ArteSanas: Empoderando a Antigua

ArteSanas: Empoderando a Antigua

Es jueves. Son las tres de la tarde y me dirijo al encuentro con la colectiva feminista ArteSanas de Antigua. En la casa del mago. Me recibe allí Alejandra Hernández, activista de la colectiva.

01/12/2017

Montse Aparicio

Alejandra Hernández, componente de la colectiva

Antigua, la ciudad más turística de Guatemala. Ubicada en el departamento de Sacatepéquez. Ciudad de índole colonial, conocida por el arco del antiguo convento y el poderoso volcán agua que la aguarda.

«¿Estás segura de que quieres ir?». «¿Vas a ir tú sola?». Estos son los tips que algunas de las chicas que viajamos solas hemos oído antes de partir hacia países centroamericanos. Escuchando a Rebeca Lane, cantante y activista de Ciudad de Guatemala, percibes que la situación del país no es nada favorable hacia las mujeres.

Y llegas a Antigua como mujer blanca, europea… y no te parece tan peligroso. Recibes acoso callejero, pero lo esperabas peor.

Estar aquí no te hace ser consciente de la realidad social del país. Del tremendo caos político y de la cantidad de violencia que hay en Guatemala. Sobretodo, hacía la mujer. Hay un alto grado de feminicidios y la ola misógina no frena.

La colectiva

Es jueves. Son las tres de la tarde y me dirijo al encuentro con la colectiva feminista ArteSanas de Antigua. En la casa del mago. Me recibe allí Alejandra Hernández, activista de la colectiva.

Conozco poquito sobre ellas. Ligera información encontrada en Facebook y en un artículo de la comunicadora Sandra Escobar, que tomo como referencia.

Es un colectivo feminista que trabaja, sobretodo, con la mujer maltratada que ha sido/es objeto de violencia. Su nombre es un juego de palabras Arte-Sana; el arte como herramienta para sanarnos, como mujeres, como colectivo. Como dice Escobar en su artículo, la expresión artística en el alma feminista es un trabajo de dentro para fuera. Empodera el quehacer político.

Alejandra Hernández lleva más de 15 años como activista, experta en el trabajo social. Llega agitada. No puede dormir desde el pasado domingo por uno de los acompañamientos que tienen ahora: «Ayer acompañamos a una chica a denunciar y en la oficina nos trataron mal. No la llamaban por su nombre. Tuve que repetírselo varias veces… La impotencia que te entra es desesperante y angustiante, porque no puedes hacer nada».

El colectivo nace en 2014 para dar respuesta a la violencia contra las mujeres en Antigua y alrededores. Pero no solo se vuelcan en esto, sino que están activas tejiendo una red feminista en la ciudad.

Tienen handicaps: no son indígenas, no son rurales, aparentemente, Antigua es una ciudad tranquila y Guatemala está muy institucionalizada.

«Las activistas que estamos aquí, venimos de áreas distintas. Y todas estamos agotadas y desanimadas… la violencia que hay, el día a día, desespera. Este 2017 está siendo especialmente violento», comenta Alejandra emocionada. Admite no perder nunca su sentido del humor.

Las ArteSanas están arropadas por EducArte, una organización no gubernamental cuyo principal foco es poner el arte como fuente de educación.

Qué hacen

La calle es nuestra el pasado 31 octubre

A parte de dar acompañamiento a las mujeres, la colectiva destaca por su activismo: tratan de empoderar a las guatemaltecas de la ciudad.

Como colectivo utilizan varias herramientas; una vez al mes salen a tomar las calles para reflexionar sobre cómo la sociedad se relaciona con las mujeres. Por ejemplo, el pasado 31 de octubre salieron vestidas de brujas. «La gente reacciona muy positivamente porque está cansada de tanta violencia».

Los círculos de sanación, me llamaron la atención por su vital necesidad, distintas profesionales de diversas áreas, trabajan con herramientas de sanación del estrés y del trauma que genera la violencia en la mujer. Mediante charlas, talleres y apoyo terapéutico. Asimismo también dan un apoyo legal, acompañando a los casos de denuncia. Esta herramienta es sumamente necesaria para sanar las heridas tan físicas como psíquicas de las víctimas; que vean que no están solas y que ellas no son las culpables.

ArteSanas son muy potentes en la red, esencial para ayudar a promover el cambio en la mentalidad patriarcal. Lo hacen a 3 plataformas clave: la red es nuestra, lunáticas feministas (programa de radio en la plataforma de EducArte, y en su canal de Youtube. Puedo ver en Alejandra lo orgullosa que está de los objetivos alcanzados.

Trabajan y dan mucha importancia a la educación para la prevención de casos de violencia y promover la cultura de la paz. Lo hacen mediante talleres de arte que imparten en escuelas: «para que haya cambios debemos empezar por educar. Nosotras damos apoyo en talleres de arte, ya que el arte es clave para volver a conectar con lo humano». Son conscientes y realistas «el cambio se vería en tres generaciones, pero debemos trabajar des de ahora».

Y para complementar el empoderamiento de las mujeres de Antigua, se reúnen en la hora violeta, donde cada mes se encuentran para tratar diversos temas, comentar libros, etc. Ésta es la parte más compleja a desarrollar: «el problema este año ha sido en que dada la gran ola de violencia que ha habido en el país, se han tenido que dejar atrás varios temas. En marzo queríamos tratar el EcoFeminismo, pero justo ocurrió lo de las niñas… y tuvimos que dejarlo» (en marzo del 2017, 40 niñas murieron en la habitación del hogar seguro Virgen de la Asunción de San José de Pinúla; niñas y jóvenes que decidieron ir a manifestarse el 8 de marzo, día internacional de la mujer, fueron encerradas y no pudieron socorrerse del incendio).

Alejandra explica cosas de la organización y puedo notar la impotencia recorriendo su cuerpo. Mientras me enumera y explica qué hacen como colectivo, me abre los ojos ante la cruda realidad guatemalteca.

El caso de una muchacha de 25 años me sacude hasta el último poro de mi piel. Me llena de rabia y de impotencia: «Un familiar contacta con la colectiva. La víctima, una chica tímida que nunca había tenido novio, fue brutalmente violada por un chico que conoció a través del Facebook. Tenía el suelo pélvico desgarrado». Esta chica, dispuesta a denunciar, ha dejado de tener contacto con la colectiva.

La financiación genera desánimo

Imagen de, canal de youtube

A medida que ahondamos en la conversación y al notar su desmotivación, le pregunto cómo subsisten como organización.

Alejandra ríe. Y creo que lo hace por no llorar. «Es muy difícil aquí obtener fondos porque en Guatemala todo está muy institucionalizado, a parte de los handicaps que tenemos… no somos indígenas, somos urbanas…, suerte tenemos de algunas municipalidades. Éste tema nos genera mucho desánimo».

Estando en Antigua, como en muchas partes de américa latina, te encuentras continuamente con voluntarixs. Gente que viene acá para colaborar en asociaciones cuya mayoría están enfocadas a la infancia y educación.

Pero, ¿qué pasa en el caso de ayuda a las mujeres? ¿Acaso no interesa apoyar un cambio? Poca gente que llega aquí sabe sobre la situación real del país y de la ciudad. En Antigua hay más de 250 ongs que están recibiendo fondos.

Labores necesarias

La importancia de las ArteSanas; de los acompañamientos, del refugio, de los círculos de sanación (tan necesarios para las víctimas), del trabajo en Red y las horas violeta o en la educación para volver a lo humano, es fundamental.

Porque el feminismo es lucha. Pero también es encontrar amor, encontrar hermanas, trabajar en sororiedad y ver que no se está sola.

Si a una mujer o chica que viaja sola le estáis diciendo «¿Estás segura que quieres ir allí?» es que, en el fondo, somos un poco conscientes de la realidad para la mujer en estos países. Entonces, ¿por qué colaborar en la prevención?

El feminismo es necesario e imprescindible siempre. Y en las regiones donde el propio sistema a maltratado al territorio y a sus gentes es escencial.

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