María del Vigo

Portada y contraportada de ‘Muérte, ya!’

Muérete ya!, proyecto piloto de la editorial Cabeza de Muerto, no es una novela negra cualquiera. Noe Loizaga ha creado un universo no tan lejano de tres mujeres que pasan de víctimas a victimarias casi por casualidad. La novela sorprende, más allá de la propia narrativa, porque ellas llevan el peso de la historia y todos los hombres que aparecen son personajes secundarios. Aunque el estilo de la escritura invita a ello, de momento no hay versión cinematográfica de la obra pero, si se filmara -¿por qué no?-, ésta superaría holgadamente el test de Bechdel.

Max, Irene y Rosi, de diferentes mundos y clases sociales, con personalidades, intereses y cualidades absolutamente dispares, coinciden por azar en un mismo espacio tiempo y descubren que tienen en común una cosa: ser víctimas de inercias patriarcales que las utilizan, chantajean y ningunean. Los hombres de este universo también tienen un nexo común: el letal pecado de infravalorarlas.

Con Muérete ya!, Loizaga lleva al extremo sentimientos de humillación que son más que habituales en la piel de las mujeres. Más exacerbada es aún la reacción de las tres protagonistas.

Esta entretenida novela -“de género negro con toques de humor y decididamente feminista”, como explica la autora en el crowdfunding que ha lanzado para editarlo en papel- es recomendable sobre todo por las reflexiones que asaltan los pensamientos de la lectora en el mismo instante en que lo termina. Sirve para poner a prueba cuán interiorizados tenemos los roles  tradicionalmente asignados a hombres y mujeres; para comprender que una persona sólo puede ser víctima cuando deja que el dolor pese más que el espíritu de supervivencia: cuando le concede al agresor el poder de dañar.

Las tres anti heroínas de Muérete ya! tienen el instinto de querer rebelarse pero sólo cuando se encuentran son capaces de hacerlo. Sororidad extrema, podríamos llamarlo. Un ejemplo -tal vez un pelín más radical de la cuenta- de que ese comadreo –por no escribir compadreo- entre mujeres es, muchas veces en la vida real, cuestión de supervivencia. El aislamiento social es la derrota.

Tal vez porque en esa complicidad y cooperación entre mujeres está el quid de la cuestión, resulte que comadreo signifique cotilleo y que la palabra sororidad -según la RAE- ni siquiera exista.

La novela es parte de un proyecto mayor que persigue una cultura libre y asequible. Por ello, el texto de la novela está disponible sin coste en internet. Pero la autora y Cabeza de Muerto están preparado una edición física que complementa el texto y enriquece la experiencia de Muérete ya! con ilustraciones exclusivas, un disco con música inspirada en la historia y un estilo pulp.