Techo de cristal o automatización patriarcal
¿Por qué muchas mujeres se ven obligadas a renunciar a sus proyectos profesionales para dedicarse a la crianza? Silvia Rodríguez reflexiona sobre el famoso 'techo de cristal'.
Silvia Rodríguez Geiszt
Se habla mucho sobre el denominado “techo de cristal”, como una utopía, por la cual, se nos impide a las mujeres alcanzar puestos directivos y/o de poder en el mundo laboral.
Esta “imposibilidad” es debido en gran parte a un sistema patriarcal que intenta coartar a las mujeres en sus aspiraciones laborales, por un sentimiento intrínseco de complejo personal que hace a las mujeres abandonar dichas ambiciones por elegir un puesto de trabajo más acorde a sus aspiraciones maternales, impuestas, en gran parte, por dicho sistema patriarcal y a lo que se espera de las mujeres, en sus “obligaciones reproductivas”.
Escucho a muchas mujeres muy válidas, muy bien formadas, con currículums brillantes y excelentes, que, incluso, superan en formación y en trayectoria curricular a sus compañeros hombres, que renuncian a elevar sus pretensiones laborales por complacer, bien al sistema patriarcal, o bien a sus compañeros, por lo que, en muchas ocasiones la mujer siempre se “auto-relegará” a aspirar a tener un estatus de madre o de compañera, dejando paso a la bestia devoradora del Patriarcado más feroz, que la complacerá y la calmará en su faceta de madre reproductora y compañera.
Incluso puedo decir que, por muy open mind que seas, por muy claras que tengas las cosas en el tema laboral, por muy claro que tengas que no te apetezca ser madre ni compañera, al final bien la bestia Patriarcal materializado, o en una amiga que tuvo la crisis maternal y a los 35 se pilló a cualquiera que le hiciera madre, o al “macho alfa” de turno, que te hace sentir culpable por no haber tenido una vida o principios convencional/es, o bien una amiga, hermana o compañera de trabajo convencional que se regodea y te echa en cara su vida convencional (entiéndase: casa con o sin hipoteca, dos niños, marido perfecto y piso en la playa), aunque luego dicha vida sea una “mierda total”, y tu piense “joder, si yo vivo de puta madre”….la bestia estará acechando en cualquier momento.
A lo último viene la “vida real o convencional”, y te hace ver que, si te has separado y tienes hijos puedes vivir tranquilamente de las subvenciones aunque tengas un trabajo de mierda, que si tienes pareja “convencional”, tienes deducciones fiscales y otro tipo de beneficios acordes a la sociedad patriarcal, o que, si tienes menos de 30 años, te dan todas las hipotecas del mundo porque tendrás contratos de mierda pero las ventajas de los 30 años, o que si no tienes dinero, pero no puedes pagar ni tu hipoteca, ni tus seguros de coche y demás pero tienes una “familia piña”, no pasa nada si tienes dinero y no tienes ni pareja, pero tienes hijos, piso propio y piso en la playa vives de puita madre, aparte de tener la envidia de los miembros del sistema patriarcal.
En fin, que siendo soltera y cuarentañera, sin hijos, con trabajos de mierda y “machos alfa” acosándome e intentando quitarme las aspiraciones, prefiero la satisfacción de mi vida no convencional y de mis proyectos que se van materializando poquito a poco, y ¡qué le den al Patriarcado y a todos los zombis que forman parte de él! Mejor lo bueno conocido que lo malo por conocer… He dicho.