectomía con uno de los mejores cirujanos en este tipo de operaciones. Y así van pasando los días…

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