Control y censura en el concurso de carteles 8 de marzo 2020 en Ermua
"El Ayuntamiento de Ermua sigue practicando la censura contra el feminismo", afirma la Asamblea de Mujeres de Ermua.
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Como pasa mucho últimamente, sin mediar consulta ni informar a las mujeres del consejo, que llevamos tantos años colaborando y participando en la preparación del 8 de marzo y en el jurado de este y otros concursos, el Ayuntamiento de Ermua ha modificado las bases del concurso para este año 2020, añadiendo el párrafo siguiente en lo relativo al tema de los carteles:
“2. TEMA (…)
Esto no obstante, y al objeto de evitar distorsiones en el mensaje esencial, las obras presentadas deberán eliminar la inclusión de mensajes impropios del sentido democrático y de respeto a todas las personas. Al objeto de evitarlo, se excluirán las obras que, a su criterio, contengan expresiones o simbología violenta, o cualquier otra que pudiera ser ofensiva para la ciudadanía en general”.
En Ermua se llevan haciendo concursos de carteles del 8 de marzo desde hace ya muchos años. Han sido muchas las y los artistas que han participado en ellos siguiendo las bases elaboradas con criterios profesionales por la Técnica de Igualdad de la Casa de la Mujer. En el jurado de estos concursos, hasta ahora, siempre hemos participado mujeres feministas: del consejo y del departamento municipal de igualdad y también expertas y profesionales del mundo del arte. Hemos visto obras diversas en cuanto a calidad, forma y contenido, siempre referidas al significado del 8 de marzo, en la más libre expresión artística de lo que simboliza tal fecha.
Leyendo el párrafo añadido, la gente pensará que han llegado carteles con mensajes indecorosos, ofensivos, amenazadores, constitutivos de delito contra la paz o la democracia, que se habrán recibido quejas, denuncias, o sea, que hay motivos graves para imponer esta medida. Pues NO. Nunca se ha rechazado ningún cartel por atentar contra “el sentido democrático y de respeto a todas las personas”. Nosotras, y cualquiera, porque siempre se han expuesto en la Casa, hemos podido ver todos los carteles presentados a concurso durante años. Y nunca vimos ninguno que mereciera ser retirado del concurso por los motivos que ahora el Ayuntamiento señala en las bases del concurso. Vimos carteles feministas referidos al significado de la fecha 8 de marzo, porque ese es el tema del concurso. ¿Dónde está el problema?
Nos preguntamos por qué el Ayuntamiento ha considerado necesario introducir este añadido.
La respuesta es porque al alcalde no le gustó el cartel ganador del año pasado. Así, como suena. Lo dijo él mismo. Chicho se sumó inmediatamente a las personas que, proyectando sus más íntimos prejuicios machistas, crearon un problema donde no lo había, tergiversando e interpretando algunos elementos del cartel artístico de una mujer feminista como algo “violento y peligroso”. Un disparate que, por otra parte, muchísimas mujeres, y también muchos hombres, denunciamos, mostrando nuestro total apoyo a la artista y también a las mujeres del jurado que eligieron el cartel como ganador, porque lo merecía.
Pero Chicho es así. No le importa haber puesto en ridículo a su propia compañera de partido y gobierno, la concejala de igualdad, Beatriz Gámiz, que estuvo en el jurado y eligió el cartel como ganador sin mostrar el más mínimo comentario en su contra. Chicho quiere asegurarse de que el cartel ganador este año le guste, porque debe creer que su criterio político vale más que ninguno. No necesita ni expertas en igualdad, ni expertas en arte, ni feministas, ni nada. Solo él, “que para algo es el alcalde”.
La siguiente pregunta es: ¿por qué no les gustaba el cartel de año pasado? Nos imaginamos que por ser “demasiado feminista”. “El machismo me revienta” era el mensaje que transmitía: directo, cuestionador, molesto para alguna gente. Los elementos del cartel, esos que les parecieron tan impropios e irrespetuosos o violentos, eran una mujer en delantal, un pañuelo cubriéndole media cara con un guiño de complicidad y una bomba de cómic, la misma que, por cierto, hemos visto utilizada en innumerables anuncios y campañas, alguna de una compañía de telefonía a la que no haremos propaganda, y contra la que nadie ha considerado necesario tomar medidas.
¡Qué coincidencia! A “otrox” también les molestan la igualdad y el feminismo y montan vetos para paralizar programas feministas en los ayuntamientos. ¿Es ése el camino que piensa seguir el de Ermua?
La Asamblea de Mujeres venimos denunciando desde hace unos meses maniobras autoritarias que suponen un claro retroceso en las políticas de igualdad municipales. Esta es una nueva muestra de ello. Por eso, al Ayuntamiento y al alcalde, máximo responsable municipal, les decimos que estamos en contra de la medida tomada ahora con los carteles del 8 de marzo, porque nunca hubo un problema real que la hiciera necesaria. A la ciudadanía no le ofende el arte feminista libre, sino otras cosas mucho más graves y antidemocráticas como es la falta de transparencia y los obstáculos para la participación. Lo que han hecho, aunque venga maquillado con el discurso del respeto, se parece mucho a una práctica de censura, a un “veto” político. Y nosotras vamos a denunciar ese tipo de prácticas todas las veces que se produzcan.
La artista cuyo cartel ganó el concurso el pasado año, tradujo al lenguaje del arte la simbología del 8 de marzo, con un feminismo de calado y no de brilli-brilli. Ella acertó con un mensaje impertinente, directo, provocador, radical, que a los machistas les debió de resultar muy molesto e impropio. Por eso, con ese cambio en las bases, avisan a las y los artistas que vayan a participar en el concurso, les mandan un mensajito previo que viene a decir: “Cuidadito, a ver lo que presentáis, que os lo excluimos”. ¡Menuda libertad de expresión!
La Asamblea de mujeres de Ermua no va a ser jurado de este concurso, que no cuenten con nosotras ni con las mujeres del consejo para esta farsa. En estos tiempos en los que está de moda declararse feminista seguiremos atentas para desenmascarar todo tipo de machismos, también los que lleguen bajo un discurso vacío pintado de lila y poniendo trabas al avance hacia una sociedad igualitaria.