(Las) ‘Cazafantasmas’. Las científicas salvan al mundo, aunque el mundo apenas se entere

(Las) ‘Cazafantasmas’. Las científicas salvan al mundo, aunque el mundo apenas se entere

El divertido remake de 'Cazafantasmas' supone una conquista importante sobre los roles de las mujeres en el cine, aunque aún queda mucho para eliminar las representaciones patriarcales de la gran pantalla

‘Cazafantasmas’, el remake de los clásicos de los 80, ha sido una de las películas más destacables de la cartelera estival. Como cualquier nueva versión de películas que marcaron infancias, no ha estado exenta de cierta polémica. En este caso, además de las posibles razones cinematográficas, parte del público se llevaba las manos a la cabeza porque las protagonistas eran mujeres, una de ellas negras y, encima, ¡no todas estaban buenas!

Esta reacción recuerda al movimiento que surgió en la red contra el estreno de ‘Mad Max. Fury Road’ bajo el explícito eslogan ‘¿Eres machista? ¡Boicotea Mad Max: Furia en la carretera’! Todas estas posiciones de la caverna indican, más allá del cabreo misógino, que definitivamente algo ha cambiado en la representación de los personajes femeninos en el cine. Y estos cambios, rupturas y transformaciones ya no se limitan a películas que están fuera del sistema de distribución mayoritario o a películas “de mujeres y para mujeres”. Está claro que se ha tocado alguna tecla que molesta y duele. Porque una cosa es que las mujeres nos dediquemos en nuestras cuevas y grupúsculos a ver películas que casi nadie ve y, otra, que las mujeres asuman roles de acción, y sobre todo de poder, en películas dirigidas a un público familiar y mayoritario.

Las cazafantasmas son científicas, son físicas cuánticas, ingenieras e incluso taquilleras de metro. Son capaces con su inteligencia y su agencia de salvar a la humanidad. También son chicas brutas que hablan de marranadas y tienen un secretario, Kevin (fantástico Chris Hemsworth), a quien contratan porque es guapo. El estereotipo de la secretaria lista y tonta aplicado a los hombres funciona y hace reír, ya que Kevin protagoniza alguna de las secuencias más ocurrentes.

Se trata de una película muy divertida -con momentos hilarantes como el logo de las Cazafantasmas con tetas-, que se nutre del buen hacer de sus actrices protagonistas: Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon, Leslie Jones; todas ellas cómicas que crean nuevos modelos de referencia. Emociona, y mucho, la imagen de las niñas que esperan a Kristen Wiig en el estreno estadounidense de la película, y el cameo final de Sigourney Weaver, actriz en la primeras ‘Cazafantasmas’ (1984, 1989)como mentora. Pura genealogía.

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Ahora bien, ¿es suficiente con tener más protagonistas femeninas en roles de acción? Evidentemente no. Ante las representaciones patriarcales hegemónicas, aceptamos con entusiasmo cualquier paso. El protagonismo femenino es una conquista más que relevante, y unas primeras personajes femeninas que no se centren únicamente en el sufrimiento y en la lucha contra vulneraciones de los derechos humanos más básicos abre el espectro de las representaciones en el cine de una forma evidente, aunque todavía sea insuficiente.

Tiene razón Elisa MacCausland cuando afirma que la película puede erigirse en “producto de consumo ligero, incluso sentimental” y que no cuestiona las estructuras heteropatriarcales. Conforme. Pero, ¿todas las películas necesariamente tienen que hacerlo? ¿Debemos pedir más claves de las que ofrece (las) ‘Cazafantasmas’ para combatir el sexismo? Otra pregunta de difícil respuesta. Es muy tentador responder afirmativamente. Queremos ver el vaso lleno, a rebosar, que las Cazafantasmas con sus armas mega sofisticadas destruyan también el patriarcado. Porque patriarcado también hay en la película.

Uno de los grandes peros a (las) ‘Cazafantasmas’ es que, a diferencia de la primera película, su gesta se mantiene en secreto. No hay paseo final, ni vítores, ni reconocimiento. Únicamente un agradecimiento silencioso y oculto por parte de la ciudad que han salvado. Y es que incluso a las más reputadas científicas se les domestica el prestigio…
No se trata de conformarse con ver científicas en las pantallas, se trata de considerarlas como un paso más, aunque el camino está claro que va a ser muy largo.

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