Rosa Blas Traisac

Puede que sea injusto y poco elegante, tal vez no es correcto señalar a nadie de una forma tan directa, pero es evidente que está campaña contra Meryl Streep contiene una reflexión importante.

Hay mujeres que han visto su carrera destrozada, detenida, que han sido calificada de mujeres difíciles para justificar la inmovilidad , la exclusión profesional, ante la indiferencia de otras mujeres, otros hombres, que se han hartado de trabajar, recoger premios y cacarear su talento por el mundo.

Estos hombres y mujeres han ignorado el dolor, la desesperación ajena. Han negado la realidad de estas compañeras de profesión, y encima han intentado crear dudas sobre los talentos ajenos, porque el único talento lícito era el suyo.

Negar que sabían lo que estaba pasando, no pedir perdón por este comportamiento es muy torpe. Todos sabemos que las mujeres de los corruptos saben lo que hacen sus maridos, las esposas de los mafiosos conocen las actividades fraudulentas o violentas de los suyos. Y esa es su responsabilidad. Aceptar el éxito, un éxito aparente, sabiendo que su riqueza viene de las cloacas.

Dejo varios enlaces con noticias que documentan esta situación. Muy dolorosa la historia de Mira Sorvino. Me la imagino esforzándose por hacer comprender a los demás que había caído en una lista negra, que era vetada. Es fácil imaginar que mucha gente la miraría pensando que se inventaba la realidad.

Muy interesante la reflexión de Julie Delpy sobre las carreras de las mujeres que aceptaron el sexo a cambio de oportunidades. Me parece muy interesante ese pacto que propone para desterrar ese trueque. Un bello gesto calificarlas como víctimas y no como enemigas.

En definitiva, una reflexión inaplazable si queremos que la lucha en favor de nuestros derecho sea trasparente y efectiva.