“¿Sigue siendo relevante el feminismo?”

“¿Sigue siendo relevante el feminismo?”

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18/02/2017

Alba Ortega

“¿Sigue siendo relevante el feminismo?”. Esta es la pregunta que se planteaba para el debate que tuvo lugar hace unos días en la Escuela de Negocios de Copenhague en Dinamarca. Para promocionar el evento, uno de los panelistas –Simon Lindkær, presidente del Comité Político de la Juventud de Izquierda– publicó la siguiente foto con el correspondiente texto: 

“Aunque reconozco la importancia de la igualdad de género, creo que el movimiento feminista danés no se ha concentrado en problemas reales, especialmente en lo que respecta a la inmigración. Por el contrario, el enfoque ha sido erróneamente en el norte de Europa durante décadas”.

Cartel de la conferencia danesa en el que aparece una mujer musulmana con un burka y una tirita en la boca

De esta campaña podemos extraer dos grandes suposiciones. En primer lugar, todas las mujeres musulmanas viven bajo opresión –enfatizada y dramatizada a través del burka y la tirita que le tapa la boca– y en segundo lugar, cualquier otro tipo de opresión es ignorada y socavada. Podríamos argumentar que el cartel en sí es incluso más opresivo.

En respuesta a la primera suposición, hay muchas interpretaciones y maneras de entender el islamismo: ciertamente, una realidad es que muchas mujeres se topan con la imposición de llevar velo; pero muchas otras, por decisión y voluntad personal, quieren llevarlo. Pero parece que cada vez que vemos a una mujer con un velo la apuntamos desde nuestro juicio, ignorando su contexto y razones, considerándola oprimida y sumisa. Este enfoque dramatizado y esta manera de dirigirse a las mujeres diciéndoles qué es aquello que deben considerar opresión no ha conseguido superar ni el paternalismo ni el orientalismo incrustado en la cultura occidental. La forma en que Occidente mira a los países y al pueblo de Oriente Medio es a través de unas lentes que distorsionan la realidad de esos lugares y personas convirtiendo a todo hombre en terrorista y a toda mujer musulmana en ser sumiso desposeído de empoderamiento. Los acontecimientos que tuvieron lugar en Niza, Francia, durante el verano son un ejemplo importante de ello, cuando dos policías franceses obligaron a una mujer de musulmana que estaba sentada en la playa con el hijab a quitárselo.

Yendo un paso más allá, parece que el mensaje implícito en el poster no difiere demasiado de las afirmaciones que hizo Lord Cromer, cónsul general británico en Egipto a finales del siglo XIX. Quien famosamente justificó la colonización británica bajo el pretexto de “sacar” a las mujeres egipcias de debajo de sus velos. Lord Cromer era conocido en Inglaterra como el fundador y primer presidente de la Sociedad de Hombres Opuestos al Sufragio de la Mujer, mientras que en Egipto era defensor de la importancia de la “liberación” de la mujer. Bajo su perspectiva, el velo no representaba una amenaza a la dominación masculina o el “patriarcado” –dado que Lord Cromer defendía el patriarcado y el dominio masculino en la Inglaterra Victoriana–. Contrariamente, el velo era un emblema visible del Islam, el cual Cromer identificaba con el atraso, subdesarrollo e inferioridad.

Esto sitúa en el epicentro de la supuesta lucha por la igualdad de género a las “pobres” mujeres musulmanas oprimidas por una cultura muy patriarcal en los países árabes. Haciéndolo desde un paternalismo inerte y sin reconocer que hay muchas cuestiones de género que deben abordarse en Europa e incluso en el Norte de Europa; rechazando que hay una brecha de género, patriarcado y sexismo en nuestro propio jardín. Antes del debate me preguntaba si se hablaría de cómo Dinamarca ha caído en términos de igualdad de género del puesto 5 al 14 en 2014, según el Informe de la Brecha Global de Género. Me preguntaba si el debate abordaría el hecho de que en Dinamarca siguen habiendo muchos casos en los que el sueldo de las mujeres es inferior al de los hombres, lo cual implica tener una prestación por desempleo y una pensión de jubilación más baja. Me preguntaba si se abordaría el hecho de que sigue existiendo el acoso y los ataques sexistas. O bien, si todo el debate se reduciría a hablar de cuan oprimidas están las mujeres musulmanas con velo y como “debemos salvarlas”.

En segundo lugar, la imagen del poster asume que todo lo que no implique llevar velo y ser musulmana saltará fuera de la categoría “opresión”. El patriarcado es un conglomerado que opera mucho más allá de un hijab, construyendo sólidos roles de género y castigando a quienes salen de la etiqueta social y políticamente establecida.

Como mujeres, nos encontraremos con que muchas veces ganaremos menos dinero por el mismo trabajo que nuestros compañeros, en ocasiones seremos culpadas por ser agredidas sexualmente si nos vestimos de manera “provocativa”, probablemente habremos experimentado lo que es caminar con miedo por la calle de camino a casa de noche noche, temeremos que una de esas noches pueda ocurrir una violación, tendremos que ver cómo gente incompetente en instituciones gubernamentales restringe libertades respecto al aborto y luchar constantemente por el derecho a escoger si queremos abortar, se nos llamará putas si nuestra actividad sexual es más intensa de lo que debería, algunas estaremos obligadas a criar a nuestros hijos/as al mismo tiempo que lo conciliamos con un trabajo, se esperará de nosotras que dejemos de lado nuestra carrera profesional a fin de cuidar a la familia.

Despreciando este poderoso conglomerado de roles de género que opera dentro de la etiqueta de opresión y reduciendo el feminismo a “luchar contra el hijab” en todas sus formas, fracasaremos en abordar el feminismo de manera transversal y caeremos en el paternalismo contra el que luchamos. Entendiendo que el patriarcado se extiende de manera global manifestándose en grados y formas distintas, no podemos socavar la lucha por la equidad y crear una jerarquía de prioridades que elimine de la agenda feminista cuestiones de género como el feminicidio en países europeos, con el pretexto de que en otros países las mujeres están más oprimidas, así que “centrémonos en problemas reales”.

*Traducción del texto de la imagen: “Queridas Redstockings: ¡esto es verdadera opresión, centraros en las verdaderas cuestiones de igualdad de género!”

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