Flores de terciopelo
A esta lectora de Pikara le ofrecieron un trabajo como monitora, y una de las condiciones era que debía ir siempre depilada. Esta semana cuenta su experiencia en #Participa
Anna Vila Vilajosana
Hace pocos días, me ofrecieron trabajar como monitora en una casa de colonias, pero no acepté el trabajo porque no aceptaba una norma: las mujeres habíamos de ir depiladas y, si no queríamos depilarnos, habíamos de ir tapadas.
Me enteré de la norma el día que estábamos reunidos los posibles monitores con los directores y coordinadores. Ellos nos expusieron todos los puntos a tener en cuenta, entre los cuales, el tema en cuestión.
Nos hicieron saber que las mujeres habíamos de llevar las ingles depiladas porque si no los niños, al ver los pelos, dirían: “oh un coño!” Que si no queríamos depilarnos, nos podíamos poner un culote. Es más, los directores se señalaban los tobillos cuando imitaban como ir tapadas porque ya no hablaban solo de las ingles, también de las piernas. Fue entonces, cuando nos aconsejaron, que si los niños nos preguntaban por qué íbamos tapadas, mintiésemos diciendo que nos habíamos quemado del sol. Cuando estaba escuchando aquellas palabras, miraba la cara indignada de muchas chicas. Nos mirábamos las unas a las otras. Algunas de ellas, preguntaron más sobre el tema. Y las respuestas eran las mismas: “si no estás de acuerdo, no trabajes aquí” o “ Tápate, que no pasa nada!”
Sí que pasa. Pasa sumisión, desconsideración, menosprecio, humillación pública… Por lo tanto, no es solo taparse con un culote, un pañuelo, unas mallas largas o no bañarse aquel día. Las mujeres tenemos un cuerpo como un hombre tiene el suyo. Pero, según parece, nuestro cuerpo es malo y nuestro sexo representa el mal. Nos dicen que los pelos lo señalan, lo demuestran. Y es por esto por lo que nos quieren sin pelos como un bebé. Cuando, con y sin pelos seguimos teniendo el mismo cuerpo y siendo las mismas.
Las mujeres podemos tener tantos o más pelos que algunos hombres. La naturaleza es diversa y preciosa. Mirarla des del corazón, te abre como una flor. Una vez, una amiga me dijo que una flor se abre porque es su sentido de ser. Y yo, ahora, reafirmo: también es el nuestro. Todos, seamos como seamos, somos naturaleza.
Como resultado, habrá mujeres con más pelos en algunas partes del cuerpo: en el mentón, en la espalda, en el vientre, en el culo, en los dedos de los pies… Y nadie ha de obligar a otro alguien a depilarse o vestirse de una manera determinada para esconder sus pelos. El género no ha de ser ninguna excusa ni argumento. Diría además, que poner en práctica esta norma es ilegal. Pero, más allá de la ley, es una falta de respeto y amor. Ya no solo para las monitoras, también para las chicas que van de colonias y las niñas, sobretodo las que les están saliendo los pelos por primera vez porque se pueden sentir feas o, incluso, sucias. Tener referentes, ver una monitora con pelos, es lo que han de ver. Después, que hagan lo que quieran, depilarse o no.
En todo caso, lo importante es que cojamos consciencia de la situación. Que no haya ninguna niña más que se pegue los brazos al cuerpo porque le están saliendo los pelos en las axilas. No haya ninguna chica diciendo que no se baña porque tiene la regla. O ninguna mujer que reciba miradas de sorpresa en el vestidor. Tampoco regañarnos a nosotras mismas si no estamos tan liberadas como quisiéramos. Amémonos tal y como somos ahora. Amémonos tal y como fuimos ayer. Amémonos mañana, que de bien seguro seremos mejores. Y, poco a poco, vamos aprendiendo y distinguiendo lo que es verdad de lo que no. Verdad es aquello que te abre. Nadie ha de creer que las mujeres no tienen pelos o no pueden tener-los. Es una creencia falsa y generalizada. Una idea ilógica que tienen, por ejemplo, los propietarios de aquella casa de colonias.
Tengo entendido que, los propietarios son del ámbito de la iglesia, pero la casa de colonias la hacen todos aquellos que trabajan en ella. Desde los propietarios, pasando por los directores, monitores, cocineros… hasta los más pequeños que hacen estancia. La casa no es cuatro paredes y un tejado, pues. La casa la hacen las persones. Y las personas tenemos voz propia. Y podemos expresar que cambien la norma porque así poco a poco el mundo irá a mejor. Es cosa de todos decir “no”.
El mundo será rico cuando amemos toda su riqueza, su diversidad. La vida toma muchísimas formas. Escondiendo algunas hacemos un mundo más oscuro y por lo tanto, más miedoso y eso quiere decir más violento. Que no nos avergüence mostrar, sean pelos, kilos o aquello que creemos que nos falta. Además, somos mucho más que nuestro cuerpo. También, más que nuestro intelecto. Como dijo Saint-Exupéry “lo esencial es invisible a los ojos”. Y, aun así, se muestra siempre.