Retrospectiva de género en la escena Oi! de Euskal Herria

Retrospectiva de género en la escena Oi! de Euskal Herria

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11/04/2016

Andrea Garcés Galarreta

Cock Sparrer, Cockney Rejects, hasta los Blitz pasando por Camera Silens. Son decenas, cientos y miles los grupos que conforman la escena de musica Oi!, punk y del rock’n’roll más alternativo, la música más combativa que en los 80 cogió impulso con el fin de asestar algún golpe que otro a la vida obrera más dura, a la peripecia vital de la banlieue parisina, a todo lo que se oponía al orgullo y al honor de la working class londinense. Partiendo de una identidad predatoria, al más puro estilo de Appadurai, el subyugado a la Patronal y al sistema se tornó en fuerza de león (más tarde materializado en grupo musical contemporáneo de la escena parisina), en orgullo de clase: contra todo lo que oprimía bueno era esgrimir unos vinilos cerveza en mano, ataviado con unas botas, una camisa y la sonrisa nostálgica de los pogos bailados.

Pasaron los años y el integrante del movimiento punk y skinhead evolucionó a sujeto político colectivo, la escena se volvió testosterónica y paralelamente camaradas como yo empezaron a raparse la cabeza, desde la sombra, protegidas por el calor de la segunda fila, de la invisibilización, subyugadas no solo al capitalismo al igual que sus compañeros, sino al sistema heteropatriarcal, que hoy en día y tristemente, sigue de manifiesto aún en una escena que en más de una ocasión presume de ser paritaria.

Aún a día de hoy, camaradas y compañeras de la escena local (Euskal Herria) e internacional nos vemos estigmatizadas por la mirada incandescente del tipo de al lado, por la imposibilidad de ser carne de primera fila, un ser político visible tanto en el escenario como fuera de éste. Incomodadas por el sobón de los pogos… Coartadas por las letras de los himnos que entonamos con la voz desgarrada, donde se enaltece el comportamiento testosterónico a la par que a las mujeres se nos asigna el rol de objeto, donde con notoria frecuencia se nos impersonaliza bajo la premisa del Skinhead Love Affair.

Harta de pseudo-militantes que supuestamente combaten el fascismo y el neoliberalismo entre el olor a serrín, cerveza y lucha de festivales, conciertos o gradas y lo hacen bajo camisetas de Discipline cuyo cantante ha cometido feminicidios y demás abusos sexuales reiteradamente. Harta de letras de canciones que denuncian violaciones desde una perspectiva paternalista o incluso de propiedad, haciendo de la mujer una posesión violada y expoliada por algún hijo sano del patriarcado, por ende, cometido de nuestros compañeros “recuperar el control” .

Si la escena es lucha, las mujeres estamos doblemente en la brecha. Hagamos de nuestros vinilos, conciertos, festis, asambleas y militancia en general un arma de empoderamiento para recuperar la potestad que nos corresponde en la escena, y en esta nuestra forma de vida.

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