13 Reasons why y el feminismo

13 Reasons why y el feminismo

Igual que si hablamos de mobbing estamos denunciando las formas violentas y las relaciones de poder del mundo laboral; el concepto bullying no deja de señalar a la institución del instituto como una pura fábrica de violencia patriarcal.

16/06/2017

Júlia S. Cid y Sofia E. Santonja

En este escrito analizaremos las aportaciones que hace 13 reasons why al pensamiento y al debate colectivo sobre la violencia en instituciones educativas y desmentiremos que esta serie invisibilice la violencia machista bajo el término bullying, una idea que han recorrido algunos análisis feministas de la serie.

Primero, debemos marcar la diferencia entre el discurso que la ficción de la serie crea y el discurso que sus creadorxs, lxs periodistas, etc. generan a partir de esta. Que estos últimos hayan hecho declaraciones sobre 13 reasons why hablando exclusivamente de bullying y evitando señalar el machismo como fuente básica de violencia para los personajes no significa que la serie haga lo mismo. De hecho, a la hora de analizar 13 reasons why desde el feminismo y etiquetarla como “feminista” o “no feminista” es importante ser conscientes de que los códigos comunicativos de la ficción son diferentes que los de la opinión. Porque en una ficción los mensajes ideológicos no siempre se transmiten de forma explícita, sino a través del subtexto y de forma algo más compleja (por ejemplo, a través de lo que los personajes hacen y no tanto a través de lo que dicen). En una ficción, y concretamente en 13 reasons why, no aparece en ningún momento el término machista, ni patriarcado, ni mucho menos feminismo. Los personajes de la serie no hablan en estos términos porque son personajes insertos en la “normalidad”, una normalidad que la serie retrata como terriblemente violenta.

Y esta violencia, aunque los personajes no la señalen como machista, en la serie queda claro que se dirige a Hannah por el hecho de ser mujer, y por tanto, no deja de estar retratada como una violencia patriarcal. Veamos algunos ejemplos. Hannah no dice que el hecho de que Alex haya puesto su nombre en una lista al mejor culo sea machista, sin embargo sí le deja claro a Clay que eso es algo que solo podrían hacer los chicos a las chicas y que él, por ser un hombre (cis), no tiene ni idea de lo que significa que su nombre esté allí. Hannah no dice que sea machista que todos la traten de puta tras haberse dado un beso con Justin, pero la serie deja claro que no habría pasado lo mismo de haber estado los roles de género invertidos. El personaje de Courtney no denuncia a los demás por homófobos al haber sido rechazada por ser sus padres gays y al saber que la rechazarán si ella se declara como bollera, pero deja claro que si los demás se meten con ella es precisamente porque sus padres son gays y ella bollera. En definitiva, que los personajes no usen los conceptos del feminismo no significa en ningún caso que la serie esté dejando de denunciar la violencia machista que estos sufren o ejercen.

Centrándonos ya en el discurso que transmite la serie, empecemos con una definición básica. ¿Qué es el bullying? Esta palabra es un anglicismo que se traduce en castellano como acoso escolar y se define como toda forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce en un contexto escolar, de forma reiterada, sistemática y a lo largo del tiempo. Sucede que hay una o varias personas acosadas que son machacadas diariamente por sus acosadores con la complicidad de lxs silenciosxs.

La trama transcurre en el contexto del instituto estadounidense en el que la protagonista, Hannah Baker, sufre bullying. El instituto es ese gran complejo de preparación para la vida adulta y el mundo laboral. Ese gran momento en que pasamos de la categoría niñx a la categoría adolescente. La adolescencia y el instituto forman un cóctel armónico de entrenamiento intensivo para el mundo “real”, a la normalidad. Es ese momento en el que aprendes más firmemente cuál es tu lugar en el mundo, lo que vales como persona, como consumidora, como productora/reproductora… En palabras de Preciado en Un colegio para Alan (él habla de colegio, pero podemos trasladarlo literalmente al instituto):

“El colegio es un campo de batalla al que los niñxs son enviadxs con su cuerpo blando y su futuro en blanco como únicos armamentos, un teatro de operaciones en el que se libra una guerra entre el pasado y la esperanza. El colegio es una fábrica de machitos y de maricas, de guapas y de gordas, de listos y de tarados. El colegio es el primer frente de la guerra civil: el lugar en el que se aprende a decir nosotros no somos como ellas. El lugar en el que se marca a los vencedores y a los vencidos con un signo que se acaba pareciendo a un rostro. El colegio es un ring en el que la sangre se confunde con la tinta y en el que se recompensa al que sabe hacerlas correr. Qué importa los idiomas que se enseñen allí si la única lengua que se habla es la violencia secreta y sorda de la norma”.

Por tanto, el bullying es el ensayo, la preparación de lxs jóvenes para el mundo adulto, es la reproducción de lo que ven en sus casas, en la calle, en los medios… El bullying es la materialización en los colegios e institutos de las dinámicas de opresión y violencias que existen en todas partes. Las nuevas generaciones aprenden, y se posicionan en el mundo.

Llegadas a este punto nos preguntamos ¿qué violencias sufre Hannah en este acoso sistemático? ¿Por qué las sufre y cómo le atraviesan? ¿Se está invisibilizando la violencia machista que Hannah sufre tras el término bullying?

Veámoslo. Hannah sufre constantemente violencia machista, y el resto de mujeres de la serie también. Lo que diferencia el caso de Hannah es que ella sufre esta violencia machista de una manera sistemática y persecutoria en un contexto concreto (el instituto), cotidiano/constante y por un grupo más o menos concreto (con la complicidad de quien ve y calla). El caso de Hannah es diferente al del resto de sus compañeras mujeres en tanto ella es el blanco de las críticas y agresiones de todo el resto. Por esta violencia ejercida colectivamente contra ella la protagonista es aislada, sus amigxs la abandonan y la humillan. Hannah no solo sufre violencia machista, Hannah sufre esta violencia a través del bullying.

¿Se supone que este término invisibiliza que lo que sufre Hannah es violencia machista? ¡Cuidado! No vaya a ser que visibilizando la violencia machista estemos invisibilizando que la sufre de una forma específica: a través del bullying. El bullying es un método, una manera de ejercer violencias que se da un contexto concreto: el instituto o el colegio, y que es motivado y alimentado por sistemas de opresión como la gordofobia, el racismo, la transfobia, la lesbofobia, el capacitismo, el clasismo… Una cosa no anula la otra. Las opresiones que se utilizan para aplastar a la “víctima” son el contenido, y el bullying es el recipiente/canal. Pero este canal no és baladí, puesto que también es importante para generar discurso. Igual que si hablamos de mobbing estamos denunciando las formas violentas y las relaciones de poder del mundo laboral; el concepto bullying no deja de señalar a la institución del instituto como una pura fábrica de violencia patriarcal.

Llegados a este punto hace falta aclarar que el término bullying puede ser utilizado para invisibilizar estas violencias y desviar el foco para despolitizar lo sucedido. Vemos estas estrategias discursivas puestas en práctica también con el término “feminismo” edulcorado por multinacionales de ropa, políticos y medios de comunicación. El poder y sus cómplices… sabemos que el sistema lo engulle todo para desactivarlo y vendérnoslo. Por este motivo no rechazamos el término bullying, sino que nos lo apropiamos, lo politizamos y lo radicalizamos. Radicalizar… es decir, que nuestra mirada va a la raíz, porque solo desde la raíz podemos cortar con cualquier tipo de opresión y violencia.

Las importantes aportaciones que destacamos de esta serie son las siguientes:

A pesar de que el protagonista principal, Clay, no deja de ser un hombre blanco, hetero, clase media, etc. (aunque hay que señalar que ha sufrido acoso por expresar una masculinidad poco hegemónica y ser leído como gay), en todo momento se está escuchando la voz de Hannah, quien ha sido silenciada durante tanto tiempo en vida. Su dolor, su experiencia, sus razones, son el centro. Ella tiene agencia. Sufre, se siente sola, pide ayuda, la busca, la decepcionan una y otra vez, y cuando no encuentra más herramientas porque su entorno la está machacando decide contar su historia antes de acabar con su vida. Hannah no se queda en silencio, aúlla dolor, traza un plan y así lo muestra.

La voz de Hannah es cuestionada constantemente por aquellas personas que ella señala que han sido causantes de su muerte de alguna manera. El discurso de la serie, los diálogos, nos plantean en algunos momentos si Hannah dice la verdad o si es una exagerada dramática, como dicen sus acosadores. Pero esta duda se disipa. Un importante aliado de Hannah y personaje pilar en la serie, Tonny (por cierto, latino y gay), no duda en respetar “la verdad de Hannah”. Queda claro en el discurso de la serie que Hannah habla de lo que sintió y esto no se le puede cuestionar, Hannah no solo hablaba de hechos, sino que habla de cómo le atravesaron. La serie te conduce a la empatía con ella, no caben más cuestionamientos. También te da la oportunidad de empatizar con algunos acosadores porque te muestran sus realidades y comprendes sus contextos de opresión. Pero empatizar y comprender es diferente a justificar. Como espectadoras podemos comprender por qué hicieron lo que hicieron, podemos empatizar y sentirnos reflejadas como cómplices (que muchas hemos sido activa o pasivamente ante situaciones similares), pero esto no tiene por qué implicar justificarlos y quitarles la responsabilidad. Más allá de la ficción, es trabajo de lxs espectadorxs ejercitar esta mirada y comprender la diferencia.

Plantea la complejidad de la responsabilidad individual en una situación de violencia y no establece una dicotomía simplista de quién es malo/bueno. Queda claro que todos hicieron algo, algunos más conscientemente que otros, unos ejercieron violencia desde una relación de poder mayor que otros. No cabe duda de que todos lo hicieron, pero cada caso tiene una responsabilidad y un contexto diferente. Algunos personajes tienen cuotas de poder muy altas y ejercen violencia con impunidad, otros participan del bullying pero al mismo tiempo también sufren violencia. Otros ni siquiera ejercen violencia sobre ella (como sus padres o Clay), simplemente están tan jodidos por la normalidad que, a pesar de quererla, la incomunicación acaba fagocitando cualquier posibilidad de alianza y abocando a Hannah hacia una de las grandes razones de su suicidio: la soledad. 

Otro factor importantísimo de esta serie es que muestra la importancia, la carga que tienen actos que normalmente se minimizan. Los cuchicheos, las miradas, una pintada en el baño, un chiste, una lista jerarquizando a las chicas de clase según su físico, el silencio, comer sola… un día, el siguiente, y el otro… todo esto es violencia. Todo esto mató a Hannah Baker. Todo esto es lo que ella explica y que a través de su narración entiendes que hace daño, porque lo ves a través de sus ojos, los de la agredida, y no los de sus agresores, como hace la mayor parte de productos cine/literatura/etc. Normalmente la ficción producida por capital en manos de ricos e industrias del sistema nos llevan a empatizar con el poder. Oímos, entendemos, justificamos a los vencedores y se convierten en nuestros referentes, en la verdad. Pero aquí se escucha la voz de la exagerada, la débil, la puta, la follable… la despreciada, violada, insultada, ridiculizada, abandonada, silenciada…

Analizando concretamente las dos violaciones de la serie, vemos importante destacar que el violador (un hombre blanco rico que goza de prestigio en el instituto) es del entorno, un conocido, amigo y/o compañero de todxs. En esta serie no es posible empatizar con él, justificarlo ni creer en esa presunta inocencia. En esta serie empatizas con las agredidas y se ve el despotismo y superioridad con los que él se mueve en el mundo, ostentando todos sus privilegios.

Pero la aportación que consideramos más relevante de la serie en torno a los casos de agresión sexual es su posicionamiento respecto al consentimiento de las agredidas. Escuchamos miles de veces en los medios, en los juzgados, en nuestro entorno que si la agredida no dice “no” en palabras, quiere decir que sí y por tanto, hay consentimiento. La serie, sin embargo, se sitúa en el lado de las reivindicaciones feministas que complejizan esta dicotomía: Hannah no dice literalmente que “no”, y sin embargo, queda claro que fue violada por Bryce. La serie explica cómo se sintió Hannah, cómo la violencia patriarcal actúa en nuestros cuerpos para que, ante una situación de agresión sexual, nos quedemos paralizadas y no podamos expresar nuestra voluntad. Y cómo el mismo sistema que nos impide actuar en estas situaciones, después nos responsabiliza de ellas, y aquí viene la última razón de la muerte de Hannah: la del consejero del instituto (figura del “psicopedagogo”) que desoye la denuncia de agresión de Hannah y la responsabiliza de su propia violación. ¿No es esto una relevante aportación al imaginario que circulan en los medios de comunicación de masas sobre la violación como algo siempre de un “otro” monstruoso? ¿No es relevante retratar la violación como una práctica habitual de la normalidad patriarcal, que se da en el corazón mismo de los institutos, de los grupos de amigos y de las familias?

A modo de conclusión:

¿Quién está hablando de 13 reasons why? ¿Desde dónde se está hablando de ella? ¿Significa lo mismo esta serie para lxs que han/hemos sufrido violencia en el instituto y para aquellxs que no? ¿Alguien le ha preguntado a lxs adolescentes sobre ella?

Tememos que algunos discursos que han surgido desde el feminismo criticando 13 reasons why estén obviando que es una serie para adolescentes (entre otros públicos) que visibiliza de forma compleja las múltiples violencias que estos pueden estar sufriendo o ejerciendo en el instituto. Nos encontramos ante una ficción que puede ser una herramienta muy útil para la toma de consciencia de muchxs: puede ser la aliada de personas que sufren violencia en soledad y silencio, puede significar el despertar del silencio para los cómplices, puede ser el espejo para que muchxs agresores se vean a ellos mismos como tal… 

Para lxs que ya superamos el instituto, para lxs que sobrevivimos a él, 13 reasons why significa el retorno a la rabia, a la soledad, a la tristeza… Pero se trata de un retorno desde otro lugar, porque al fin la violencia que vivimos en silencio y que tardamos tanto tiempo en poder nombrar y comprender toma la centralidad del discurso sin rebajar ni un ápice su brutalidad. Y porque al fin toda esa educación “normal”, de las buenas formas, de la excelencia y de la apariencia, se desmorona para mostrar el fascismo sobre el que se sustenta. Como dice Clay: “Everyone is just so nice until they drive you to kill yourself”.

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