“Nos resistimos a volvernos invisibles”
Una pequeña conversación con las autoras de 'Imbatibles. La edad de las mujeres', un libro sobre los prejuicios que existen de las mujeres de más de 50 años
“Imbatible eres tú, somos nosotras”, proclaman las autoras del libro Imbatibles. La edad de las mujeres (Calambur, 2019), en el que hay una contranarrativa sobre los prejuicios que existen de las mujeres de más de 50 años. El libro proclama la urgencia de que las mujeres impugnen la asociación entre la edad y la derrota, entre la madurez y la pérdida, entre la experiencia y el deterioro, las convoca a que hagan las paces con su cuerpo, asuman su fortaleza y sus irrestrictas posibilidades.
“Imbatibles no porque seamos excepcionales, sino porque hemos dicho basta; porque no queremos que cada una de nosotras se tenga que enfrentar en solitario a la falta de reconocimiento; porque deseamos ir más allá del estigma de la edad y la menopausia y profundizar, sin idealismos ni resignación, en los diferentes aspectos que este momento vital nos depara; porque estamos preparadas para afrontar este tránsito desde la afirmación de nuestros años y nuestros cuerpos, de nuestras capacidades y talento, de nuestras arrugas y nuestra belleza. Imbatibles, sí, porque no nos reconocemos en la derrota que la sociedad nos reserva, sino en las mujeres plenas que somos”, recoge el libro.
¿Imbatibles?
Maribel Cárdenas (profesora asociada de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas de la UAB): Imbatibles es un acto de resistencia a los prejuicios, a las normativas patriarcales y a los estereotipos a los que nos hemos enfrentado todas las mujeres, también con respecto a la edad. Es un acto de empoderamiento, de reapropiarnos y hacernos dueñas de nuestras vidas con nuestra experiencia, nuestros cuerpos, nuestra diversidad, nuestra forma de estar en el mundo y de nuestra manera de amar.
¿Qué recomienda a las mujeres para que los cánones de belleza establecidos por la sociedad no las condicionen?
Mª Rosa Benedicto (médica de familia): Debemos hacer una reflexión tanto individual como colectiva para desmontar los mandatos sociales que asocian la belleza únicamente a la juventud, porque la juventud es efímera pero la belleza, aunque cambiante, permanece. A los 50 años no se puede aparentar que se tienen 30, por muchas dietas restrictivas o cirugías “estéticas” que se realicen sobre el cuerpo para intentar detener o disimular el natural paso del tiempo. Seguir ese camino, puede provocar mucho malestar y frustración. Debemos mirarnos de forma apreciativa para así poder hacer las paces con nuestros cuerpos y reconocer también la belleza del cuerpo maduro, tanto del propio como el de las demás mujeres. Olvidemos lucirnos para los demás y admirémonos nosotras, desde nuestro interior, porque nuestro cuerpo es nuestro templo. Defendamos que tampoco debe haber un modelo único y reivindiquemos modelos diversos de belleza, más reales, que nos hagan sentir más libres.
¿Nos podría explicar el síndrome de Sísifo?
Sara Berbel (doctora en Psicología Social): Se trata de una imagen mítica que algunas feministas utilizamos para expresar mejor nuestros sentimientos. En la Odisea se cuenta que un rey griego, Sísifo, fue castigado por los dioses a empujar una gran piedra hacia la cima de una montaña por una ladera muy empinada, pero, antes de llegar arriba, la piedra sistemáticamente rodaba hacia abajo, de modo que Sísifo debía empezar de nuevo, una y otra vez. Las mujeres realizamos ímprobos esfuerzos para superar los obstáculos cotidianos: combinar la vida personal con la familiar y la profesional, intentar acceder a puestos de decisión, luchar por la igualdad salarial, etc. y cada vez que parece que estamos a punto de conseguirlo, se da un paso atrás y hay que empezar de nuevo. Ya a principios del siglo XX las trabajadoras reivindicaban igual pago por igual trabajo; no ha variado tanto la situación pese a haber transcurrido más de 100 años. Del mismo modo, se ha comprobado que cuando las mujeres entramos masivamente en alguna profesión masculinizada, como fueron décadas atrás la judicatura o la medicina, estas se desvaloran y desprestigian a medida que se feminizan. Esta lucha constante contra enormes obstáculos causa un cansancio enorme que hace que muchas mujeres nos identifiquemos con el castigo que sufrió el antiguo héroe Sísifo.
¿Qué entiende por feminizar la política?
Ester Pujol (consultora de organizaciones y alcaldesa de Tiana): Las mujeres para poder acceder a estructuras de poder, de responsabilidad pública, institucional y privada necesitamos, en primer lugar, hacer un ejercicio de empoderamiento y reflexión de nosotras mismas, en segundo lugar organizar redes de mujeres y acabar con el mito de que somos enemigas y, en último lugar, hacer una apuesta por la solidaridad femenina, que no es una cuestión de conveniencia, sino de supervivencia.
¿Por qué aparecen tan pocas mujeres mayores de 50 años en los medios de comunicación?
Estrella Montolío (catedrática de Lingüística Hispánica en la Universidad de Barcelona y experta en comunicación): Primero, constatemos las dimensiones del fenómeno. Respecto a la prensa escrita y a los diarios de mayor tirada, contamos ahora con mediciones diarias, realizadas por observatorios de mujeres como #DóndeEstánLas Mujeres y #OnSónLesDones, para el catalán, que demuestran de manera irrefutable, día a día, que la presencia de firmas de mujeres expertas es todavía muy poco representativa de la ingente participación de las mujeres en los campos de saber, en los que somos mayoría en muchos de ellos, como en el ámbito de la salud y el de la justicia. Y es que el porcentaje de artículos firmados por mujeres rara vez supera… ¡el 15% de los artículos del día! Es cierto que algunos, pocos, medios están empezando a tomar nota y a intentar cambiar esta tendencia, lo que es sin duda, loable; pero hasta el momento la presencia de varones y mujeres expertos en los periódicos sigue siendo, tristemente, muy diferente. Consideremos ahora otro medio, mucho más masivo: la televisión. Inmediatamente nos vienen a la mente los nombres e imágenes de periodistas varones de más de 45 años, como, entre otros, Gabilondo, Matías Prats, Wyoming, Antonio García Farreras, por citar solo unos cuantos. Por contraste, ¿cuántas mujeres de su misma edad encontramos como referentes del periodismo en la televisión? De hecho, las mujeres periodistas que aparecen junto a ellos, suelen tener como promedio 15, 20 o 25 años menos. ¿Por qué? Pues porque lo que se sigue valorando de las mujeres es su juventud y su belleza, mucho más que su expertitud, experiencia o solvencia profesional. Y esta iniquidad es lo que tenemos que revertir. Porque las mujeres queremos tener los mismos derechos que los hombres, y que la edad nos convierta, como a ellos, en personas adultas atractivas por nuestra experiencia, capacidad y saber acumulados.
Los extractos son de una entrevista realizada por Bibiana Ripol.