Tú nunca has sido negro
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Kako
Se ha vertido sobre una cama, un reloj de arena gigante
dos cuerpos han caído desnudos, el mío y el tuyo; esta vez yo delante
entre campos magnéticos opuestos,
pieles se estampan y quedan pegadas
se abren compuertas,
se yerguen serpientes,
brotan torrentes
tu glande afilado me embiste,
yo respondo a contragolpe
te advierto, cariño,
que el cuello de mi útero ha desaprendido
la salvia le ha mostrado
que aparte de acoger, también está hecho para embestir
y ahora es dragón viperino
dices que soy como una liberada de los años veinte,
para mí el transcurso de este instante en tu nuca es pura poesía
tú, galopas hacia mí con tus mejores galas y el mejor caballo,
yo te lo agradezco y me aburro
con la aguja que hace poco encontré
exploto las carrozas que me persiguen
hiero a los pájaros para ahuyentarlos,
cansino es su cantar y la maldita música de violines!
mientras sacudes la arena de tus calzones,
yo ya estoy atravesando a pie los extensos campos de trigo
camino y quemo la punta de la aguja con un mechero,
me gusta cuando se ve incandescente, lista para usarla de nuevo
este esqueleto mío ya no ama por carencia
es posible que no me entiendas, cariño
es normal,
tú nunca has sido negro