“Fue igual de liberador ponerme el hiyab que quitármelo”

“Fue igual de liberador ponerme el hiyab que quitármelo”

A través del proyecto fotográfico ‘Too faces’, Iman El Azrak expresa sus dilemas identitarios y desafía los prejuicios hacia las mujeres musulmanas

21/06/2018
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Fotógrafa: Lucia Lamata

Cada ser humano resulta de la suma de infinidad de elementos. Sin embargo, hay combinaciones naturales que parecen inaceptables, que se juzgan desde el altar de los que deciden cómo debe ser el mundo, de los que aceptan una diversidad medida, pesada y encasillada, obligando a que los versos libres rimen. Contra esto reacciona Iman El Azrak, conocida en redes como Nahia, que nació en Tánger y ha crecido entre esta ciudad y Madrid. El Azrak es musulmana, feminista, estudiante de Turismo, amante del deporte, llevó hijab y, tras cinco años, se lo quitó. Es todo eso y mucho más y ha decidido contarlo con imágenes a través de un proyecto fotográfico llamado ‘Too faces’ que gestiona a través de su cuenta de Instagram, @_apátrida. En ella, la vemos urbana, moderna, cubierta, colorida, de negro y delante de la bandera de una España que la ignora o la cuestiona o del edificio ocupado por un Hogar Social que no considera que ésta sea su casa. Y sin embargo, aquí está, en su hogar, creando.

¿Qué es ‘Too faces’?

Es un proyecto fotográfico personal que empezó siendo una liberación de mis dilemas identitarios. Surgió por necesidad de desahogo y siguió camino hacia la fusión de mis culturas, la revolución, la crítica y el “quita-prejuicios”. Está siendo un reflejo de la lucha constante que las mujeres biculturales o españolas y musulmanas tienen que librar en su rutina (como en su momento me pasó a mí).

¿Por qué has usado la fotografía para expresarte y qué pretendes mostrar a través de ella?

Siempre me ha gustado la fotografía, creo que es una forma muy sencilla y a la vez compleja de expresar sentimientos y sensaciones, personalidades y palabras sin necesidad de decir nada. Lo que pretendo con ella es que se empatice con sólo ver una imagen.

¿Qué acogida está teniendo?

Aunque no era el objetivo principal ni me lo esperaba, la acogida ha sido fantástica. Muchas chicas me escriben desahogándose con algún tema en el que se ven reflejadas (el hijab sobre todo) o para pedir consejo o darme mucho apoyo. La verdad es que me siento muy agradecida, no sólo con todas las mujeres que me escriben y apoyan para que siga con el proyecto, sino sobre todo con todas las personas que están haciendo esto posible, desde todos los fotógrafos que han participado y que han querido participar pero aún no ha sido posible (Raquel, Lujain, Sergio, Lucía, Mariam…) hasta los que han puesto un granito de arena con su profesión o hobbie para ayudarme (AkaBonita, Don Iwana, Marquitos, Paula, Armando, Flavia, Ana y Mar…), pasando por marcas y cuentas en redes sociales de apoyo a nuevos proyectos. Sola sería muy complicado.

Foto cedida por Iman El Azrak

Foto cedida por Iman El Azrak

En el tema identitario, y asumiendo que somos prismas con varias caras, ¿cuándo es demasiado (‘Too faces’)? ¿O nunca lo es?

Creo que nunca es demasiado, de ahí el nombre. Somos personas que se adaptan a situaciones, grupos o entornos sociales que además están en constante cambio, y ‘Too faces’ quiere llegar a todos los necesarios para seguir defendiendo y combatiendo por los derechos de todas y todos pero, sobre todo, de todas.

¿Tú eres marroquí y española, marroquí o española, ni marroquí ni española o… ahora da igual?

De pequeña siempre me hacían elegir. Estando en Marruecos mi entorno me hacía sentir española y estando aquí no se me deja de remarcar que “soy de fuera”. Según mi DNI soy española nacida en Tánger, pero no es algo que me defina. Soy española, marroquí y si mañana viviese en Rusia me sentiría rusa. Somos de donde estamos y no hay mejor forma de incluirse socialmente que llevando ese sentimiento con uno mismo allá donde vivamos, por eso por las redes sociales soy @_apátrida.

¿Por qué es importante definirse?, ¿y por qué lo es cómo nos definen?

Definirse es muy importante en una sociedad tan corrompida. Es muy necesario saber quién eres y cuál es tu fin, pero en el camino no hay que ponerse límites, y no frustarse si ese fin no llega o llega en otro momento. Cómo nos definen los demás muestra una pequeña parte de lo que somos, pero está condicionada por una situación o contexto, por eso intento no dar más importancia de la que tiene a la opinión de los demás sobre quién soy o cómo hago las cosas que me apetece hacer.

¿Cómo de arduo o de sencillo está siendo tu proceso de construcción identitaria?

Ha sido, es y seguirá siendo un duro trabajo por toda la presión social con la he crecido desde chiquita, pero sin duda es un proceso del cual estoy aprendiendo mucho. Creo que nunca le llega a nadie el momento en el que una identidad se conforma en su totalidad. Somos cambiantes, igual que nuestro entorno, y hoy somos verdes y mañana puede que seamos grises, y coincidimos grises y verdes en el mismo contexto en dos etapas de construcción identitaria completamente diferentes.

¿Qué peso tiene España en ese proceso?

Más que España, uno de los pilares del proyecto es Madrid, ya que me he criado entre sus calles y, a pesar de todas las discriminaciones que he vivido (y que vivimos) aquí, creo que tiene barrios multiculturales que aportan mucha riqueza al conocimiento de otras culturas.

Hay un aspecto muy importante en dicha construcción y que es claramente visible en tus fotografías: el hiyab. ¿Por qué?

Para mí representa un arma de rebeldía y revolución que toma como punto blanco el canon de belleza, la cualificación frente al físico, la cosificación de las mujeres, etc. ¿Es necesario usar el hijab para estar en contra de todo lo mencionado? Obviamente, no. Cada una tiene su vivencia desde su perspectiva, pero el feminismo occidental cojea cuando deja de lado a la mujer musulmana por elegir vestirse como quiere, rompiendo así con una de las bases del feminismo. Creo que la mujer musulmana que utiliza hijab está fuertemente discriminada por otras mujeres y se la cuestiona de más con respecto a su uso, dando por hecho que lo hace por alguien (generalmente un hombre) o sin saber lo que es o conlleva.

También he de decir que en las fotos se me ve practicando algún deporte o en lugares poco comunes “para una musulmana” y esa parte del proyecto es una crítica a la comunidad musulmana. Ésta critica (y no de forma constructiva) todo lo que una mujer hijabi hace o dice. Puedo practicar basket y llevar hijab, puedo montar en bici y seguir siendo musulmana…

Personalmente, he tenido una relación con el hijab muy intensa: lo llevé durante unos 5 años, y a muchos ratos lo amaba y otros tantos lo odiaba. Aún así fue igual de liberador ponérmelo que quitármelo.

Fotógrafo.- Sergio Toro

Fotógrafo.- Sergio Toro

Tú llevabas hijab, sin embargo en tus fotos usas niqab, ¿por qué?, ¿qué quieres mostrar?

Es algo totalmente consciente. La razón es que el niqab genera mucho más impacto, porque cubre la cara dejando al descubierto sólo los ojos. Sabiendo el poder expresivo que estos pueden tener en una fotografía, lo mucho que pueden decir sin pronunciar ni una palabra, pensé que provocaría sensaciones. No busco polémicas.

Por otro lado, fusionado con los dilemas por los que surgió el proyecto, refleja esa falta de identidad, el no saber muy bien quién eres y no estar segura de querer mostrarte al mundo de primeras.

Mujer, feminista, hijabi, amante de las zapatillas deportivas… ¿Sorprende esta combinación? ¿Y qué te hace sentir a ti esa sorpresa?

Sorprende la combinación en las fotos o, tal vez, de primeras, choque visualmente, pero no debería. Si llevase a día de hoy hijab, vestiría más o menos así y ya no sólo eso; hay muchas chicas en España que visten así. El tema de las deportivas es un asunto feminista para mí ya que, a día de hoy, me parece vergonzoso que cada gusto o hobbie por el que se mueva una mujer sea cuestionado o sexualizado. Me explico: si a una mujer le gusta el fútbol, se le hacen preguntas como “a ver, ¿qué es un fuera de juego?”, o se le hace una foto con la camiseta de un equipo semidesnuda o desnuda. Si lo practica escuchará comentarios del tipo “qué bien lo haces para ser mujer” y un largo etcétera que no deberíamos tolerar en ningún gusto ni afición. El mundo de las zapatillas es bastante parecido, se da por hecho que las mujeres no saben del tema y es algo que quería reflejar.

No me hace sentir mal que la gente se sorprenda con esta fusión, al revés, me gusta que se sorprendan y se les quede esa imagen o algo de ella en la mente. Espero que así, cuando vean a una mujer con esa combinación en la calle, las miradas no sean de escándalo.

¿Estás cansada de explicarte o, incluso, de defenderte?

El tiempo me ha enseñado a elegir qué preguntas contestar y qué explicar según quién pregunte, ya que hay personas que lo hacen desde el desconocimiento, otras desde la curiosidad, y muchas otras desde el vacile y el “ir a pillar”. Aun así, no me cansa explicar todo lo que sea necesario, da igual si es una pregunta muy básica o muy compleja. Es más, creo que las preguntas básicas o que nos suenan muy bobas deberíamos responderlas siempre ya que a la persona que le expliques le estás quitando el miedo de volver a preguntar algo más sobre ti, tu cultura o tu forma espiritual de vida, y eso nos hace crecer a todos.

¿Te sientes la misma persona con o sin hiyab? ¿Te ven y te tratan de la misma manera?

La Iman sin hijab es una persona diferente a la Iman con hijab, pero la primera es consecuencia de la segunda, y en ningún caso el quitármelo ha sido un punto de inflexión, sino el cierre de una etapa que me ayudó a seguir formando mi identidad.

Las personas no me miran igual ni me tratan igual. Aunque con el hijab acababa aguantando muchos insultos y discriminaciones, me dio relaciones muy transparentes y personas muy fieles que no se dejaban llevar por el prejuicio hacia una tela, y eso no hay quien pueda comprarlo. También, desde que no lo llevo, noto mucho más intensas las miradas de los hombres, que no hacen más que faltarme al respeto por las calles.

¿Te consideras puente o frontera?

Soy un puente o, al menos, eso pretendo. Sólo son frontera quienes se mueven por sus prejuicios y sus ideales prehistóricos. No hay progreso sin tender puentes.

¿Tienes idea de hacer alguna exposición?

Sí. En principio serán dos exposiciones, si todo va bien y con muchas sorpresas in sha Allah.

¿Hacia dónde va tu proyecto? ¿Tiene un final o, al igual que la identidad, está en permanente construcción?

Mi proyecto ha sido una construcción permanente, ya que empezó siendo una revelación de mi personalidad y se ha convertido en una revolución constante. Aunque haya un punto y final a nivel fotográfico, seguirá en las calles reflejando una realidad a la que muchas mujeres musulmanas se enfrentan día a día.

 


Esta entrevista fue publicada inicialmente en la edición en papel del El Salto.

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