La sede de Mujeres Antifascistas Vascas se convierte en una megatienda de Zara
El multimillonario Amancio Ortega abrirá su principal centro de ventas de Bizkaia en el antiguo local de una de las principales asociaciones feministas que luchó contra el fascismo. Los grupos memorialistas reclaman que al menos se instale una placa recordatoria. Nadie les hace caso.
Cuando la muerte le ganó a la vida, Astrea Barrios decidió dejar de ser ella, la militante de las Juventudes Socialistas y periodista de Euskadi Roja (boletín del Partido Comunista), para convertirse en Esther, una mujer anónima en el Burgos dominado política y socialmente por los franquistas. No fue una elección fácil, pero tampoco podía hacer otra cosa. Si quería seguir viviendo, debía borrar su pasado. Nadie, absolutamente nadie, debía saber que ella, alguna vez, había peleado por la libertad.
Una de sus trincheras fue la prensa. La otra, el feminismo. Luchó por los derechos de las mujeres. También contra la tiranía de los golpistas. Por eso empuñó también un arma. Fue una combatiente más en el frente de Otxandio, donde rompió ciertos moldes y machismos imperantes. En esa batalla contra el fascismo perdió una pierna y casi se deja la vida. Su otro escenario de batalla estuvo alejado de los montes vascos, pero resultó igual de apasionante: junto a otras compañeras, Astrea formó parte del comité vasco de la Asociación de Mujeres Antifascistas (AMA).
La agrupación nació con los mismos objetivos por los que esta mujer peleaba: hacer frente a la amenaza franquista y, al mismo tiempo, luchar contra el machismo, viniese de donde viniese. De hecho, esta organización nació del vientre del Comité de Mujeres Contra la Guerra y el Fascismo que había sido creado por el Partido Comunista de España en 1933, coincidiendo con la alarmante llegada de Adolf Hitler al poder en Alemania. Sus impulsoras, entre las que se encontraban Dolores Ibarruri (‘La Pasionaria’) o Margarita Nelken, veían que se avecinaban años complicados. Años trágicos. La muerte ya estaba allí, agazapada, esperando su turno. Y ellas querían hacerle frente.
En 1936, ya con el monstruo fascista en casa, el colectivo adoptó las siglas de AMA. En Euskadi, tierra de ‘La Pasionaria’, no tardó en formarse un ‘comité nacional’ que agruparía no solamente a militantes del PCE, sino también a integrantes de Acción Nacionalista Vasca (ANV, una formación escindida del PNV) o de los sindicatos UGT y CNT. Su nacimiento se produjo en un edificio situado en el pleno centro de Bilbao. Apunten la dirección: calle Astarloa, número 7. Muy pronto la verán en catálogos comerciales.
Todo a su tiempo. Primero, la tercera planta de ese edificio, levantado a principios de siglo por la acaudalada familia Lezama Leguizamón, acogió a las almas rebeldes del Hogar de la Mujer Moderna, otra entidad que agrupaba a aquellas que luchaban en clave feminista. Luego, a partir del aciago invierno de 1937, se convirtió en sede del comité vasco de las Mujeres Antifascistas. Su presidenta fue Florentina Tasende, militante de ANV. Faustina Balaño, comunista de acción y convicción, hizo de secretaria, mientras que Astrea Barrios las acompañó en el consejo de redacción de Mujeres, la revista que sacaron a la calle cuando el régimen franquista ya estaba cerca, demasiado cerca.
El sueño de libertad fue tan intenso como breve. La vida de AMA, también. Mientras sus promotoras se veían obligadas a marchar al exilio o buscar una ‘nueva’ vida bajo otra identidad, la sede de Astarloa 7 pasó a manos de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao, que adquirió el edificio en 1944 y lo reinauguró totalmente reformado en 1949. Luego fue sede de la también desaparecida BBK (ahora Kutxabank), que en 2014 lo vendió por 40 millones de euros a la empresa textil Mango.
La siguiente operación inmobiliaria llegó hace apenas unas semanas. La firma propietaria del edificio selló un acuerdo de alquiler con Inditex, la megacompañía del multimillonario gallego Amancio Ortega, quien abrirá allí la mayor tienda de Zara en Bizkaia. Se cierra así un círculo no exento de paradojas: donde hace 80 años había mujeres en lucha contra el fascismo ahora habrá una multinacional habitualmente rodeada por la polémica, principalmente en todo aquello concerniente a la situación de sus trabajadoras. No en vano, recientemente han sido las empleadas de otro de sus negocios, la cadena Bershka, quienes salían a las calles de Pontevedra para defender sus derechos laborales.
Ni una placa
“Quieren que aquí haya olvido”, reflexiona en Bilbao Eduardo González, integrante de la plataforma memorialista Lau Haizetara Gogoan y portavoz del colectivo Sare Antifaxista (Red Antifascista). Su indignación es doble. Por un lado, se queja de que el Ayuntamiento de Bilbao aún no haya señalizado ese emblemático edificio de la calle Astarloa como lugar de la memoria. Por otro, no puede dejar de remarcar que allí, justamente allí, se instalará Zara. Nada más y nada menos que Zara.
“Llevamos mucho tiempo reclamando al Ayuntamiento que constituya la Mesa de la Memoria, donde podríamos hablar de asuntos de este tipo”, relata el activista. Sin embargo, sus pedidos han caído una y otra vez en saco roto. “Hoy seguimos chocando con la nula receptividad por parte del Gobierno municipal, que no está haciendo precisamente un buen trabajo a la hora de marcar los sitios de la memoria”, lamenta González. Entonces cita un ejemplo cercano y reciente: en febrero pasado, el actual alcalde, Juan Mari Aburto, participó en un acto celebrado a las puertas de lo que fue la sede de Eguna, el primer diario en euskera. Al igual que ocurriese con AMA, la llegada de la dictadura franquista supuso el fin de su actividad.
A modo de reconocimiento y homenaje, el Ayuntamiento colocó en la entrada del edificio, situado en la calle Correo del Casco Viejo bilbaíno, una placa indicativa, destacando que allí funcionó el periódico Eguna. González pide que ocurra lo mismo con la antigua sede de AMA, hoy tomada por el personal de una empresa de construcción que trabaja a gran ritmo para permitir que Zara abra sus puertas lo antes posible. Primero se barajaba como fecha de apertura el primer semestre de 2018, pero sus responsables no descartan que puedan adelantar la inauguración. El comercio debe continuar.