Ligar en tiempos de ‘app’

Ligar en tiempos de ‘app’

"Los bares de ambiente están cerrando porque ya no se tienen como único sitio donde poder conocer gente". El experto en marketing digital Javier Rocamora nos habla de cómo las aplicaciones móviles han cambiado la concepción de las relaciones y de la comunidad LGTBI.

22/06/2016

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Convertirse en un espacio de relación en lugar de solo interacción es la asignatura pendiente de estas apps

¿Socializamos y ligamos de la misma manera que antes de la popularización de aplicaciones móviles para conocer a otras personas? La posibilidad de interactuar con gente LGTBI desde cualquier lugar y momento ha cambiado no solo la concepción de las relaciones, también la idea de comunidad y sus espacios.

Esta incidencia es objeto de análisis del experto en marketing digital Javier Rocamora. Tras haber publicado un artículo estudiando el auge estas apps, recientemente planteó estas inquietudes en un foro de la asociación Ultreia de Santiago de Compostela, entre usuarios fans de la geolocalización y particulares ludditas de la socialización digital.

Si entramos en la app más masificada, Grindr, se aprecia una infraestructura muy profesionalizada, hasta con espacio para vacantes de empleo…

Detras de Grindr tenemos una empresa. Es una start-up capaz de manejar miles de perfiles, con una infraestructura y servidores de vídeo e imagen adecuados. No solo es el caso de Grindr, es el de Wapo -anteriormente Bender-, Wapa -Brenda- o PlanetRomeo -Gay Romeo-, que tenía dos oficinas en Europa, y no solo se dedican a la parte de contactos, también venden ropa o juguetes sexuales y organizan fiestas temáticas de prácticas menos comunes.

Si tenemos empresas detrás de espacios digitales de encuentro, ¿estamos mercantilizando la manera de relacionarnos?

Gracias al desarrollo tecnológico hoy en día es posible tener relaciones sin perspectiva de cohabitación

Es una de las lecturas. Esa sensación de supermercado, de convertir a personas en objetos y pensar que como en una tienda 24h siempre vas a tener a alguien física o virtualmente, porque también hay herramientas para plantearse cibersexo con alguien que vive en otro país. Todo esto influye en la propia idea de querer o no formalizar una pareja e incluso en los términos que se establecen entre las personas implicadas.

Especialmente en las apps de la comunidad masculina se critica la preponderancia de encuentros sexuales sobre otro tipo de relaciones afectivas o de camaradería.

Son apps muy entradas en sexo, el conocer a alguien y profundizar suele ir después. Están concebidas como espacios de interacción más que como de relación, como podría ser Facebook. Tienes a tus colegas en Facebook y les hablas por esa red, no si te los encuentras en Grindr. Tal vez esta reflexión sea uno de los puntos pendientes de estas apps, si bien se les está intentando dar un giro más relacional. Algo así quiso ser en su momento, con el boom de los portales en 2005, la web chueca.com, pero fracasó en este intento, tal vez por la aparición de Facebook, precisamente.

En este sentido, llama la atención la cantidad de fotos de perfil sin rostros que vemos en España, por mucho que tengamos los derechos LGTB relativamente asegurados, y que por ejemplo en Londres el 80% de las personas suelan colgar fotos de caras en las que sí se se les reconozca.

¿Una app ha cambiado nuestra manera de concebir relaciones afectivas?

Ha abierto el abanico de posibilidades junto con otras herramientas. La tecnología nos ha influenciado en nuestra forma de hacer lazos. El 75% de parejas gay estadounidenses habían tenido su primer contacto a través de la red, y no solo es el paso introductorio, ahora es posible tener relaciones sin perspectiva de cohabitación con personas que viven en diferentes países. Con la masificación de las apps están cerrando bares y otros espacios donde hacer comunidad LGTBIConozco una pareja entre Madrid y Londres: se ven todos los días por Skype, ven películas juntos… Hasta la popularización de vuelos de bajo coste les permite verse una vez al mes. Esto era algo impensable hace solo diez años.

Ha cambiado el cómo nos relacionamos, ¿también el dónde? ¿Qué lugar ocupan los espacios comunes si estamos todxs en la gran plaza digital?

Hemos logrado ampliar la capacidad de acceso a la comunidad LGTB… Virtual. Los bares de ambiente están cerrando porque ya no se tienen como único sitio donde poder conocer gente. Por otra parte, los barrios LGTB se están abriendo, ya no solo son bares, ahora hay otras alternativas de ocio y encuentro como tiendas o restaurantes.

Ganamos en esa capacidad de acceso pero considero que perdemos la sensación de pertenecer a una comunidad que te acoge, especialmente en el momento de salir del armario. Ibas cargado de miedo y gracias a la existencia de un espacio físico tenías ese ritual de pertenencia y normalidad. Al desaparecer progresivamente estos sitios de encuentro perdemos esa importante función de acogida por parte de una comunidad, tan necesaria en el desarrollo de un proceso identitario.


Para saber más:

Parodias sobre la comunidad virtual de las apps LGTB:

-Vídeo: Cómo sería Grindr en la vida real

-Capturas de la app Grindr: Grindr sorpresa

-Capturas de la app Brenda (actualmente Wapa): La Rendición de Bre(n)da

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