Sectas y mujeres, ¿sectas de mujeres?

Sectas y mujeres, ¿sectas de mujeres?

Muchas nos preguntamos, desde la atracción del abismo, qué convierte a las sectas en algo tan fascinante; qué mecánicas psicológicas se ponen en marcha, y cómo todo ello también está relacionado con los dineros y el aprovechamiento de personas, en este caso mujeres, en situaciones vulnerables. Da al play.

15/04/2019

Dedicamos nuestro espacio radiofónico a hablar del orden y desorden en las instituciones de lo espiritual. Nos sumergimos en el apasionante y turbulento mundo de los cultos y estafas. Todo ello, como hemos apuntado, analizando los roles que adoptan las señoras en las sectas, así como qué ocurre cuando las sectas las ponen en marcha señoras. ¿Señoras del Bien, os estaréis preguntando?

La sutil frontera que separa las sectas de las religiones está muchas veces relacionada con la subversión de la jerarquía y de los roles de poder. Cuando aparecen mujeres en las altas esferas de un movimiento religioso se desata la lucha para restablecer el orden constituido. Éste fue el caso de la Herejía cátara, movimiento que quería volver a los orígenes del cristianismo y se instaló en la Francia del sur entre los siglos XI y XIII, cuando fue reprimido por la Iglesia católica. En ciertos aspectos el catarismo fue un movimiento emancipador para muchas mujeres: regentaban sus propias casa sin depender de ninguna autoridad masculina, acogiendo a chicas y mujeres y viviendo en colectividad sin estar separadas del mundo. La doctrina cátara abría a las mujeres el ministerio de la palabra de dios (predicar en público) y también administrar el bautismo, además el matrimonio no era algo sacro, sino que los vínculos de pareja se establecían como uniones libres. Todos estos aspectos contribuyeron a abrir espacios de libertad para mujeres tanto entre las nobles como entre las clases más bajas.

La investigadora finesa Elina Vuola, especializada en Cristianismo Global y Diálogo de las Religiones en la Facultad de Teología de la Universidad de Helsinki, asegura que “las mujeres han sido excluidas de lo sagrado, concreta y simbólicamente, e incluidas en un principio femenino que funciona como la parte más baja, carnal y profana de una construcción de los dogmas teológicos”. No obstante, y precisamente por lo que apunta Vuola, desde la teología feminista, surgida en los 60, se busca recuperar nombres históricos como el de Guillermina de Bohemia, cuyo tesón la llevó a crear una iglesia de mujeres en el siglo XIII. Desde esta rama de la teología, se analizan los principios del patriarcado occidental así como se estudian los movimientos que cuestionaron el monopolio de la Iglesia de Roma, aquellos que (re)produjeron cultos y herejías protofeministas en una época de control violento y represivo,  la Europa del Medievo.  La cara b de los cultos mediados por mujeres, ya en el siglo XX, la encontramos en iniciativas de neopaganismo new age como la llevada a cabo por Zsuzsanna Budapest, fundadora en los 70 del Susan B. Anthony Coven, el primer aquelarre feminista registrado que solo admitía mujeres. También fue conocida en Estados Unidos por ser la ideóloga de la wicca diánica, culto enfocado en la adoración de una única Diosa, y la autora de hitazos musicales de la época como We all come from the Goddess. 

Posterior a esta época encontramos a Ma Anand Sheela, consejera y secretaria personal del gurú Bhagwan los cinco años que pasaron juntos en la comuna Rashnishpuram en el estado de Oregón. Este experimento-ciudad congregó a más de 4000 sanniasins en un espacio de 25.000 hectáreas, una minoría religiosa para quienes la meditación y el culto a la figura de Bhagwan eran la base de su doctrina. La comuna, que defendía el amor libre y entendía el matrimonio como algo que limita la libertad del individuo, pronto se convirtió en una gran ciudad, y en ella, la maquinaria capitalista organizaba la vida de los seguidores sin tener que privarse por ello de las comodidades y placeres de la vida cotidiana: urbanizaciones, restaurantes, centro comercial, aeropuerto, etc., dieron forma a este gran complejo que pronto se ganó la enemistad de los lugareños.

Y la cabeza pensante, quien levantó todo ese imperio, y defendió con uñas y dientes su perpetuidad, aunque en vano, fue Sheela. Una mujer de un gran carisma, que amasó un enorme poder y sobre quien recayó más tarde toda la responsabilidad. Sheela no tuvo problemas a la hora de utilizar métodos fraudulentos, amenazas e incluso intentos de asesinatos si todo ello servía para garantizar la supervivencia de la gran utopía de su líder y amor eterno, Bhagwan, tal y como nos cuentan en la serie de televisión documental de nombre Wild Wild Country (Netflix).

Y nos preguntamos: ¿Es posible hablar de las sectas con humor? Acostumbradas a un tratamiento sensacionalista o autobiográfico que ahonda en los asuntos más truculentos de la vida cotidiana en una secta, la serie Unbreakable Kimmy Schmidt (Netflix) supone un aporte fresco a este tema. La creación de Tina Fey y Robert Carlock (también guionistas de 30 Rock) se cerró este año con cuatro temporadas centradas en la vida en Nueva York de Kimmy, una superviviente a una secta apocalíptica que ha pasado quince años encerrada en un búnker bajo tierra. Con el tratamiento de comedia se abordan temas tan espinosos como el síndrome post traumático de las víctimas de una secta, el acoso sexual en la era del #MeToo o la gentrificación que acompañan a este personaje que tiene que ponerse al día no solo con su vida, interrumpida antes de comenzar el instituto, también con los cambios sociales progresivos que han ido transformando el mundo en el que aterriza sin mapa de navegación Kimmy Schmidt.

Muchas nos preguntamos, desde la atracción del abismo, qué convierte estos temas en algo tan fascinante; qué mecánicas psicológicas se ponen en marcha, y cómo todo ello también está relacionado con los dineros y el aprovechamiento de personas, en este caso mujeres, en situaciones vulnerables. El poder, el vil metal… y el feminismo como tela de araña. En esta línea, también hablamos en este programa de estafadoras y estafadas; más concretamente, del telar de las mujeres.

PLAYLIST:

  • Siouxsie and the Banshees – Helter Skelter
  • Kaleida – Take me to the river
  • Ariana Grande – God is a Woman
  • Z Budapest – We are all come from the Goddess
  • Damien Jurado – Cloudy shoes
  • The Cardigans – Mr. Crowley
  • Concrete Blonde – Jonestown
  • Charles Manson and the Family – I’ll Never Say Never To Always
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