El feminismo ni se blanquea ni se vende
El feminismo no se puede comprar porque la emancipación no está en venta.
Iberdrola, junto a la Reina española, nos ha invitado a celebrar (¡celebrar!) el 8 de Marzo.
Iberdrola es uno de los agentes principales del neoliberalismo patriarcal que privatiza nuestra tierra, nuestros cuerpos y nuestra salud; tiene como objetivos la precarización, la mercantilización y la financiarización extrema; apoya las expropiaciones que en Latinoamérica llevan a la miseria a miles de mujeres, y las desaparecen; explota a sus trabajadoras y condena a la pobreza energética a las precarizadas y las pensionistas, entre otras cosas, porque las pensionistas cobran un 43% menos que los hombres, precisamente porque como tantas otras empresas de nuestro país, subcontratan a mujeres mientras que copan los altos cargos con hombres. En consecuencia, a pesar de que la carga de trabajo de las mujeres es superior a la de los hombres (400 horas mas al año), las mujeres tenemos menor capital económico. Por eso, entre los mayores de 65 que piden la RGI, un 76,6% son mujeres, entre otras razones, porque el trabajo que han hecho y hacen todas esas mujeres genera un capital económico menor que el de los hombres o ningún capital económico, entre otras cosas porque el trabajo de cuidados, en general (86%) no se paga a pesar de que cada vez hay más necesidad de cuidado (acordaros de la demografía). Por eso mismo:
Nuestros dirigentes neoliberales, en vez de canalizar el dinero público al trabajo no remunerado de las mujeres, o de publificar dicho trabajo no remunerado, han decidido precarizar todo trabajo y privatizarlo junto a las instituciones públicas; no solo sanidad, residencias, guarderías, centros de día y en general todo tipo de servicio público, es decir no solo han privatizado los comedores escolares y las residencias aumentando la carga de trabajo no remunerado de las mujeres, sino que están privatizando la educación con objetivos muy concretos: acumular cada vez más capital cada vez en menos manos. Por poner un ejemplo que me es cercano, la Universidad del País Vasco está usando nuestro dinero público para crear carreras y másteres privados, dando dinero a las corporaciones (dueñas de medios de comunicación y diversas empresas privadas) con el fin de adaptar el currículo y los másteres a los intereses financieros y mercantilistas para poder producir un tipo de alumnado capaz de afinar aún más la dominación neoliberal y patriarcal, dejando al alumnado sin recursos fuera del sistema.
Por eso, aquellos que gobiernan de acuerdo a los intereses de las empresas y deciden sobre las políticas públicas patriarcales que empobrecen a las mujeres*, harán un parón el día 8 de Marzo. Aquellos que hacen imposible, por un lado, la emancipación de las mujeres* jóvenes y, por otro, que las pensionistas puedan tener una vejez digna, se han mostrado a favor de la huelga feminista.
Aquellos que no quieren municipalizar la vivienda, mercantilizan y privatizan el suelo y la tierra movilizándose en contra del derecho de la población a una vivienda digna (caliente, limpia, saludable), es decir, los lobbies y sus partidos, se han mostrado a favor de la lucha feminista.
Es decir, aquellos que deciden dar los sueldos más altos a los hombres en la administración pública, aquellos que no han desarrollado medidas efectivas para la conciliación en la sanidad pública, aquellos que deciden llevar al extremo la provisionalidad laboral de las mujeres pagándoles además los sueldos más bajos en el sector educativo público (educación especial, cocina, limpieza, guarderías…. copadas todas por mujeres), llaman a la huelga que las feministas haremos en su contra.
Aquellos que deciden que haya empleo parcial, y que en dicho empleo ocho de cada diez sean mujeres, así como aquellos que niegan los derechos laborales y las condiciones materiales para una buena vida a uno de los sectores más segregados y precarizados como son las trabajadoras domésticas y de cuidados, se han mostrado a favor de la huelga del 8 de Marzo.
Pero ante semejante desvergüenza y humillación, el Movimiento Feminista de Euskal Herria ha respondido de forma diversa pero contundente, porque aquellas que han organizado y que participarán en la huelga son tan diversas como contundentes: las trabajadoras domésticas, las pensionistas, las conductoras de bus y tren, las limpiadoras de los hoteles, instituciones públicas y empresas privadas, las trabajadoras de las residencias, los comedores y de educación obligatoria, las trabajadoras del sexo, profesoras y estudiantes de bachillerato, las migradas, refugiadas y exiliadas, las jóvenes gitanas feministas y euskaldunas, las que no son ni euskaldunas ni jóvenes, las madres, las abuelas, aquellas que a diario tienen que limpiar culos, aquellas que no tienen estudios, las universitarias con estudios superiores, las mujeres del Euskalduna, las trabajadoras de las fábricas de papel, los cuerpos sexualizados y racializados, las que le tienen alergia a la heteronormatividad, las que por aguantar en esta sobredosis de normatividad tienen ataques de ansiedad y depresión, las personas trans, las bolleras, las presas, las que de pie, a cuatro patas o en silla de ruedas no piden permiso para vivir ni perdón por vivir, aquellas que durante años estuvieron en la minería y nunca fueron consideradas mineras (viva las feministas de Meatzaldea y Ezkerraldea), las sindicalizadas, las bertsolaris, las periodistas y las subcontratadas que se encargan de la verificación de piezas en los talleres, las que recogen a las criaturas de la escuela y les dan de comer todos los días, aquellas que antes de ir al trabajo remunerado limpian el váter y cuelgan la ropa, aquellas que se levantan todas las noches a dar la teta, aquellas que enganchan a los críos en el portal para poder subir la compra al quinto piso, aquellas mujeres* de gran edad que no tienen quien les cuide, aquellas que no tienen edad para casi nada, y aquellas que después de una vida entera casadas, al morir su marido, han conocido la libertad.
Somos un movimiento diverso que sabe perfectamente quienes son sus enemigos, y sus adversarios.
Nos han robado y blanqueado el cuerpo tantas veces, que ya es imposible que nos blanqueen y roben el discurso.
El feminismo no se puede comprar porque la emancipación no está en venta.
El Movimiento y la Huelga Feminista de Euskal Herria no se pueden blanquear (purplewashing) ni limpiar. Porque somos sucias.
Porque estamos politizadas.
Porque hace tiempo que aprendimos a nombrar la guerra patriarcal.
El video que tenéis a continuación, es una video-conferencia para las jornadas organizadas por la CUP de Granollers y se explica el Patriarcado capitalista actual, pasos para la construcción de una República Feminista, y razones para hacer la Huelga del 8 de Marzo.