¡Danzad, danzad malditas!
Si los tacones tuvieran el poder mágico de hacernos fuertes y poderosos, todos los hombres del mundo los usarían.
María Violeta
¡Ahhhh! Los tacones…los tacones son como amantes licenciosos: siempre acaban haciéndote daño pero, son tan irresistibles, que continuamente les das otra oportunidad.
No hay una metáfora que represente mejor la esclavitud de la mujer moderna y no hace falta demostrar que en la sociedad actual ya no hay amos físicos que nos aten con cadenas, sino que somos esclavos autónomos que se controlan a sí mismos.
¿Por qué alguien podría querer poner unos objetos de tortura en sus pies que le conviertan en un ser incapacitado? He visto chicas caminando por la calle pasito a pasito como funambulistas, chicas perfectamente sanas convertidas en seres incapaces de correr, de bailar, y todo eso en nombre de la aceptación. Cada chica caminado por la calle como un pato a las tres de las mañana, es un grito que dice “necesito que me quieran y que me acepten y me temo que yo misma no soy suficiente”. Así que la próxima vez que queramos comprar unos zapatos imposibles, preguntémonos qué es lo que estamos intentando comprar realmente.
Otra cuestión es que los zapatos de tacón son también un símbolo de riqueza y no sólo por su valor, sino porque están diciendo “¡no necesito caminar! ni para ir de un sitio a otro ni para volver a casa”. Sólo los ricos pueden acabar la noche con los tacones puestos y la dignidad intacta, lo que nos lleva a la idea de los tacones como elemento de seducción a través de la debilidad: la mujer como objeto frágil que debe ser asistido o que puede permitirse ser asistido, en contraposición a las mujeres que necesitan disponer de sus pies y valerse por sí mismas.
Podrán argumentar algunos que no es para tanto, que hay mujeres que aguantan de la mañana a la noche en zapatos de aguja… Pues a esas heroínas de la moda, a esas mujeres valientes que usan su energía en sufrir estoicamente lo que las convenciones sociales esperan de ellas… que quieren demostrar que es posible usar las formas de los ricos en la ajetreada vida de la clase media, les diría que están desafiando a la naturaleza misma y castigando su cuerpo por una mentira. Porque si los tacones tuvieran el poder mágico de hacernos fuertes y poderosos, todos los hombres del mundo los usarían.