Las diputadas incómodas

Las diputadas incómodas

Celia González Ibáñez

 

La imagen corresponde a un artículo de prensa del periódico, La Correspondencia de Valencia (5 de octubre de 1931). He obtenido  el artículo de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

El texto es un fragmento de un artículo titulado, “Política y politiquerías”, la parte que aquí […]

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07/09/2018

Celia González Ibáñez

 

La imagen corresponde a un artículo de prensa del periódico, La Correspondencia de Valencia (5 de octubre de 1931). He obtenido  el artículo de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

El texto es un fragmento de un artículo titulado, “Política y politiquerías”, la parte que aquí comento se llama “Las mujeres diputadas”, pertenece al periódico La Correspondencia de Valencia con fecha de 5 octubre de 1931.

El artículo se refiere a la entrada en el Congreso de los Diputados de Margarita Nelken. La escritora se incorporó más tarde a la Cámara, puesto que obtuvo el escaño en las elecciones parciales de octubre a consecuencia de la renuncia de diputados que en las elecciones de junio había obtenido actas dobles. No tomó posesión de su asiento hasta el 18 de noviembre porque carecía de nacionalidad española, por ello no puedo participar en la tarea parlamentaria hasta solucionar legalmente este asunto. Como sabéis, Margarita Nelken, Clara Campoamor y Victoria Kent, fueron las primeras mujeres diputadas del Congreso de los Diputados de forma electiva.

El periodista (no he encontrado el nombre del autor, o quizás autora) informa de la incorporación de Nelken en el Congreso de los Diputados destacando que será la tercera mujer en la Cámara, junto a Campoamor y Kent. Es cierto que lo cuenta con cierto aire burlesco, describe a Nelken como una rubia, elegante y modernista, e incluso se permite  un chistecito con el pasado laboral de la entonces futura diputada en el Museo del Prado. Pero lo llamativo viene al final, final inesperado o no, pero cargado de mucha intención por parte del periodista.

Dice así: “En lo único que coinciden las tres es lo de ser señoritas en la edad en la que ya podrían muy bien ser señoras de su casa y con nenes grandecitos…”

Cuando encontré el artículo me hizo mucha gracia. Me imaginé a un señor echando bilis por la boca, lleno de rabia y de indignación, cargado de enfado. Esa frase con retintín, y sobre todo esos puntos suspensivos, esos puntos suspensivos me dan la vida, manifiestan un gran dolor.

A la persona que escribe el texto le incomodaban las tres primeras mujeres diputadas en unas elecciones democráticas, hoy incomodan otro tipo de cosas. Dentro de 100 años habrá otras mujeres que se rían de la bilis de los señores y señoras de este momento.

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