¿Qué trabajos queremos abolir?
Cada vez que se abre el debate sobre la prostitución o la maternidad subrogada, hordas de abolicionistas argumentan que estas mujeres no son libres. Baia baia. ¡Qué sorpresa! Supongo que esas personas sí lo son. Quiero decir eligieron libremente su trabajo, su ocupación, su salario, sus condiciones laborales…
Marta B.
Cada vez que se abre el debate sobre la prostitución o la maternidad subrogada, hordas de abolicionistas argumentan que estas mujeres no son libres.
Baia baia. ¡Qué sorpresa! Supongo que esas personas sí lo son. Quiero decir eligieron libremente su trabajo, su ocupación, su salario, sus condiciones laborales…
Cuando dicen que al final son las mujeres menos libres las que se ven obligadas a vender su cuerpo, consideran que la libertad se puede cuantificar y que así, una puta tiene cero libertad, una actriz porno tiene un uno, una costurera de Inditex en Bangladesh tiene un dos, una empleada doméstica tiene un tres, una limpiadora tiene un cuatro… Y así hasta la libertad infinita que ya me dirán a qué trabajos corresponde porque tengo que echar mi currículum.
¿Hablamos de libertad o de moralidad?
“Ninguna mujer rica sería el vientre de alquiler de una mujer de clase trabajadora”. Fulminante argumento.
Ninguna mujer rica asearía y cuidaría a un anciano que no conoce, que ni siquiera es de su barrio, que puede incluso no hable su idioma.
¿Hablamos entonces de abolir también el trabajo doméstico?
Si desde los feminismos entendemos que ninguna mujer por ser mujer, por ser negra, por ser pobre, por ser migrante es libre, entonces por qué sólo se habla de abolir algunos de los trabajos a los que pueden acceder. Qué tienen esos trabajos para estar siempre en el foco del debate. ¿Qué ninguna mujer con recursos los elegiría? ¿Elegiría entonces ser limpiadora, niñera, empleada doméstica o camarera?
¿Dónde está el punto que diferencia entre elección y obligación? No creo que esté en el tipo de trabajo sino en el lugar que ocupa esa persona en el mundo. Y mientras sigamos en este mundo es obvio que las de abajo nunca tendrán libertad para elegir, sino opciones. Y que las de abajo estamos en un mismo plano, atravesadas por diferentes opresiones pero compartiendo la opresión de género.
Sin embargo, detrás de cada argumento contra la prostitución, la maternidad subrogada o el porno, emana una moralidad sobre el cuerpo y el sexo que diferencia a unas trabajadoras asalariadas de otras como si algunas estuvieran libres de la opresión capitalista patriarcal.
Por eso cuando me posiciono con las prostitutas o con quiénes deciden alquilar su vientre, defiendo que tienen el mismo derecho que la mujer que cuida ancianos o la que limpia a sobrevivir en este mundo. Defiendo que nos apoyemos contra el capitalismo heteropatriacal sin formar parte de la opresión a otra mujer.
Defiendo que o todas en el mismo plano o ninguna.