Trainspotting 2: masculinidades a la deriva

Trainspotting 2: masculinidades a la deriva

La historia de esos jóvenes escoceses que consagraron su vida a la heroína nos fascinó a quienes fuimos adolescentes en los noventa. ¿Qué podemos esperar de la segunda parte?


Si en el año 1996 tenías entre 15 y 25 años y viste la película ‘Trainspotting’, de Danny Boyle, seguro que la recuerdas. Probablemente fuera una de tus pelis preferidas, para preocupación de tus padres. La historia de Mark Renton, Sick Boy, Spud, Tommy y Frank Begbie, un grupo de jóvenes que eligen consagrar su vida a la heroína, impactó sobremanera por su crudeza, por su novedosa forma narrativa y por su potente banda sonora. Caímos rendidas entre la admiración y el pavor a esa estética yonki tan épica.

Veinte años después, ¿qué nos puede ofrecer la continuación de la historia? ¿Qué ha sido de Renton, Sick Boy, Spud y Begbie? Es importante ir a la sala de cine sin ninguna expectativa , sin esperar un relato complaciente que se regodee en la nostalgia.

En una de las míticas secuencias de la serie ‘Mad Men’, Don Draper presenta el producto Carrusel para Kodak, y habla de lo importante que es crear un anhelo para vender un producto. Y de una relación más profunda que tiene que ver con la nostalgia, que define como algo delicado, pero muy intenso. La nostalgia tiene que ver con el dolor de las viejas heridas y con una sensación más potente que el viejo recuerdo. Al ver la secuencia final de ‘Trainspotting 2’, descubrimos que la nostalgia también es inmisericorde.

Películas generacionales protagonizadas por hombres


Como película generacional de los 90 y como la mayoría de las cintas dirigidas a jóvenes, ‘Trainspotting’ es masculina y androcéntrica. Los protagonistas del relato son ellos. Ellos son los que eligen no elegir la vida, los que no quieren una piba porque es un agobio, los que marcan el punto de vista. Los personajes femeninos son sufrientes madres o novias que te destrozan la vida con una importancia más tangencial en el relato. ¡Ojo! que no copen tanto metraje como los personajes masculinos no implica necesariamente que el personaje sea plano o menos rico. Sí claro, estamos hablando de Diane.

Sigue este mismo planteamiento androcéntrico ‘Historias del Kronen’ -nuestra ‘Trainspotting’ patria-, la moralizante adaptación de la novela de José Ángel Mañas que rodara en el año 1995 Montxo Armendáriz. Las chicas beben, se drogan y follan mucho pero no se cuelgan del puente de la M-30, sino que estudian oposiciones.

Trainspoitting 2. Masculinidades a la deriva

(A partir de aquí ojo con los spoilers)

Como afirmaba Diane en la primera película, los protagonistas no van a ser siempre jóvenes. Además, el mundo y las drogas están cambiando. Y tanto.

Tampoco es de extrañar que la vida no haya sido especialmente generosa con Mark Renton Sick Boy, Spud y Begbie. Anegado de deudas pendientes, Mark regresa a Edimburgo y el panorama es bastante desolador. Anclados en un pasado que saben no va a volver pero que intentan rememorar, todos han fracasado en sus proyectos. No han sido ni parejas ni padres responsables, y se agarran a una amistad que aún sienten y que aparentemente es lo único que les queda.

El concepto de amistad que tienen los protagonistas se basa en unos códigos en los que se soportan y se asumen todos los actos por muy terribles que sean, sobre todo en la primera película. Al mismo tiempo, la traición tiene cabida en cuanto se presenta como posibilidad.

¿Qué les queda entonces a estos hombres que se han asomado a los 40 y sólo huelen el fracaso? Poco o nada. Boyle no da tregua a sus personajes. No es casual que se cuestione su virilidad, que el proxenetismo sea su única salida laboral. Tampoco podemos pasar por alto que los únicos personajes que no estén condenados sean los femeninos. Diane se ha convertido en una exitosa abogada un pelín celosa todavía de Mark, que desde el principio eligió la vida. Verónika, la gran revelación de ‘Trainspoiting 2’ -personaje con ciertas reminiscencias de la Berta de ‘Deprisa, deprisa’ (Carlos Saura, 1981)- es una mujer que no está dispuesta a seguir la deriva de los hombres que la rodean.

Cinematográficamente, la segunda parte ya no nos sorprende como la primera, pero Boyle sigue apostando por un ritmo trepidante, una banda sonora excelente, un gusto por los bares y discotecas nocturnas y ciertos riesgos visuales que ayudan a que nos siga haciendo vibrar.

‘Trainspoiting 2’ muestra unas masculinidades caducas, consientes de su desintegración y de su devenir inútil. Toda una sorpresa que posibilita una lectura rica y llena de matices: ¿nos encontramos ante el definitivo ocaso de la masculinidad tradicional?

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