5 cagadas que cometen ALGUNOS hombres blancos cuando quieren ligar con mujeres negras
Pregunta de dónde soy antes que cómo me llamo, dar por hecho que bailo bien salsa, apodarme 'diosa de ébano', contarme que te encantan las negras o que nunca has estado con una... Repasamos algunos topicazos recurrentes que esconden exotización, fetichización y, en definitiva, racismo cotidiano.
Que sí, que no todos, que hay gente normal, que yaaaaa… que no te des por aludido si tú no eres así y que si te escuece pregúntate por qué.
Venga, al lío.
1# Preguntarnos antes de dónde somos que cómo nos llamamos.
Para que les revelemos nuestro árbol genealógico antes que nuestro nombre, repito. En caso de que seamos nacidas en el Estado español, el “de aquí” jamás les valdrá así que, “a continuación”, habrá veintisiete “pero de dónde, DE DÓNDE, DE DÓNDEEEE”. Supongo que, de este modo, pueden quedarse tranquilos conectando nuestra piel con el origen que tenían en su cabeza y con los prejuicios (negativos o positivos) asociados a dicho origen.
Y aquí es cuando empieza la mandanga…
A veces piensan que somos estadounidenses. Recuerdo hace no mucho que me junté con varias amigas negras (de Carabanchel, Ciudad Lineal, “Fuenla”, Móstoles, Guinea Ecuatorial y Ecuador…) y se acercaron para preguntarnos que si éramos norteamericanas. Dijimos que no y la respuesta fue que éramos tan cool que parecíamos de Nueva York. Porque claro, solo se puede ser cool si eres neoyorquina. ¿Y a la inversa?, ¿una mujer negra africana, latinoamericana o madrileña no puede serlo?
NO HAY MÁS PREGUNTAS, SEÑORÍA.
Luego está cuando vas a garitos de música latina. La secuencia va como sigue: Te preguntan de dónde eres. Dices que eres española. Por supuesto, no te creen. Te piden bailar. Comentas que no tienes ni idea pero da igual porque ellos no te escuchan y tienen que decirlo: “¿CÓMO NO VAS A SABER, SI LO LLEVAS EN LA SANGRE PORQUE ERES “DE POR AHÍ”?” (pronúnciese ralentizado). Y algo dentro de ti vuelve a morirse por decimonovena vez en lo que va de noche. Claro que sí, guapi, mi sangre contiene plaquetas, glóbulos rojos, blancos y SALSA.
Muchos de estos señoros, que pueden duplicarnos la edad, se vienen arriba con nosotras, ya que asumen de manera indefectible que les necesitamos (ya sea por cuestiones administrativas, económicas o porque sí) y que, por tanto, les vemos como un salvador y no como un “““asaltacunas””” (sí, con todas esas comillas, que tengo casi 40 años). De ahí que no sean raras las conversaciones paternalistas y ultrasurrealistas, en las que, más que ligar, se ofrecen a ayudarnos o a cuidarnos. Cuando ven que no necesitamos su ayuda, hacen el moonwalker, se van y nunca mais se supo.
Vamos a por la segunda cagada:
2# Hacer alusión a nuestra piel con intención de piropearnos.
Muchas veces tiran del inglés porque lo han escuchado en las películas. Que si ebony queen, african goddess, chocolate sexy, bombón, brown sugar, black princess, CANELITA EN RAMA, “tu piel morena sobre la arena, nadas igual que una sirena”… ¿Sigo?
Y yo aquí digo dos cosas:
¿Os imagináis que las personas negras piropeáramos así a la gente blanca? “Te amo, milk skin”, “Mi whitesnow queen”, etc… No tendría sentido, ¿verdad? Pues eso.
Y dos:
Un día me dio por buscar qué pasaba si ponías “diosa de ébano” o “reina de ébano” en Google y salió esto y esto. Mujeres negras, en general, DIVINAS, con poca ropa y tal. Sin embargo, lo que descubrí cuando escribí “reina de marfil” en el mismo buscador os sorprenderá. O NO. Sí, queridas, lo que sale son manteles, figuras de marfil o una señora que lo vendía de forma ilegal.
Peeeeero… No hay dos cagadas sin tres, así que continuemos:
3# Asumir que TODAS bailamos bien, que corremos más que nadie, que somos del gueto o que nos mola el rap.
Estos son peligrosos. Son de los que pueden coronar semejante estupidez diciéndote, sin despeinarse, que SON NEGROS POR DENTRO. PUAJ…
¿Sabes lo que implica decir que eres negro por dentro? Que estás asumiendo que hay una forma de ser negro, que nos estás encasillando. Por mucho que lo consideres un piropo, es ofensivo. Es pensar que una mujer negra de Cuenca, va a ser igual a otra de Alaska o de Surinam solo por su cantidad de melanina, obviando aspectos culturales o educacionales, por ejemplo. Es asumir que todas vamos a adorar el pollo, bailar como la GRAN Yemi Aladé, cantar gospel o correr más que Usain Bolt. Si fueras negro, sabrías que eso no es verdad que, cada persona es un mundo, que una vez más, se trata de una construcción, por supuesto, exógena que nos caricaturiza y reduce nuestras pieles a una serie de características. Salirse de ellas es ser considerada excepcional, “no parecer negra” y otras bobadas.
4# Coleccionar negras y creerte un negrólogo.
Franz Fanon, psiquiatra, filósofo y escritor de Martinica, a quien os recomiendo mucho, mucho que leáis, decía algo así:
Todas tus exnovias son afro y vienes a contarme cosas de África para molar. Me hablas de tu reciente viaje, en el que llegaste al último pueblo del continente, donde no había luz ni agua y te tocaba ir al pozo y cargar cubos. Alabas a esas personas que “aunque no tengan nada, comparten y sonríen” y me sueltas el típico “me han aportado mucho más ellos a mí que yo a ellos” o el no menos típico “están hechos de otra pasta”. Me cuentas que “te sientes africano”, aunque hayas estado solo un mes y, ahora, desde tu casa, cómodo, con fibra ADSL, dices que volverás en cuanto puedas… ¡AY!
Varias cositas: a lo de las sonrisas y tal… qué sé yo, puedes sonreír y estar muriéndote. No somos de otra pasta. No a la marcianización. GRACIAS.
Por otro lado, ser europeo y blanco en buena parte del continente africano es sinónimo de privilegio, de ir porque quieres, de que la gente, aunque vayas de hippy, asuma que tienes dinero y, a veces, hasta de admiración. Incluso cuando encuentras reacciones hostiles, vienen dadas porque tienen claro que procedes de una parte del mundo que está mejor (que, por cierto, esa superioridad económica bebe, entre otras cosas de la explotación del Sur. En fin, ese es otro tema).
Pero ojo, que aparte del africanista, hay algunos amantes del rap y del baloncesto que asumen que lo más cerca que estarán de sus ídolos negros sería teniendo una pareja que lo sea y luego, POR SUPUESTO, descendencia MTV. A este tipo de sujetos se les podía reconocer, en su adolescencia, con solo entrar a su habitación, porque tenían todo lleno de pósters West Coast y/o East Coast y de Michael Jordan. Por supuesto, vestían con talla XXL. Pero que les gustara o pertenecieran a la cultura hip hop no les convertía en “comenegras”: el rasgo definitorio es que podrían estar contigo, con tu hermana, con tu madre, con tu padre o con cualquier persona negra que pasara por su lado.
5# Todo lo contrario, contarme que nunca has estado con una negra.
Y de paso fantasear con lo que te voy a hacer como si fuéramos bombas sexuales o… qué sé yo.
No, en serio, necesito saberlo, ¿qué crees que va a sucederte por estar con una mujer negra? ¿Piensas que tenemos superpoderes? ¿Que te vamos a hacer trucos ancestrales? ¿Que van a salir fuegos artificiales de la propia cama?
Lamento ser yo quien te lo diga, PERO… MIRA, NO.
Moraleja: beibes, si os gusta una mujer negra, no la exoticéis, no la convirtáis en un objeto ni la entréis tirando de tópicos o haciendo chistes o alabanzas ridis sobre su piel. ¿Algún truco? Sí, tratarnos como personas NOS IRÍA LA MAR DE BIEN.