“Temo que por publicar ‘Idiotizadas’ se me obligue a ser consecuente”
Raquel Córcoles, dibujante y publicista conocida como Moderna de Pueblo, ha recorrido un largo y no siempre agradable camino (no sólo de su Reus natal a Madrid) hasta publicar 'Idiotizadas', un cuento de 'empoderhadas' en el que habla de feminismo sin renunciar a la seña de identidad con la que arrasa en las redes sociales: el humor.
Podría decirse que Moderna de Pueblo es la Martirio de la ilustración: su seña de identidad son unas eternas gafas de sol, las suyas completamente negras. Nació como un personaje de ficción creado por su autora y alter ego Raquel Córcoles con el objetivo de contar las aventuras y desventuras de una chica de pueblo recién aterrizada a la capital, eclipsada por la esperanza de ser contratada por una todopoderosa agencia de publicidad como creativa. Y tan creativa fue que ya lleva vendidos miles ejemplares de sus libros y alcanza la cifra de 150 mil seguidores en Twitter, más de 650 mil en Facebook y otros tantos en Instagram. Su mayor éxito editorial llegó en 2013 de la mano de su segundo libro, ‘Los capullos no regalan flores’, publicado por Lumen, y que ha sido traducido a varias lenguas. Trabaja para diversos medios como Cuore o JotDown y para marcas como Absolut o Heineken.
Algo que también me recuerda a Martirio (sobre todo en sus primeros tiempos) es esa apariencia de frivolidad y diversión que esconde detrás a una persona con las ideas muy claras. El humor puede llegar a ser muy subversivo cuando se sazonan con él temas peliagudos. El humor y cierta ligereza son ingredientes importantes para compensar la fuente inagotable de autoflagelo que puede ser el feminismo. Los dibujos de Moderna de Pueblo, ya traten del hipsterismo o de la violencia de género, aportan justamente eso. Y me gustaba así antes de dibujar y guionizar ‘Idiotizadas’, un cuento de empoderhadas, en el que se mete de lleno en el feminismo y que la ha llevado a realizar una autocrítica en redes realizando un análisis de sus viñetas anteriores más machistas.
¿Cuánto hay de autobiográfico en tu nueva obra ‘Idiotizadas’?
He tardado mucho en hacer este nuevo cómic porque en realidad no tenía nada que contar, mi vida me parecía muy aburrida y muy normal. Me decía a mí misma que si seguía así tendría que dejar a mi novio para follarme a medio Madrid y poder contar algo, porque si no… (risas). Pasa eso, que cuanto más curro tienes más te encierras. Han pasado cuatro años desde el último libro, pero es que ha sido ahora cuando he visto una historia que podría servirme de trama real que podía funcionar.
¿Además es feminista?
Sí, es feminista, pero sinceramente no lo comencé con la intención de que lo fuera. Tengo la suerte de tener una madre que me ha educado con una serie de valores que a otras muchas hijas no se los han transmitido jamás. No quiero asociarlo sólo a mi pueblo, pero en él conozco a chicas a las que los mensajes que les llegan son del tipo “lo ideal es conocer a un chico que tenga un buen sueldo”. Ya puede la chica ser licenciada en Derecho que aun así le falta ese hombre que le dé el aval. La intención del cómic fue la de llegar sobre todo a estas mujeres que están en los veinte y no se han topado aún en el camino con amigas como las mías. Porque no es que yo esté desidiotizada totalmente (vengo de algunas enseñanzas también que quítatelas tú ahora…), pero de otras cosas me he liberado gracias a las mujeres que he conocido. En la agencia de publicidad en la que trabajaba eran todas modelos, te contrataban si eras así y le daban muchísima importancia a todo lo relacionado con el aspecto físico, y pienso que si me hubiera juntado más con esas mujeres con esos valores quizá nunca habría visto la vida desde la perspectiva que me han enseñado mis colegas.
Mi suerte es tener unas amigas muy desidiotizadas de las que he sacado aprendizajes que me han cambiado la vida. Puede ser obvio que un amigo mío megamoderno de Malasaña me diga que qué divertido el libro. Pero hay mujeres que me escriben contándome que nunca habían caído en la cuenta de muchas cosas que aparecen en él y que se lo van a regalar a sus amigas. Eso mola un montón.
¿A qué público querías llegar?
Creo que si hubiera querido llegar a más gente habría escrito algo como ‘Los capullos no regalan flores’, que fue un megahit editorial, habría tirado por la comedia romántica, un tema poco conflictivo, más frívolo (aunque muy realista, por eso me sigue gustando….). De hecho, una primera idea de libro trataba sobre varios tipos de parejas, unas más modernas y otras más clásicas, y habría funcionado guay dejándolo en una idea meramente divertida.
Con este cómic mi intención era acercar un tema a un tipo de público sin que fuera para nada adoctrinador. Una vez que sabía lo que quería contar, los primeros guiones me salieron un poco serios. Tanto mi chico, Carlos, como mi editora me decían que les encantaban las ideas pero que había que rebajarlo un poco para que no me quedara panfletario. Me di cuenta de que no funcionaba. No quería dar lecciones, quería hacerlo superdivertido para que, aunque no te llame leer sobre feminismo, este libro te apetezca igual.
¿Qué es para ti el humor?
No he pensado nunca hacer otra cosa porque a mí me encanta el humor. Nunca me he planteado un enfoque más serio, es lo que me sale y así ha sido durante todo el tiempo que llevo dedicándome a dibujar, va con la personalidad. A veces trato temas reivindicativos y otras me salen simplemente chorradas, pero siempre es lo que a mí me apetece hacer.
El humor en mi vida era la manera de ahuyentar los dramas. Por ejemplo, el dramón que viví al llegar a la ciudad y sentirme muy sola me sirvió para escribir mi primer libro, ‘Soy de pueblo’. Al dramón que viví como una imbécil llorando por los rincones por los hombres durante años luego le saqué el humor y escribí ‘Los capullos no regalan flores’. E igual con ‘Idiotizadas’. Y eso es lo que hace que funcione, porque son cosas un poco duras cuando te pasan, pero reírte de ellas es muy sanador.
¿Cuáles son tus fuentes principales de inspiración?
Mis fuentes son series y cómics. En cuanto a libros feministas, soy la típica mainstream que se emociona cuando las cuatro instagramers feministas a las que sigue y adora han colgado unos libros. Entonces me digo: ¡tengo que leerlos! No soy de las que investigan un montón, no me he documentado para ‘Idiotizadas’ con teorías sobre feminismo porque por otro lado quería hablar desde mi punto de vista de poco entendida. Aunque mientras estaba trabajando en él sí que cayeron los básicos del feminismo, como ‘Solterona’, de Kate Block, o ‘Cómo ser mujer’, de Caitlin Moran, que me influyeron mucho.
La novela gráfica es mi género favorito y tengo una biblioteca enorme. Una amiga ilustradora siempre que viene a Madrid me pide que la deje pasar por la Fnac que tengo en el salón. Soy fatal para los nombres así que lo que leo nunca es por postureo (risas), sólo leo porque me mola. Te puedo contar que uno que me gustó fue el de ‘¿Podemos hablar de algo más agradable?’, de Roz Chast, que trata de una mujer que cuida de sus padres cuando se hacen mayores, un tema horrible pero al final consigue que te rías, el título le va al pelo.
Nosotras estamos idiotizadas, ¿ellos cómo están?
¡Idiotizadísimos! (risas). Hay de todo y las mujeres estamos haciendo una gran labor en el núcleo de la pareja, ¡ésos están ya convertidos! Mi chico por ejemplo tiene una actitud muy abierta. Pero sé que es mi mundo, luego vas a la realidad como me pasó con el programa Amigas y conocidas de TVE y te pegas la bofetada.
Cuando trabajaba en un coworking coincidí con unos chicos que estaban haciendo una app de fútbol, elegí ese sitio a su lado porque sabía que no iba a tener temas de conversación que me distrajeran. Me cayeron de puta madre, pero eran los típicos tíos a los que yo no estoy acostumbrada, estilo Cremades, por decirlo de alguna manera. Se metían con desprecio con las chicas que querían ser como Dulceida. Yo les decía que si los tíos quieren ser futbolistas de élite y que un estadio les aplauda y salir con tías buenas, ellas quieren ser blogueras de moda y tener ropa cara. Ambas son carreras de éxito, ganando mucho dinero y haciendo lo que les gusta. Pero no, ellos siempre lo ven peor si eres chica. ¡Hay muchos tíos idiotizados!
¿Cómo compaginas el cómic y la publicidad?
Me cambié al cómic porque encontré una beca y en la agencia de publicidad me pagaban muy mal y nunca acababan cogiendo una idea mía. Pensé que haciendo cómic llamaría la atención de una agencia para contratarme. Por entonces estaba muy obsesionada con la publicidad, me encantaba, y al final me llamaron para hacer publicidad… ¡pero en mis redes!
Si pudiera elegir, mi ideal sería hacer cómics para ganarme la vida. Un amigo publicista lo ha dejado, y sin tener nada, y siempre me dice que si conozco a alguien que trabaja en publicidad cumplidos los treinta, sospeche (risas). Un gran porcentaje de nuestra generación hemos acabado muy desengañados, sobre todo los que íbamos con perfil creativo.
Pero hago también mucha publicidad, ahora que lo he naturalizado, aunque me ha costado mucho. A veces es un poco peligroso porque no siempre es lo que mejor recibe la gente que te sigue, pero a mí me dan bastante libertad. No veo negativo hacer publicidad si yo puedo darle la vuelta al asunto. Aparte, me ayuda a salir de mi zona de confort, a hacer cosas que de otra manera no haría, y me permite financiarme, no se puede vivir sólo de colaboraciones de revistas ni de la venta de libros.
Estoy deseando que me llame Tampax para hacerles otro tipo de comunicación, me encantaría incluso dirigir un anuncio de compresas sólo para dar algún otro mensaje más allá de salta, vuela, ponte pantalón blanco… ¿no? Y el liquidito, no sé, lo pondría rosa y la gente se echaría las manos a la cabeza.
Hay tres personajes principales en el libro: Gordinieves, Zorricienta y Sirenita pescada. ¿Meterías a Gordinieves en unos de tus gags?
Mis viñetas, sobre todo antes, consistían en meterse siempre con alguien. Por ejemplo, en mi caso, si yo pongo a Gordinieves en un gag en el que la dejas mal por algo, se puede interpretar que lo haces porque está gorda. No funciona bien. En cambio si metes a un personaje que cumpla los cánones que ves en la publi (joven, delgadito, modernito…) ya no corres el peligro de que se entienda así. Pero cámbialo por un tipo gordo, feo… parecería que te estás riendo de él. Ese problema, si no te pones en el lugar del creador, no lo percibes. Me han preguntado por qué no pongo a gente negra, y me pasa que, como siempre es para reírme, tendría que explicar que no, que no es porque sea negra.
En la publi debe pasar un poco eso. Pero me preocupa especialmente la cosificación de las mujeres. Tener la referencia de la mujer perfecta nos contamina. Nos miramos en una foto y nos hacemos la cirugía instantánea, tienes tan claro cómo tiene que ser una boca, una nariz, etc., que enseguida te haces el escáner a trozos. Nos vemos comparándonos con lo que “deberíamos” ser.
¿Qué representa Sirenita pescada?
Me da miedo que las mujeres no nos demos cuenta de que dejarlo todo por amor nos va a pasar factura. Al principio el amor es tan bonito que no tienes reparos en dejar amigos, trabajo, ciudad… por irte con él. Decir “ya no necesito nada de eso porque tengo amor” es peligroso, si miras tu vida sólo verás eso y es muy deprimente.
¿Y en cuanto a Zorricienta?
Hay una diferencia generacional, y pese a que el libro favorito de mi abuela es ‘Los capullos…’, no se enorgullece por que su nieta esté liberada y lo diga sin problemas. La mentalidad cada vez es más abierta, pero es cierto que todavía en los adolescentes está vigente el tema de “la zorra de la clase”. Y mira la campaña del Ministerio [de Sanidad]: que tu hijo no beba, que se pone violento, y que tu hija que no beba porque la pueden violar. Incluso el Gobierno nos está diciendo que te lo has buscado. Esta campaña me da mucha vergüenza porque nos deja muy mal a todas las que afirmamos que podemos llevar una sexualidad supersana.
Zorricienta representa una parte muy obvia de la sociedad pero es el pilar desde donde más se nos juzga. Si eres una chica normal y te has acostado con tres futbolistas, por ejemplo… ¿por qué es distinto que si un tío alardea de que se ha acostado con tres modelos de Victoria Secret? El escándalo sexual está en todas las esferas, mira Hollywood, también se ha juzgado a las actrices acosadas porque se iban a la habitación con ése [Harvey Weinstein]. Así todo el rato.
¿Idiotizadas es heteronormativo?
Totalmente. Tengo un montón de fans lesbianas que me piden que por favor las saque, que las llame para que me den ideas. Y aunque tiene todo el sentido, al no tener a lesbianas en mi círculo cercano no conozco la historia desde dentro, y siempre me da cosa hablar de temas que no sé solo por tener que cubrir un sector.
Quizá lo que falta es una Moderna de Pueblo bollera propia, porque aunque el tema encaja muy bien con todo mi mundo, yo no lo soy y no me sé meter dentro de lo que una lesbiana haya podido vivir… ¡Por favor, una Moderna de Pueblo bollera ya! Seguramente esté por ahí en algún lugar a punto de salir, porque es lo que yo hice: no había historias que me representaran y me puse a crearlas.
¿Piensas que el feminismo está de moda?
Sí, pero está de moda porque somos la mitad de la población, porque ahora nuestra opinión tiene la misma importancia que la de un tío. Hemos hecho que revistas como Pikara funcionen, que artículos de La Vanguardia sobre feminismo tengan un montón de visitas… y los medios se han dado cuenta de que interesa. Gracias a Internet estamos demostrando que tiene valor lo que hacemos, aunque mayoritariamente sólo para otras mujeres.
¿En qué periódicos habría publicado Moderna de Pueblo si yo no tuviera redes? ¿Mando una carta a El País de colaboradora? A mí no me van a llamar como a Forges, ¿porque cuántas mujeres tienen espacio para el humor gráfico en los periódicos? Maitena lo consiguió, pero es una. Trabajé en El Jueves una temporada y me enviaban las opiniones negativas que recibían, no entendía si era para desmotivarme o qué. No era mi sitio, aunque hice algunas cosas feministas, acababa haciendo chistes para encajar. En Cuore en cambio me sentí más a gusto, me dejaban hacer lo que quisiera.
Internet nos ha dado un espacio de creación y de interacción entre nosotras que de otra forma no habríamos tenido ni de coña. Antes veías la tele y todo el rato aparecía un tipo de mujer que no te representaba. Ahora de repente hay un montón de tías que molan. Es una sensación muy nueva porque son un referente: ves lo que son capaces de hacer y deseas ser como ellas.
¿Qué opinas de otros espacios feministas dentro del cómic, como el Colectivo de Autoras de Cómic?
Me parece un espacio un poco cerrado. Fui a una cena con ellas y me imaginaba que íbamos a estar toda la noche de hermandad y aquelarre… y no fue así. Me trataron con cariño pero noté cierta condescendencia y sentía que tenía que decir determinadas cosas para quedar bien. No veo que ahí encaje una variedad de distintos tipos de mujer y más mezcla molaría más. Es un ambiente muy académico. A lo mejor soy yo y es una tontería porque me llevo muy bien con algunas de las que estaban…, pero juntas no funcionaba, yo no les debí aportar mucho a ellas con mi parte frívola y tonta. También es verdad que era una época en la que a mí se me percibía como una tía muy idiotizada, muy mal encaminada (risas).
Y es que esa parte frívola me encanta. Isa Calderón, de ‘Reviews fuertecitas‘, hizo un vídeo que me chocó muchísimo porque al final decía que después de tanta review nos fijáramos en lo delgada que estaba, porque nada sentaba mejor que mirarse al espejo y decir “uy, pero si tengo tres kilos menos”, que lo admitiéramos, y yo me partía. Me encantaría que las feministas fueran como mis amigas, con las que puedo hablar de qué buenas estamos o qué nos ponemos para una cita y a la vez salir de fiesta y acabar hablando de revolución hasta las cuatro. Esa mezcla de la que hablaba.
Temo que con ‘Idiotizadas’ ahora en las redes se me obligue ya sólo a ser consecuente y no poder decir nada frívolo. Y es que a los dos días colgué una viñeta con una chorrada y ya estaban los comentarios de si otra vez visibilizando tópicos sobre las mujeres… ¡Relax! Algunos los cumplo y no sé por qué me tengo que esconder si hoy me siento sexy porque me veo delgada, por ejemplo.
¿Te gustaría probar algo diferente, como guionista, por ejemplo?
Ése sería mi destino perfecto, verme escribiendo un guión de televisión y luego rodarlo con el equipo, me apetece hacer eso con mujeres también. Dibujar me encanta y tengo ganas de hacer más libros, pero es muchísimo trabajo, no te permite quedar con gente, es muy duro estar todo el día frente a la pantalla del ordenador tantas horas.
¿Cómo te ves en diez años?
Casada y con hijos (risas). Es bastante probable porque me encanta mi pareja y creo que con él sí que funcionaría. A veces pienso que ojalá hubiera encontrado a una pareja que no quisiera nada de eso, pero a él le hace mucha ilusión y me ha contagiado. Antes lo veía como una amenaza y ahora digo, “bueno quizá sería un poco guay”, ¡pero sólo un poco!, porque a la mínima que me saca el tema huyo.
La verdad es que no tengo ni idea, lo que tengo claro es que si en algún momento mi relación va mal no tengo ningún problema en estar soltera, si algún día me lanzo a la piscina de los hijos será porque tengo un buen plan y sabiendo el desastre que puede ser… Me he leído todos los libros de madres arrepentidas, todos, mi pareja está harta pero yo me lo he leído todo, todo, es mi droga (risas). Concienciada, estoy.