Masoquismo ¿en solitario?
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Luna Zapata
A algunas personas el dolor nos da placer. A mí me gusta porque me hace sentir al máximo. Porque me obliga a concentrarme solo en eso y vivir en ese momento y sentir mi cuerpo, sin estar en otra parte ni pensar en nada más.
Por eso a mí me gusta sentir dolor cuando estoy teniendo relaciones sexuales. Porque el dolor hace que el placer del sexo se intensifique y me hace disfrutar de la experiencia con mucha mayor intensidad. El dolor le permite a mi cuerpo sentir más y mejor.
Aunque el sadomasoquismo no sea, al menos de momento, una práctica sexual demasiado extendida, está empezando a respetarse y más gente respeta a las personas que lo practican. Se excusa porque a cada persona le gusta una cosa en la cama. Se excusa por la libertad sexual. Y eso es maravilloso, pero ¿qué ocurre cuando lo que quiero es sentir más pero no en un contexto sexual? ¿Qué pasa si disfruto con el dolor de vez en cuando, yo sola en mi habitación, o en el baño en medio de una fiesta, o antes de ir a clase?
Entonces la práctica masoquista cambia su nombre por la autolesión. Y lo que habíamos empezado a aceptar como parte de un proceso de liberación sexual vuelve a encasillarse en lo “raro”, lo “enfermo”, dentro de una sociedad que todavía patologiza a las personas cuyas mentes funcionan de manera diferente. ¿Dónde está la línea entre una práctica sexual y un síntoma de “enfermedad mental”? Lo que consiguió salir de ese encasillamiento al estar unido con las prácticas sexuales vuelve a él cuando se desvincula de estas. Y no es que la gente que practica el sadomasoquismo esté enferma, pero es que la gente que se autolesiona a lo mejor tampoco, si lo hace, al igual que el SM, de forma consciente y segura.
Si me gusta el masoquismo cuando tengo sexo con otras personas, ¿qué diferencia la autolesión por placer de la masturbación –entendiendo esta como tener sexo conmigo misma– cuando estoy sola? En un contexto en el que afortunadamente las formas de tener sexo se van abriendo cada vez más y no se limitan al coito, ¿por qué seguir patologizando las mismas prácticas cuando estas se realizan en solitario y no en grupo o en pareja? La liberación sexual y la despatologización de muchas prácticas sexuales van estrechamente unidas con la despatologización de las mal llamadas “enfermedades” mentales, con la aceptación de que cada mente funciona de una manera y de que no hay algo “normal” y algo “enfermo”, sino simplemente una gama de cosas distintas.
Soy consciente de que es difícil introducir esto en una sociedad que todavía se está haciendo a la idea de que el sadomasoquismo puede ser una práctica sexual aceptable. Pero, por difícil que sea, hay personas que necesitamos que se entienda ya.