Tranformando las cicatrices en arte

Tranformando las cicatrices en arte

Un estudio de tatuajes de Barcelona ayuda a las mujeres que han sufrido violencia machista a cambiar sus recuerdos.

12/02/2020
Fotografía del estudio Desideratum, donde cambian las cicatrices por arte. Foto: Antolín Avezuela.

Foto: Antolín Avezuela

Las cicatrices del maltrato posiblemente nunca van a desaparecer, pero lo más importante es cómo nos enfrentamos a ellas: si decidimos mirarlas con tristeza, o las transformamos en una seña de superación, empoderamiento y resiliencia. En el número 3 de la calle Calders de Barcelona, un grupo de tatuadoras se han unido par ayudar a las mujeres a convertir las cicatrices en algo más hermoso que puedan mirar con orgullo.

En Desideratum cambian las cicatrices por arte. Foto: Antolín Avezuela

Foto: Antolín Avezuela

Este centro tan particular se llama Desideratum (“Deseo que aún no se ha cumplido”) y se encuentra en el corazón del barrio del Born, rodeado de tiendas y de otros centros de tatuajes al uso. La idea del proyecto nació de su fundadora Noemí, una feminista comprometida que gracias a su trabajo en el terreno de la equinoterapia, donde hacia terapia con caballos a personas con problemas, conoció a varias mujeres que habían sufrido violencia machista por parte de sus ex parejas y quiso ayudarles a transformar sus experiencias.

En Desideratum cambian las cicatrices por arte. Foto: Antolín Avezuela

Foto: Antolín Avezuela

Desideratum es un espacio feminista donde el tatuaje es para todos, independientemente de su género y procedencia, pero con un énfasis especial en el servicio social. El estudio abrió sus puertas en 2017 y ha atendido a dos docenas de mujeres que han sufrido violencia machista, pero también realizan otros proyectos, como la reconstrucción en 3D de pezones para las mujeres que han sufrido cáncer de mama, o la realización de tatuajes para cubrir las marcas resultantes de una operación de cambio de sexo. Noemí dice que el objetivo del proyecto es que ninguna persona “pueda ser juzgada por las señales de su cuerpo”.

En Desideratum cambian las cicatrices por arte. Foto: Antolín Avezuela

Foto: Antolín Avezuela

El equipo está formado por diez tatuadoras de diferentes nacionalidades y estilos artísticos. Desde la experiencia de estas profesionales, muchas de las mujeres llegan al estudio con una idea gráfica muy definida del tatuaje que quieren hacerse. Otras tienen una idea indefinida, y buscan representar una emoción, una sensación o un recuerdo. El equipo las asesora para encontrar una forma con la que se sientan más cómodas y que mejor represente su historia.

En Desideratum cambian las cicatrices por arte. Foto: Antolín Avezuela

Foto: Antolín Avezuela

Cuenta Noemí que el tatuaje “ tiene un efecto increíble sobre las mujeres que han sido maltratadas, porque hay partes de su cuerpo que pasan de esconder a querer enseñar a los demás”. Desgraciadamente, no todas las mujeres pueden acceder al centro, porque cuando la violencia ha sido muy reciente, no las dejan salir de los centros de acogida ni siquiera acompañadas.

En Desideratum cambian las cicatrices por arte. Foto: Antolín Avezuela

Foto: Antolín Avezuela

Una de las historias que mejor recuerda la responsable de Desideratum es la de una mujer que llevaba el nombre de su ex pareja dibujado en el antebrazo: “Ella no quería ni hablar, simplemente decía, ¡esto no lo quiero, no quiero, quítamelo! Esta chica esa misma tarde tuvo que hacer las maletas, al día siguiente la sacaron de Cataluña porque corría peligro”. La mujer cubrió el nombre de él con dos líneas negras y en el centro puso en nombre de su padre, que fue quien más la ayudó en el proceso.

En Desideratum cambian las cicatrices por arte. Foto: Antolín Avezuela

Foto: Antolín Avezuela

Otra historia es la de Jana, una mujer que sufrió una dura violencia física a manos de su ex pareja, quien le había obligado a tatuar su nombre en el dorso de la mano, un recuerdo que cubrió con un mandala negro, una palabra de origen sánscrito que significa ‘círculo’ que dice que le ha ayudado a recobrar la confianza en sí misma porque ha dejado de sentirse “observada y juzgada”.

En Desideratum cambian las cicatrices por arte. Foto: Antolín Avezuela

Foto: Antolín Avezuela

Como explica Irina Núñez de Arenas, psicóloga clínica especialista en violencia de género en la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, muchos hombres maltratadores “obligan a las mujeres a tatuarse como forma de chantaje emocional”. Eliminar el tatuaje, “libera a estas mujeres”, dice.



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