Los ‘Chuntá’ en Chiapas
La fiesta más grande y singular de Chiapas se caracteriza por la inclusión del travestismo.
La fiesta grande de Chiapas es el resultado de una fusión de la tradición católica y las celebraciones indígenas. La leyenda más famosa es la de una mujer española rica llamada Doña María de Angulo, que llegó a Chiapas en 1711 para recurrir a la medicina ancestral con el objetivo de sanar a su hijo de una extraña enfermedad. Mientras se preparaba el tratamiento con aguas termales de Cumbujuyú, la madre pidió a la gente del pueblo: “Danza para el chico”. Los nativos entendieron “los parachicos”. Al día siguiente, el muchacho estaba curado. Cuando el hambre golpeó la comunidad, Doña Angulo regresó al pueblo para distribuir alimentos.
Este evento, registrado desde 2010 en la lista del patrimonio inmaterial de la UNESCO, comienza con el desfile de los hombres “chuntaes” vestidos de mujer, y continúa con la llegada de los hombres “parachicos” vestidos con ponchos de colores, y máscaras de madera. Máscaras con rasgos europeos y pelo rubio simbolizan al niño de Doña
María de Angulo, mientras que los hombres se visten de mujeres y representan a las sirvientas españolas.
En la fiesta, las mujeres hacen las comidas y suelen vestirse de chiapanecas, aunque recientemente han empezado a vestirse de “parachicos” o “chuntás”. Ellas acompañan y apoyan a los chicos (maridos y hijos) que se disfrazan. No es una fiesta que apoye la diversidad sexual y de género: los hombres se disfrazan por tradición y solo hay una pandilla que recibe a gays y transexuales, la pandilla de la tía They (la que protagoniza este fotorreportaje).
Pero, en todo caso, esta festividad supone la expresión de una concepción alternativa de la masculinidad y de la identidad de género en un pequeño pueblo de Chiapas.