Querida amiga

Querida amiga

* Polly *
Noi fuori

Querida amiga: 

Después de tantos años me doy cuenta que debería haber escrito esta carta hace mucho tiempo. Quizá cuando empezaste a cambiar, cuando de repente no querías pasar tiempo conmigo, me hacías sentir que sobraba en […]

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28/12/2018

* Polly *
Noi fuori

Querida amiga: 

Después de tantos años me doy cuenta que debería haber escrito esta carta hace mucho tiempo. Quizá cuando empezaste a cambiar, cuando de repente no querías pasar tiempo conmigo, me hacías sentir que sobraba en tu vida y yo no podía comprender por qué. ¿Había dicho algo que te había molestado? Nuestra relación siempre había sido muy bonita, no sólo éramos amigas, me llegué a sentir parte de tu familia. Habías visto todo de mí al ayudarme y apoyarme como asistente personal. Me acostabas, me llevabas al baño, me limpiabas cuando era necesario. Siempre he creído que es necesario tener una cierta conexión con quien me apoya, con mis asistentes.

Ahora entiendo por qué cambiaste y me da mucha pena que haya sido por un hombre, por el amor romántico que nos persigue por mucho que seamos conscientes de él. Él era sólo mi amigo, pero para ti era algo más y creo que siempre fui consciente de ello. No lo quise ver porque yo sentía lo mismo y confiaba en ti, estaba tranquila. La semana pasada hablé con él y discutimos bastante. En realidad, creo que por fin vi lo egoísta que era y que siempre había sido. Él mismo me lo confesó y tú me lo confirmaste al no responderme. Me dijo que durante una temporada os acostasteis y que sólo fue sexo para él, que te lo dejó claro. Pero tú cometiste la osadía de quererlo, y digo osadía porque me imagino lo mucho que has sufrido por él, hasta el punto de darle la espalda de esa forma tan cruel a una persona que realmente te quiso. 

Escribo esta carta porque me da rabia que siempre ganen ellos. Me da rabia que las mujeres nos veamos como enemigas, me da rabia ver que nosotras perdimos una amistad que era muy bonita por una persona cuya forma de amar está intoxicada por su egoísmo. Una persona que era capaz de hacerte sentir la persona más especial del mundo, pero también la más mediocre. Siempre he creído que, habiendo vivido lo que viví con mi padre, no toleraría que un hombre me maltratara, pero me ha sorprendido comprender que lo he permitido, o al menos, hasta cierto punto. Me he sentido manipulada y usada por él. Espero equivocarme; si yo me he sentido así, intuyo que tú te has sentido aún más usada al ver que él se acostó contigo, vio cómo te estabas implicando y luego te ignoró. Me duele que me identificaras como tu enemiga. Yo no sabía nada, lo habíais mantenido en secreto porque sabías que en ese momento me habría sentido muy dolida. Ahora lo que más me duele es haber perdido a una amiga por los celos, me duele que mi amigo me viera sufrir por tu pérdida y que no me dijera por qué, que no me dijera que no había sido mi culpa.

Sé que creerás que soy una radical, y en el sentido literal de la palabra lo soy. El feminismo me ha liberado, ha puesto palabras y estructura a lo que siempre he sentido. Me ha enseñado a amar mi cuerpo diverso, a sentirme orgullosa de él. Me ha mostrado el camino para luchar contra el concepto de amor romántico y comprender que éste es la principal barrera contra la sororidad. Esa sororidad que es el arma más poderosa contra todas las discriminaciones que vivimos día a día. Esa sororidad que me hace ver que, las que hemos perdido somos tú y yo, porque a las dos nos ha hecho daño el mismo hombre y en el camino nos hemos perdido la una a la otra.

 Quiero creer que, como yo, ya no eres esa chica joven que salía de casa por primera vez. Vivimos para aprender y agradezco haber compartido ese periodo de mi vida contigo. No me arrepiento de nada de lo que hice porque me ha hecho ser lo que soy. He visto que, como mujeres, nos debemos a la lucha porque nos engañan, nos utilizan, nos menosprecian y nosotras demostramos que hemos aprendido la lección al no reaccionar. Hemos aprendido a no querernos a nosotras mismas, obsesionadas con nuestro cuerpo, perfecto por naturaleza pero imperfecto para la sociedad. A no querernos entre nosotras y asentir cuando nos dicen que las mujeres somos las peores enemigas de las mujeres.

 Te deseo mucha felicidad. Gracias por lo que me diste y por lo que me dejaste dar.

Con cariño,

Alba

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