La dama en la oscuridad
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En su tumba no hay ninguna inscripción. Murió sola, arruinada y sin honores.
Según algunos, sin embargo, Amelia, habría dejado su huella escondida entre las páginas de sus textos, aguardando que el tiempo desvelara su identidad y le otorgara el lugar que no pudo disfrutar en vida. Amelia aún espera que caiga el velo que la oculta, pero unos pocos han comenzado a mirar tras de él.
Amelia Bassano Lanier nació en el seno de una familia judía de origen italiano y piel oscura. Muchos de sus parientes eran músicos de escena en la corte de Isabel I. Se crió, pues, entre canciones y versos, entre telones y actores.
Tras la muerte de su padre, fue dejada al cuidado de la Condesa Susan Bertie, hija de la Duquesa de Suffolk, una pionera en la defensa de la educación de las mujeres. Allí, Amelia, tuvo la oportunidad de leer las obras más importantes de la literatura. Estuvo con ellas hasta los trece años según algunas fuentes, hasta los dieciocho, según otras. Entonces se convirtió en la amante de Henry Carey, Lord Hudson, primo hermano de Isabel I y uno de los hombres más importantes de la escena teatral londinense.
A pesar de su juventud y la madurez de su amante, cuentan que vivió pomposamente bajo su amparo, recibiendo una buena paga y sobre todo estando en contacto con aquello que, según algunas fuentes, secretamente le apasionaba: el teatro.
Su estilo de vida se vio, sin embargo, súbitamente interrumpido cuando quedó embarazada de Henry y fue apartada de la corte para evitar escándalos. La casaron antes del parto con Alfonso Lanier, su primo hermano.
Desde que dejó la corte, su ahora marido se dedicó a malgastar su dinero y ella perdió el honor de ser llamada “dama” pero, cuentan que no renunció a su pasión secreta. Además, a los 42 años, logró ser la primera mujer en publicar un libro de poesía. Aún así, sus verdaderos logros (según algunas fuentes) continuaron en la oscuridad.
Después de la muerte de su marido, Amelia quiso hacer realidad otro de sus utópicos sueños: fundar una escuela. Durante dos años, el proyecto funcionó, a pesar de ser la primera mujer en Inglaterra en poseer y regentar un colegio. También alquiló una casa para alojar a los estudiantes, y las disputas con el propietario por el precio del alquiler la llevaron a ser arrestada dos veces. Los padres no querían llevar a sus hijos a una escuela regentada por una mujer que además había sufrido dos arrestos, y así fue como el último sueño de Amelia se desmoronó.
Amelia, que aún espera que caiga el velo que la oculta, es para algunos la Dama oscura de los sonetos de Shakespeare. Otros pocos creemos que es, en realidad, la Dama en la oscuridad. Nosotros la llamamos William Shakespeare.