El otro lado de la cadena de cuidados
En el documental ‘En tránsito’, la asociación Bidez Bide muestra los vínculos de las trabajadoras del hogar migradas con sus hijos e hijas y con las mujeres que asumen el cuidado de éstos en el país de origen.
Nueve de cada diez personas que desarrollan tareas como trabajadoras del hogar en España son mujeres. La mayoría de ellas vienen de otros lugares del mundo. En muchas ocasiones no tienen papeles y eso las deja aún más indefensas. Ellas son parte de una cadena de cuidados, invisible para la mayoría, que tiene eslabones aún más ocultos al otro lado del mundo: las mujeres que se quedan. Mientras unas cuidan a las personas dependientes, los niños, las niñas y los hogares en Europa, otras cuidan a los hijos e hijas que se quedan allí. A veces es una hermana, la madre, una prima o una buena amiga.
Son vidas ‘En tránsito’ que la asociación Bidez Bide ha contado en un documental que recoge la complejidad de un fenómeno que hunde sus raíces en la desigualdad de género y de clase.
En España más de 630.000 personas están ocupadas en empleo del hogar. Un 30% de ellas trabaja en negro, según las estimaciones de la OIT. La ley exige que estén dadas de alta, pero no reconoce su derecho al paro. Desde la Asociación de Trabajadoras del Hogar-Etxeko Langileen Elkartea (ATH-ELE), una asociación que opera en el País Vasco, subrayan que la salud laboral es otro de los temas principales porque se dan casos de “agotamiento físico y mental” entre estas trabajadoras que a menudo sufren estrés y ansiedad. A todo esto se une la distancia a la que muchas de ellas viven de su gente.
Ángeles de la guarda y compañeras de viaje
Soraya Ronquillo es trabajadora social y responsable de los proyectos de sensibilización de la asociación vasca Bidez Bide, que apoya a las mujeres migrantes en la homologación de estudios, ofrece un banco de datos y les asesora en temas legales y laborales. Se esfuerzan, con pocos medios, para que las mujeres migradas tomen conciencia de su papel en la sociedad y también para que la sociedad deje esa mirada cargada de prejuicios racistas, xenófobos, machistas, etnocentristas y coloniales. Tienen mucho contacto con mujeres que trabajan en el servicio doméstico. “Conocemos sus historias y llegó un momento en el que pensamos que teníamos que poner en imágenes estas realidades que traspasan fronteras”.
En ese punto surgió el reportaje fotográfico ‘Ángeles de la guarda’, realizado por la fotógrafa peruana Rosa Villafuerte: una forma de describir el trabajo de aquellas mujeres que se quedan en los países de origen de las trabajadoras del hogar; las que cuidan de los hijos e hijas de las que se van. ‘Compañeras de viaje’ llegó después. Este documental, parido por Bidez Bide y dirigido por Oskar Tejedor, muestra a las mujeres que vienen a trabajar al País Vasco en una dimensión profunda y empática. Soraya explica que las fotografías se quedaron cortas para su trabajo de sensibilización en los talleres y aulas de trabajo: “Entendíamos que una herramienta audiovisual sería mucho más efectiva a la hora de transmitir las vivencias de estas mujeres”.
El camino a casa
documental “en TRANSITO” from Oskartoons on Vimeo.
En un momento dado, desde Bidez Bide quisieron contar el viaje de vuelta: el reencuentro entre madres y sus hijos e hijas tras años sin verse. Así comenzó el maratón para conseguir fondos y acompañarlas en ese viaje de vuelta. Decidieron que el rodaje sería en Nicaragua. El documental ‘En Tránsito’ recoge en imágenes reagrupaciones familiares después de años de ausencias, de mucho echar de menos, de muchos “¿dónde está mamá?”. Nos asoma a realidades tan incómodas como invisibles: después de 10 años sin verse sus hijos son desconocidos y tienen que reconstruir el vínculo.
Katya Reimberg, responsable de proyectos de asesoría a mujeres de Bidez Bide, explica que plantearon el documental como un proyecto coral. “Nuestro trabajo consiste en crear conocimientos desde lo colectivo”, dice. Por eso, este proyecto se llevó a cabo de forma interdisciplinar para que cada persona pudiera aportar su conocimiento. ‘En tránsito’ nació como una herramienta pedagógica para la formación en talleres y ya ha sido proyectado y premiado en distintos festivales. “Queríamos abarcar a un público amplio: alumnado de institutos, de FP, asociaciones y universidades”, explica Soraya.
Después de una odisea para conseguir la financiación y tras desarrollar toda la narrativa del documental, se hizo realidad con el trabajo en dirección de Oskar Tejedor. Soraya lideró el proyecto y viajó a Nicaragua para ver a las mujeres y a sus familias. De esta forma preparó tanto el recibimiento como la identificación de todo aquello que se iba a grabar. Ha sido un camino muy largo. “Hemos tardado cuatro años en terminarlo”, explica.
Allí, entre los lagos y volcanes del país centroamericano, grabaron a niños, niñas y adolescentes y a sus madres cuando iban de visita tras años de ausencia y de conversaciones por Skype. El peso de las imágenes se puso en las emociones que se generaban en esos encuentros: el reproche, la culpa, la distancia, el amor…
Katya denuncia que la sociedad no se ponga en la piel de estas mujeres ni de sus familias. “La gente cuestiona por qué vienen dejando a sus hijos pero no se para a pensar en sus razones”, apunta.
“¿Por qué vienen?”
A la pregunta que subyace en muchas conversaciones con estas mujeres hay respuestas muy diversas. “¿Por qué has venido?”. “He sentido mucho dolor, pero aún así me vine”, es la respuesta de una de las protagonistas del documental.
Las razones para marcharse de sus países de origen son muchas. “Se van porque no existen leyes ni políticas que protejan a las familias en sus países y las mujeres son las únicas proveedoras de cuidado, de economía, y muchas veces también de afecto en las familias”, expone Soraya.
Katya apunta que detrás del discurso hegemónico de lo económico hay otras razones que les empujan a dejar atrás sus países: “Huyen de relaciones de violencia de género, buscan un mejor futuro para sus hijos e hijas y una mejor vida también como mujeres… Esta realidad es perversa y atrapa las emociones y afectos de muchas mujeres”, reflexiona.
Desde Bidez Bide quieren terminar con la visión equivocada y culpabilizadora que existe sobre estas mujeres: esos lugares comunes que hablan sobre malas madres y madres “desnaturalizadas”. Soraya insiste en la idea de que las mujeres tienen derecho a venir y derecho a no hacerlo. “Para eso hacen falta gobiernos que hagan políticas pensando en nosotras a nivel global… Es necesario pensar cuál es el bienestar que queremos y cómo podemos cambiar las dinámicas que genera la economía capitalista”, dice.