Agresiones contra defensoras mesoamericanas: datos que duelen
Entre 2017 y 2018, 65 defensoras fueron asesinadas y 27 sufrieron intentos de asesinato en Mesoamérica. Hacemos público un resumen del informe de agresiones de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras.
Por Consuelo Mora (autora) y Pere Perelló (edición).
Del equipo de Comunicación de la IM-Defensoras.
Vamos a hablarte de datos, de esos fríos y distantes como los que deambulan todos los días en las redes sociales. Vamos a llenar tu pantalla de números, sólo que estos han salido de las voces de miles de mujeres mesoamericanas.
Estos datos no son fríos ni distantes: nos duelen. Tras cada uno de ellos existe un rostro, una historia, una voz. Son datos de agresiones que han sufrido mujeres mesoamericanas que se han levantado contra las injusticias, por la defensa de tus derechos, los míos o los de su comunidad. Cada uno de ellos representa un acto de resistencia.
Son datos preliminares del informe de agresiones y criminalización contra defensoras realizado por la la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos con base en su registro regional. No existe otro estudio igual que recoja los ataques que sufren las mujeres mesoamericanas que nos defienden.
El Estado agresor
Las cifras nos indican que los ataques contra mujeres defensoras de derechos humanos se duplicaron en el periodo 2017-2018 con respecto al 2015-2016 y que este aumento progresivo de violencia parece determinar una tendencia.
Solo entre 2017 y 2018, al menos 3305 mujeres defensoras sufrieron agresiones por parte de múltiples actores, pero 7 de cada 10 ataques fueron perpetrados por representantes de los Estados mesoamericanos. Además, 1 de cada 4 agresiones ocurrió contra grupos de defensoras durante movilizaciones en defensa de derechos, protesta y resistencia.
Atacadas reiteradamente
Los datos revelan que 3 de cada 5 defensoras han sido agredidas repetidamente; sufriendo agresiones por el hecho de ser ser mujeres y ser defensoras. Los ataques que enfrentan son diversos y de diferente gravedad: son víctimas de descalificación, violencia sexual, violencia por parte de la pareja u otros miembros de su familia, violencia por alterar el orden social establecido (familia, valores tradicionales), revictimización, tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, asesinato, intimidación, hostigamiento psicológico, calumnias, señalamientos y campañas de desprestigio.
De todas las defensoras agredidas, 275 tenían medidas cautelares, lo cual significa que los Estados no han cumplido con su obligación de garantizarles protección efectiva. Muchas de ellas no pudieron continuar su lucha: solo entre 2017 y 2018, 65 defensoras fueron asesinadas y 27 sufrieron intentos de asesinato.
Señaladas y perseguidas
Por primera vez, estos datos preliminares del informe de agresiones contienen información sobre criminalización a defensoras, a partir de la definición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que describe la criminalización de defensa de derechos como “[…] la manipulación del poder punitivo del Estado por parte de actores estatales y no estatales con el objetivo de controlar, castigar o impedir el ejercicio del derecho a defender los derechos humanos”.
Descubrimos que 1 de cada 10 defensoras agredidas fue criminalizada. El 40 por ciento de estas defensoras criminalizadas tenía entre 26 y 35 años cuando inició la agresión. La mayoría de los responsables de estos actos de criminalización fueron autoridades estatales; seguidos de policías, empresas, militares, entre otros.
…Pero por encima de todo, las redes salvan
El informe señaló que las defensoras que defienden la tierra y territorios, la verdad, la justicia y la reparación y el derecho a defender derechos han sufrido las mayores agresiones. Los ataques contra la integridad física y mental, y su reputación son los más frecuentes.
La investigación también señala que la tendencia a agredir a grupos o colectivos de defensoras y organizaciones está vinculada al autoritarismo pujante en toda la región y a la represión de la libertad de protesta cívica. En este contexto cabe destacar que las agredidas son usualmente defensoras jóvenes. Ante ello, nos reafirmamos la necesidad de seguir trabajando en la protección desde las redes y desde un enfoque colectivo.
Amaya Coppens, Miriam Miranda, Sandra Ramos, Juana Ramírez, Andrea Ayala, Elsa Vera, Leyla Chávez son sólo algunas de las defensoras, periodistas y activistas agredidas en la región en esas fechas. A todas ellas las une haber dado un paso hacia adelante y defender derechos en una de las regiones más peligrosas para ser mujer defensora; todas ellas son voces en resistencia frente a agresiones en escala.
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