Pioneras en devolverte ilusión

Pioneras en devolverte ilusión

A María Unanue, el libro 'Pioneras, historia y compromiso de las hermanas Úriz Pi' le "revolvió enteeeeeeeera de pies a cabeza, me desprogramé y me reconocí sorprendentemente ilusionada".

Portada del libro ‘Pioneras’.

El curso pasado, llegó a mis manos Pioneras, historia y compromiso de las hermanas Úriz Pi (Txalaparta, 2018). Empecé a intentar leerlo, pero lo dejé. Se ve a la legua que es un libro interesante, así que en vez de descartarlo, lo dejé sobre la mesa del comedor, para replantearme leerlo cuando creyera saber darle el valor que tiene. Ha estado ahí alrededor de un año. He visto la portada a diario mientras comía, mientras leía otras cosas más ligeras y más profundas, mientras escribía en el ordenador. Mientras pasaba este fatídico año. A finales de agosto me recompuse, en general, así que lo miré y supe que era el momento. Según empecé a leerlo, me alegré de no haberlo hecho antes. A medida que iba devorando páginas con una satisfacción sin precedente, me entraba un cosquilleo por la tripa muy reconocible. Antes de acabar la última hoja, ya sabía lo que estaba pasándome: me revolvió enteeeeeeeera de pies a cabeza, me desprogramé y me reconocí sorprendentemente ilusionada. Tal fue el nivel de subidón en sangre, que me sindiqué (no en el sindicato en el que estuvieron ellas, porque tampoco soy tan grupi) y volví a la militancia. Añado que en mi trabajo estaba un poco de bajo perfil, que es algo que no me pega nada con esta personalidad de extremos que llevo a cuestas. Pero cuando curras en un centro pseudoguetificado (ya os hablaré de esto en otro artículo), escuchas de boca de tus compañeras cosas que quisieras no escuchar, y ves actitudes que quisieras no tener que ver. Suelo pensar que mi opinión no es la de la mayoría, (así a grandes rasgos… en todos lados) y yo me lo he hecho mirar, porque sé que no es normal, pero sobre todo porque sé que me trae muchos problemas. Pero por lo visto, mi cerebro funciona diferente a otros, y tiene unas prioridades que no parecen ser las de quienes me rodean, así que me toca siempre negociar conmigo y decidir si hablo y la lío, o me callo la boca. Ahora ya ni me lo planteo: hablo y que pase lo que tenga que pasar. Y ha sido literalmente por este libro. Por las hermanas Pepita y Elisa Úriz Pi. Así que muchísimas gracias a Manuel Martorell, a Salomo Marquès, a Maria del Carmen Agulló y a Txalaparta. Y mi más profunda admiración para Pepita y Elisa Úriz Pi, donde sea que estén. Las verdaderamente omnipresentes, y las que han estado y están en todas partes, son ellas. Ni padre, ni hijo, ni espíritu Santo, ni palomas, ni hostias. En seguida veréis por qué.

En octubre de 2018 se publica la primera edición de Pioneras, historia y compromiso de las hermanas Úriz Pi, de la mano de Txalaparta y del Ayuntamiento del Valle de Ergüés/ Eguesibarreko udala. Este ejercicio de memoria histórica profundamente inspirador, en sus 197 páginas hace justicia a estas dos mujeres, y a las millones de personas que entregaron y entregan todo lo que tienen a una causa: mejorar la vida de todas las personas. Con tanta propaganda del amor en pareja, del carpe diem, del sé guapa, del sé popular y del ten dinero que nos enchufan a la cabeza, decidir dedicarte a dejar tu entorno mejor de lo que lo has encontrado y vivir con pasión tu vida sabiendo que mejorarás la de los demás, me parece la cosa más admirable que se me ocurre. La más. Sin excepción. Si dominas esto, sin descuidarte a ti, me parece que tu vida es la puta panacea y para mí pasas a ser Dios. Así son las hermanas Pi y quienes escriben la obra que tenemos entre manos te teletransportan a hace algo más de cien años con una escritura rigurosa, accesible a la par que entretenida. Dejando a un lado los agradecimientos, han decidido dividir el libro en cuatro partes: un prólogo de Alfonso Etxeberria Goñi, alcalde del Valle de Egüés-Eguesibar, donde se contextualiza la procedencia de las hermanas Pi que ha llamado “Retorno a Badostáin”; la parte que da título al escrito “Historia y compromiso de las hermanas Úriz Pi”, firmado por el periodista y doctor en Historia de Elizondo Manuel Martorell; “Adalides de la formación del magisterio y la educación en Cataluña”, de Salomó Marquès, catedrático de la Historia de la Educación en la Universitat de Girona; y, por último, pero en ningún caso menos importante, María del Carmen Agulló se centra en Josefa Ruiz: “De dictadura en dictadura, de sanción en sanción”.

Una de mis lecturas favoritas de todos los tiempos fue Memorias de una joven formal, el primer tomo del diario de Simone de Beauvoir. Leer Pioneras me ha catapultado a ese mismo momento y a esas mismas sensaciones. Aunque Simone era más joven que Pepita y Elisa, también estudió en la Escuela Normal (qué gracia me hace este término) y también terminó impartiendo clase a alumnas con las que tuvo relación muy estrecha (con incidentes y anécdotas de todo tipo). Las tres, Beauvoir y las hermanas Pi, encarnan una manera de vivir muy particular. Entregan su vida al conocimiento, propio y de quienes tienen alrededor. Su manera de hacerlo me deja claro que no son casos aislados y que ese fuego interno tan convincente que te lleva a romper algunas reglas en el aula, por el bien común, marca un camino muy concreto que todas deberíamos seguir. Pioneras tendría que ser lectura obligatoria para toda docente que tenga cabeza sobre los hombros, y sería conveniente dedicar horas de formación a analizar las aportaciones de estas rompedoras mujeres. ¿Por qué? Porque por mucha informática que hayamos incluido a la hora de dar clase, que si escribir mensajes en inika, usar pizarras digitales, mandar ejercicios por classroom, materiales por Moodle, información por drive y no sé qué más gaitas, las propuestas que hace cien años las hermanas Pi hacían siguen siendo novedosas hoy, sin tener que enchufar nada a ningún lado. Lo único que hace falta para dejarte empapar por ellas es respetar a quienes tienes alrededor, querer educar para el bien general y formar para disfrutar aprendiendo. Si esto se consigue en el aula, cada cual investigará por su cuenta y riesgo lo que le interese durante el resto de sus días. Pero enseñar a querer aprender es clave. ¿Y cómo se transmite tal cosa? Con entusiasmo contagioso y sintiéndolo tú misma como docente.

Si no conoces la revolución del 34, o Barcelona en el 36 aquí te lo explican todo con detalle. La narración es de tan buena calidad, que hará que entiendas muchas realidades contemporáneas. Para mí, leer cuando las hermanas Pi tuvieron que exiliarse, fue una forma de revivir a mi abuelo. Aitite Nanano (Emiliano) pasó parte de su adolescencia de un lado a otro, fuera de su hogar, con su madre y sus hermanas siguiendo de lejos a su padre (comunista, por lo visto), que tuvo que huir para no ser asesinado. Mi abuelo, cuando tenía la edad de mi alumnado, vivió en un centro de internamiento de exiliados republicanos en el sur de Francia. Hacinados, sin a penas comida con la que alimentarse. Sin higiene. Su hermana pequeña allí murió. Leer las descripciones de la narración de situaciones parecidas en este libro me ha emocionado hasta el llanto. Tienes que leerte este libro por él, por todos los que lo vivieron, y por todos los que siguen viviéndolo hoy, mientras yo estoy sentada en una mecedora escribiendo estas líneas. Que parecemos gilipollas. No aprendemos de los errores. Es vergonzoso. Todo lo sucedido entonces se puede extrapolar a cien años después, y volver a narrarlo con protagonistas diferentes, sin despeinarnos. Como si no fuera grave hacer vivir (y morir) a la gente estas penurias. En fin. No sigo, que lloro.

¿Sabías que “la iniciativa para que la ONU proclamara una carta universal de los derechos de la infancia en 1954” es de las hermanas Pi? Reformulo: ¿a alguien se le había ocurrido pensar que dos señoras de un pueblo de Navarra idearon una carta para reivindicar que las personas no adultas merecían derechos por escrito? Porque yo flipé al enterarme. Estas cosas parece que siempre las hace gente de nombre pomposo lejano, y no: fueron dos de nosotras. ¡Es muy fuerte! Leer sus vidas, te da ganas de ponerte en marcha. Sus vivencias son esperanza personaficada: sí, hay mucho por hacer, y es probable que todo no lo vayas a hacer tú, pero es perfectamente posible que si te pones, des forma a ciertas realidades que no nos atrevemos ni a soñar.

El librazo que tengo entre manos trata infinidad de temas que no pasan ni pasarán de moda en la puñetera vida, pero no quiero destriparte más. Sólo digo que la Operación Bolero-Paprika te va a dejar a cuadros (yo desconocía esta parte de la Historia), con la muerte de Elisa sentirás una pérdida propia, el internacionalismo proletario te va a dar un chute de energía de flipar, y ver fotos reales de la época es una gozada. Este escrito te habla de la concepción social de la escuela de dos hermanas que educaban teniendo claro el determinante carácter de las condiciones de vida en el alumnado. Todo el revuelo de Skolae últimamente y de la asignatura Religión Católica en el sistema educativo laico que supuestamente tenemos en pleno siglo XXI era exactamente igual hace cien años. Estas coetáneas de La Pasionaria, Rosa de Luxemburgo o Victoria Kent no tienen nada que envidiarles en lo que a vivencias se refiere. ¿Y tú te lo vas a perder? Madre mía, ¡no te hagas esto! Este es un regalazo anacrónico de valor incalculable. ¡Te lo debes a ti y se lo debemos a las hermanas Pi, que literalmente dieron su vida por todas nosotras! Léete este libro, y si no te lo quieres leer, regálaselo a alguien y que te lo vaya contando. Te va a mover algo dentro. Te lo juro.

 

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