Antigitanismo patriarcal

Antigitanismo patriarcal

Silvia Agüero Fernández explica cómo las violencias machistas a través de internet se relacionan con el antigitanismo estructural que vive el Pueblo Gitano

20/02/2019

La violencia que sufrimos las mujeres gitanas en las redes sociales, cuando alzamos la voz denunciando el antigitanismo estructural y sistémico que se perpetúa desde y, sobre todo, por las instituciones públicas, no solo es parte del patriarcado sino también parte del racismo específico que sufrimos las personas gitanas. Una cosa y la otra no se pueden separar. Es imposible separar las dos identidades que me unen: ser mujer y ser gitana. Tampoco puedo diferenciar si se sufre más opresión por el Antigitanismo o por el Machismo porque estas dos opresiones se interseccionan y se solapan en una sola: El Antigitanismo Patriarcal.

El antigitanismo es una forma específica de racismo, una ideología basada en la superioridad racial, una forma de deshumanización y de racismo institucional alimentado por una discriminación histórica, que se manifiesta, entre otras cosas, por la violencia, el discurso del miedo, la explotación y la discriminación en su forma más flagrante; el antigitanismo es una forma de racismo particularmente persistente, violenta, recurrente y banalizada. La discriminación contra las personas gitanas está basada fundamentalmente en su origen étnico y su modo de vida.

Las agresiones a mujeres gitanas en las redes sociales son muy diferentes a las agresiones dirigidas a los hombres gitanos, aunque ellos también sufren este Antigitanismo en forma de violencia y humillación pública.

Hacia las mujeres este odio en la Red es aún mayor, tanto en volumen como en virulencia, porque a la discriminación antigitana se une el machismo. Y mucho más si además eres feminista y activista antirracista. Ejemplos reales de mensajes que me han dirigido:

  • Necesitas un palizón payo
  • Hitler se quedó corto
  • Napalm y el genocidio para todos los gitanos
  • Una lata de gasolina y los quemo vivos
  • Esto pasa por dar educación a una infrahumana
  • ¿Qué hace su marido que no la manda a fregar?

Las agresiones en redes sociales a las mujeres gitanas intentan humillar, amedrentar, amenazar y trivializar todo aquello que decimos. Incluso asustarnos con amenazas reales.

Los mensajes que me dedicaron tras escribir y publicar un artículo de opinión criticando al sedicente humorista Rober Bodegas se empezaron a multiplicar frecuentemente. Antes de este artículo no había recibido tantos mensajes amenazantes. Lo que me hace pensar y reflexionar que luchar o reivindicar contra algún hombre payo que haya hecho declaraciones específicamente Antigitanas tiene un impacto en el machismo y, sobre todo, en el Antigitanismo muy contundente.

Cuando sufrí amenazas de muerte, denuncié públicamente. Jamás sentí como una opción válida, eficaz y/o eficiente ir directamente a la policía. Los siglos de intentos de exterminación y de persecución, cargados de leyes antigitanas, sumados a la falta de credibilidad y de legitimidad que se nos inculca a las mujeres –seamos de la etnia que seamos­– dentro del sistema patriarcal en el que vivimos, contribuyen a que no veamos al sistema policial o judicial como una solución válida y que nos vaya a procurar una solución satisfactoria. He de decir que sí que hemos interpuesto denuncias en otras ocasiones. Por ejemplo, contra la cadena de ropa Kiabi, cuando sin motivo nos echaron de la tienda por el mero hecho de ser gitanas e ir en grupo. Interpusimos denuncia en la Guardia Civil, avisándonos ya los propios agentes de que nuestra denuncia no tendría ninguna consecuencia más allá de llegar al juzgado y ser archivada. Esta y otras experiencias que sufrimos específicamente las mujeres gitanas, hacen que nos disuadamos a la hora de denunciar.

La sociedad es antigitana, lo que incluye también a jueces, abogados y fiscales. Puesto que el sistema es Antigitano como es Patriarcal. La mayoría de las denuncias que interponemos no dan fruto alguno. Por eso, muchas veces ya ni denunciamos.

Propuestas para la mejora

Lo ideal sería que se aplicasen las leyes que prohíben la discriminación[1] contra las mujeres gitanas tanto dentro como fuera de Internet, en la vida real. Pero las leyes no funcionan porque el sistema es antigitano y, además, están, como ya hemos visto, del lado de los más poderosos. En cualquier caso, en mi opinión, se debería empezar frenando el discurso de odio, estereotipado y discriminatorio, que difunden los medios de comunicación, tanto en los periódicos en papel, como en los digitales, o en la televisión y las radios.

Cualquier periódico digital o de soporte papel, cualquier televisión, cualquier medio de comunicación puede seguir contribuyendo al Antigitanismo Patriarcal. Este hecho no está siendo ni perseguido ni castigado adecuadamente aunque sí que está tipificado en el Código Penal (Art. 510.1 y, especialmente, el 510.2). La realidad es que, al menos en relación al antigitanismo, no se aplica la ley. O los fiscales no se atreven ni siquiera a iniciar el procedimiento: tengo la experiencia cercana de mi marido, el sociólogo Nicolás Jiménez, que el pasado 2017 monitoreó los periódicos con versión digital de toda España y comunicó cada incidencia que detectó a la correspondiente fiscalía delegada en delitos de odio; en más de 10 ocasiones le contestaron con el decreto de archivo de la denuncia; sólo en dos ocasiones le citaron para ampliar la información (lo que tuvo como consecuencia el incremento del coste de nuestro activismo porque hubo de desplazarse a las respectivas sedes de dichas fiscalías) pero tampoco eso supuso el inicio de ninguna acción punitiva. Quiero destacar por su carácter excepcional y, probablemente, ejemplar la actuación del Fiscal Delegado de Delitos de Odio de la provincia de Alicante quien, informado por mi esposo, decidió ponerse en contacto con el director del periódico Información ante lo cual rectificaron la edición de la noticia y, al menos en 2017, ya no se volvieron a detectar en este diario aquellas malas praxis profesionales.

Esto significa también que los periódicos cuando abren sus espacios de comentarios permiten dar rienda suelta a los agresores en redes sociales para que puedan insultar, agredir o amenazar a cualquier mujer, y en este caso a las mujeres activistas que luchamos contra el racismo, y no los controlan ni hacen nada para impedirlo.

Frenar los discursos de odio y las agresiones está en manos de Hombres Payos, de una identidad hegemónica, lo que significa que para combatir estas conductas deben hacer leyes contra ellos mismos y, evidentemente, así es bastante difícil que los cambios se produzcan de manera rápida y adecuada. Otra cosa bien diferente sería que hubiera más mujeres y hombres no hegemónicos en los órganos de poder y de toma de decisiones. Personas con conciencia y conocimiento. Personas con la mirada limpia y consciente. Eso es lo que necesitamos: que los partidos políticos incluyan la lucha contra el machismo y contra el racismo en sus programas, en sus agendas y que permitan que las personas que sabemos por experiencia propia lo que son esas ideologías podamos combatirlas por medio de las leyes y las políticas. Así mismo, tiene que haber cambios en el poder judicial y en la fiscalía para que de verdad entiendan la gravedad de estos delitos y que asuman de oficio su persecución.

Cerrar forocoches o burbuja.info y otros foros similares, sería otra de las actuaciones necesarias. Y además, convendría hacerlo dándole la necesaria dimensión pedagógica para que la ciudadanía entienda que insultar y amedrentar en las redes no puede salir gratis, que son conductas sancionables y que, efectivamente, se las sanciona.

En el orden de actuaciones prácticas necesarias y urgentes también debo mencionar la protección a los espacios físicos y/o virtuales de mujeres o de personas gitanas o de personas racializadas, etc. que hemos ido creando con nuestras constantes luchas para evitar los continuos ataques e incursiones que vienen realizando los racistas y machistas, casi siempre, hombres payos. Quiero decir, que la policía y demás fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado deben recibir la necesaria formación para actuar rápida y contundentemente contra nuestros agresores y las plataformas (Twitter, Facebook, Instagram, etc…) deben implementar protocolos de actuación que se activen inmediatamente para excluir a toda esa patulea racista y machista de los espacios virtuales.

Por último, quiero reclamar más sororidad y más solidaridad entre las y los internautas para que sea un recurso para parar la violencia. Estoy hablando de acciones de autodefensa en redes en las que todas respondamos contundentemente, denunciando las cuentas de los agresores o bloqueándolos conjuntamente.

Aquí tenemos una lección gitana que aprender: ¡Si tocan a una, respondemos 400 primas!

 


Otros artículos del proyecto Acoso en redes en el que participa Pikara:

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