Lo que Pikara cuenta y lo que cuenta en Pikara

Lo que Pikara cuenta y lo que cuenta en Pikara

La revista trata de construir su propia agenda de temas, al margen de la dinámica de los grandes medios, para poner el foco allí donde no interesa que nadie mire.

Imagen: Núria Frago
22/01/2020

Seguir un informativo en la televisión, la forma habitual de mantenerse al día para gran parte de la población, es un ejercicio que no resiste los vaivenes del zapping clásico. Requiere de valentía, astucia, inteligencia, rapidez y fortaleza mental. Enterarse de lo que sucede, sin caer en la desesperación ni en el sinsentido al que conduce una sucesión de sucesos sin aparente conexión, exige tanto saber lo que nos están contando como lo que nos están ocultando, lo que han obviado, lo que no tiene cabida o lo que han ignorado.

Para quienes se acercaron al periodismo allá cuando la prensa en papel todavía conservaba su prestigio, puede resultarles relativamente sencillo reconocer la importancia dada a una información o a un reportaje por el lugar que ocupa en la maqueta, por su ubicación junto al resto de noticias escritas: arriba o abajo, a la derecha o a la izquierda, página par o impar, tamaño del titular. Pero, ¿cómo identificar la relevancia de lo que no está?

Hasta hace apenas un año era un absoluto triunfo que el deporte practicado por mujeres obtuviera espacio mediático, casi tanto como lograr las medallas y los trofeos. Aquellos parecen otros tiempos y, en la actualidad, las televisiones mayoritarias emiten partidos del mundial de fútbol, se habla de las figuras en las tertulias radiofónicas y hasta el Marca, el diario más leído, dedica una portada a la decisión del Real Madrid de ‘crear’ un equipo femenino. Las chicas ya pueden estar tranquilas: ahora ya tienen su espacio mediático garantizado, sobre todo, desde que Iberdrola invierte mucho dinero en esto del patrocinio del deporte femenino. Si además el todopoderoso presidente del Real Madrid y de la constructora ACS, Florentino Pérez, decide que el escudo del club blanco también luzca en camisetas de mujeres, todo parece hecho. Ahora sí, hablarán de vosotras y de vuestros logros.

No es casualidad, por tanto, que el deporte que practican las mujeres tenga espacio mediático. Tampoco que los informativos de televisión entretengan con vídeos de YouTube o asusten con una retahíla de sucesos narrados de manera sensacionalista. Se llama agenda setting. Este término anglosajón indica cuáles son los temas informativos del día, de qué se va a hablar hoy en las tertulias y debates, pero también en los bares e incluso en las redes sociales: pactos de gobiernos, datos de desempleo, cumbre internacional, sesión en el Congreso, convocatoria de huelga, resultados deportivos, ferias del libro, ruedas de prensa, que si el Ibex ha subido o ha bajado… incluso el vídeo que tiene más visualizaciones en las últimas horas y el hashtag del momento.

El lingüista estadounidense Noam Chomsky definió la agenda setting como la “alianza tácita que existe entre el gobierno de un país y los medios de comunicación para transmitir a la audiencia de un determinado medio solo lo que interesa, y ocultar al máximo lo que puede resultar peligroso o perjudicial para la estabilidad que ellos creen la correcta para su país”.

Si entendemos el pensamiento feminista y los feminismos como herramientas que cuestionan los diferentes ejes de poder, el periodismo feminista que buscamos en Pikara Magazine implica, entre otras cosas, desmontar dicha agenda setting para contar realidades, vidas, historias, datos o noticias que habitan al margen, en las periferias (o no) y que pocas veces serán una portada a cuatro columnas o abrirán un informativo.

Para entender y analizar la realidad es más importante estar al tanto de lo que no se cuenta que de aquello que nos gritan. Que mi primer reportaje en Pikara Magazine, allá por 2010, fuera sobre la propuesta, hoy abandonada, de dejar el petróleo de la selva ecuatoriana del Yasuní bajo tierra no es casualidad, sino una declaración de intenciones.

La agenda de Pikara Magazine, (casi) siempre crítica e inquietante por lo que nos cuestiona a todas, la marcan quienes escriben en la revista, también los movimientos sociales con los que caminamos, los afectos que nos acompañan, las obsesiones de cada una, las complicidades y cercanías que nos riegan y las preguntas que nos golpean. No a todas nos interesa lo mismo, pero la pluralidad del espacio se logra gracias a eso, a las mochilas, cuadernos y bolígrafos de quienes escribimos y pintamos.

Los ejemplos son muchos; la hemeroteca de Pikara nos da tantas alegrías como los temas recién publicados. Aprovechar una efeméride o el día mundial de lo que sea siempre es un buen enganche para posicionar temas que, pensamos, serán más leídos por estar cercanos a la agenda tradicional. No miento si os cuento que un texto sobre Kurt Cobain se lee una y otra vez desde 2015 cuando se cumplen años de su nacimiento o de su muerte; o que compartir reiteradamente un artículo sobre qué supuso la bicicleta para la liberación de las mujeres nunca está de más.

Es honesto reconocer que muchas veces nos tiramos de los pelos por no ser capaces de estar más cercanas a la actualidad mediática y pensamos enfoques que arranquen de lo actual ofreciendo otra mirada, es decir, intentamos estrujar un poco esa manida agenda setting. A veces, y solo a veces, no nos ha ido mal. Como cuando, tras el éxito de la selección de fútbol (¡siempre el fútbol!) masculina de Croacia hizo un gran campeonato y su presidenta fue trending topic y ocupó muchos titulares, publicamos un artículo para contar el retroceso de los derechos civiles, sexuales y reproductivos en el país. O cuando, coincidiendo con período electoral, elaboramos un reportaje sobre la exclusión del derecho a voto de las personas migrantes sin nacionalidad española, así como de sus hijas e hijos.

La intuición y la frescura siempre han sido un argumento a la hora de seleccionar los temas, así como la confianza en las compañeras que nos los ‘venden’. La opción de experimentar y de atrevernos también han sido elementos de peso. Escuchar y leer no nos ha ido mal. Pero, evidentemente, hay que contar la otra parte, esa que estamos reclamando. Cada vez somos más selectivas con las propuestas, más puntillosas con los enfoques y más exigentes con los textos. Tras casi una década de periodismo y de muchos aprendizajes acumulados, tratamos de trasladar la experiencia del proyecto a cada artículo que publicamos.

Exigimos rigor, pero también desenvoltura. Queremos textos cercanos y asequibles, pero sin dejar de lado la ortodoxia del feminismo más académico. Nos gustan los fotorreportajes, pero alucinamos con las ilustraciones. Las entrevistas siempre son agradecidas, pero los reportajes de internacional, nuestra sección ‘planeta’, no suman muchas visitas. Así que la opinión es una gran aliada. Andamos buscando el equilibrio, si es que existe. Intentamos ignorar la agenda temática hegemónica, pero miramos los clics y las repercusiones en redes sociales, a pesar de que no vivimos de la publicidad. Sin duda, el éxito para nosotras es que algún artículo haya impactado de manera positiva en la vida de alguna lectora y sabemos que así ha sido en ocasiones. Pero, ¿cómo se mide eso?, ¿quién contabiliza lo que ha removido aquella entrevista o ese otro análisis? Hacer una revista en papel anual, además de invitar a una lectura más consciente y sosegada, nos da la excusa perfecta para juntarnos con las lectoras en distintas presentaciones y ahí intercambiar opiniones, comentarios, dudas, escuchar propuestas y críticas. Es lo que cuenta Pikara (y lo que cuenta en Pikara).

Por cierto, y a modo de postdata, ¿os habéis fijado en las secciones de la revista? ‘Ficciones’, ‘Cuerpos, ‘Planeta’, ‘En Red’ y ‘Voces’ son nuestra elección, aunque hablemos de economía, política, cultura, sociedad (¿sociedad?) o deporte (¿fútbol?). Porque escribimos de todo eso, con otras gafas, otros lápices y folios de colores.

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