En 1977 la escritora noruega Gerd Brantenberg publicaba Egalias døtre (Las hijas de Egalia), una novela que muestra una realidad alternativa donde los roles de hombres y mujeres están invertidos. Mientras ellas ostentan el poder y lideran la vida económica y social, ellos se dedican a los cuidados y a resultar atractivos para sus parejas.

La sátira de la obra se vuelve amarga cuando, mediante este ejercicio de inversión, se desvelan los mecanismos ocultos del patriarcado, como los que que tiene que ver con la violencia sexual. Y es que el mundo de Egalia no es una utopía: no pretende imaginar cómo sería la sociedad si las mujeres ejerciesen el poder, sino mostrar en un espejo la arbitrariedad del reparto actual del mismo.

La especulación con los roles de género es una constante en las novelas distópicas. Una de las sensaciones editoriales de 2016 fue The Power, de Naomi Alderman (pupila de Margaret Atwood), en donde el desarrollo de un superpoder en las niñas de todo el planeta trastoca el reparto de poder. Sin embargo, la propuesta se queda en una crítica superficial que no cuestiona el sistema, empezando por su binarismo.

Analizamos también el capítulo de Black Mirror ‘San Junipero’, una realidad virtual en donde continuar la vida una vez el cuerpo físico deja de funcionar. Permite reflexionar sobre múltiples temas, como cuál es la esencia de la humanidad, el productivismo capitalista o la felicidad y el dolor. Uno de los puntos más destacables es que, a diferencia del castigo habitual que se suele proporcionar a las lesbianas en la ficción, para las protagonistas de San Junipero hay final feliz.