Que nos pregunten ÚNICAMENTE sobre racismo es racista
Los medios han empezado a publicar contenidos en los que las personas racializadas relatamos el racismo cotidiano que sufrimos. Pero quedarse en esos reportajes es insuficiente y peligroso.
Últimamente sí salimos en medios de comunicación generalistas y esto es una buena noticia. Lo es, de verdad. Preguntan mucho a las personas racializadas acerca de microrracismos o situaciones y expresiones cotidianas que, sin ser traumáticas una a una, nos menoscaban por acumulación. Entonces, relatamos que si la de “para ser negra eres muy guapa”, la de “lleváis el ritmo en la sangre”, la de que “hablas muy bien español” o la de que no me dejaron entrar en una discoteca por “ser de color” (no te dejan entrar pero luego no te pueden llamar negra. Amazing!). Y en eso se queda la noticia.
Partiendo de la base de que un microorganismo te puede matar, cada vez somos más las personas que rechazamos el término ‘microrracismo’ por entender que el prefijo “micro” minimiza un sistema macro (racista), puesto que es la expresión “liviana” de algo que no lo es y que el pequeño existe porque existe el grande. Insistir en centrar los reportajes sólo en eso resulta insuficiente y peligroso.
Me consta que “peligroso” es un adjetivo fuerte, sin embargo, su uso aquí no es baladí. Es peligroso que nos expongamos, que buceemos en historias que nuestras memorias apagan para evitarnos sufrimientos o rencores perennes que nos dañan. Es peligroso que lo hagamos y no sirva más que para que nuestras vidas se transformen en meras anécdotas que alimentan reportajes que, en ocasiones (no siempre, ojo), resultan vacuos. Es peligroso debido a que después de desnudarnos nos toca defendernos ya que, sin contexto, nuestras experiencias son leídas como nimiedades y lejos de encontrar empatía, disculpas o, al menos, comprensión y silencio, nos llueven los insultos y, a veces, las amenazas. Es peligroso porque no es raro que sintamos que nos utilizan para llenar un minuto o una hoja de contenido, no para modificar las estructuras presentes.
Así que padecemos por vivirlo, por recordarlo y por contarlo.
¿Significa eso que debemos dejar de hablar de racismo en medios? La respuesta, a mi modo de ver, es no.
Creo, como periodista y como entrevistada negra, que es importante que se escuchen determinadas historias, que se multipliquen las miradas, que se hable, se discuta, se disienta, se aprenda y que todo lo anterior, permita crecer. No obstante, considero fundamental que se haga de manera adecuada, que se comprenda nuestra visión para poder trasladarla de la mejor manera posible.
Ahora, parece que se ha puesto de moda hablar de racismo como si se tratara de una nueva tendencia pero … ¿saben qué? Yo no dejaré de ser negra el otoño que viene, pese a que ya no se lleve. Es importante, además, que no se nos retrate como una masa homogénea, sin matices, con un discurso único y que siempre, siempre, siempre, queden claros dos puntos: que se habla de personas y que el racismo es una enfermedad de la sociedad y por tanto, aunque afecte más a les racializades y tengan que ser elles quienes encabecen la lucha contra ese mal, le incumbe a todo el mundo.
Dicho esto y teniendo claro el protagonismo que debe asumir la población racializada en estos asuntos (tautología nada obvia en los programas de televisión a los que invitan a expertos en islamofobia, por poner un ejemplo, pero no siempre a musulmanes o sólo a une), es vital recordar a les periodistas de este país que podemos hablar de otros temas, que limitar nuestra capacidad de opinión al racismo es injusto y un error, puesto que nuestros puntos de vista, además de existir, cosa que, automáticamente, les haría merecedores de un espacio junto al resto, enriquecerían un debate monocromo y sólo por eso, monótono.
Somos y/o estamos aquí, vivimos y padecemos los desmanes políticos, los eventos deportivos o los culturales, los asesinatos machistas, las 5 millones de ediciones de Gran Hermano, las sequías o los atropellos a linces ibéricos y, evidentemente, no sabemos de todo, como les todólogues que opinan por nosotres (léase con ironía), pero podemos emitir valoraciones sobre tantas cosas como el resto de la población.
Pasa todavía, cuando vemos esas mesas de análisis de la actualidad en la tele, rotundamente blancas, profundamente masculinas. Es rarísimo ver a mujeres… blancas, claro, aunque alguna hay, de vez en cuando, quizá por pudor, quizá por cosmética, ahora bien, ¿qué hay de las mujeres y hombres racializades? ¿Acaso no tenemos opinión?
Gracias a internet contamos con medios propios en los que podemos expresarnos endo y exocomunicando las ideas que nos rondan, nosotres mismes, sin intermediaries y eso es fabuloso. Con todo, no deberíamos conformarnos con engrosar las vías alternativas, porque no somos alternativos, somos negros, gitanos, árabes, amazigh, latinos, etc… a los que sólo USAN (pura instrumentalización) cuando quieren hablar de racismo, de modernidad o de diversidad. Somos y estamos aquí, repito, y estamos y somos siempre, para todo.
PD. Además, ser racializade no te hace moderne, joder.