Irene Jiménez
Espinas en mi garganta,
llena de ganas que no se aguantan,
tantas lágrimas derramadas.
Niñata en tu oído que canta,
dime, ¿Cuánta presión soportas? ¿Cuánta?
Mis ganas se agigantan,
me adelantas, pero no me suplantas
pues hasta derramando lágrimas, te he alcanzado.
Espinas en mi garganta pero sigo cantando,
hoy nadie me calla.
Ante tanto tonto me quedo sin tinta,
escribo como una santa
pero la venganza me tienta.
Me llaman violenta de color violeta
sólo porque hoy decido desatar la tormenta.
Solo de trompeta
tarareando esta serenata
sedienta de venganza y con vergüenza,
porque de amor ya no se sustenta.
“Calma tu rabia, ¿Qué te cimienta?” – Dicen las voces en mi cabeza.
Hoy las callo.
Aguardiente y pimienta, por los ríos de esta tierra,
pues demasiado se argumenta: ¡Que nadie lo consienta!
Y aquí seguimos en esta casa mugrienta.
Mi mirada sangrienta, mientras la tuya indistinta.
Dime, ¿Cuánta presión soportas? ¿Cuánta?
Si estás servido de herramientas,
¿Es este el mundo que te representa?
El único que te amamanta pero a mí me aparta.
Tengo espinas en mi garganta,
pero hoy no me callas,
esta niñata en tu oído hoy canta
esta niñata hoy canta,
aunque tenga llena de espinas la garganta.