Bibliotecas fucsias

Bibliotecas fucsias

En este programa queremos hacer nuestra particular oda a las bibliotecas desde una perspectiva muy íntima pero también reivindicando su existencia como lugar fundamental en el que albergar nuestras genealogías y poder así seguir referenciándonos y diseñándonos.

04/03/2020

Sangre Fucsia - Mujeres leyendo en la biblioteca

Lugares de peregrinaje para muchas de nosotras, las bibliotecas son sin duda esos espacios que visitamos para sentirnos bien. En ellos hemos vivido y vivimos innumerables aventuras, ya sea gracias a los libros que hemos consultado o a las visitas que seguimos realizando; nos han servido de refugio, conscientes de que eran espacios seguros para nosotras, y en ellas hemos crecido y nos hemos construido; hemos accedido al mundo de fuera, hemos conocido a nuestras primeras heroínas, y ansiosas, nos hemos ilusionado esperando a que llegara esa tarde para ir corriendo a por la pila de libros que devorar. Leer es cuidarse, y ya sabemos lo importante que es eso para nosotras.

Pero en estos lugares que almacenan conocimiento y saber, las mujeres no siempre fueron bienvenidas. Al igual que el acceso y disfrute de cualquier espacio público, su visita debía estar previamente autorizada y la mayoría de las veces se limitaba a un mero paseo por las instalaciones para conocer el lugar. Tuvo que lucharse mucho, como todo lo que hemos conseguido, para que la primera mujer pudiera acceder a los fondos de la Biblioteca Nacional de España en 1837: Antonia Gutiérrez Bueno fue la afortunada. Ya por entonces las sufragistas entendían la importancia de estos lugares en donde se construye la memoria, y por ello insistieron en la importancia de crear nuestros propios espacios, las bibliotecas de mujeres, en las que dar cabida a nuestra genealogía y con ella, relatar nuestra propia historia.

El que nos hayan prohibido el acceso a estos lugares no es de extrañar, pues existe un verdadero peligro presente en toda biblioteca: la libertad que en sí representa. Los libros que conforman cualquier biblioteca son testigos de los avances, de los errores cometidos, del punto de partida y del a dónde nos dirigimos; construyen la historia, son progreso, y por eso es importante tenerlos controlados.

Ya sabemos que los libros y el fuego no son para nada buenos amigos, por eso no han sido pocas las bibliotecas cuyas entrañas han ardido entre las llamas. El libro La biblioteca en llamas, de Susan Orlean, nos cuenta la historia del incendio de la biblioteca pública de Los Ángeles en 1986 y en él dibuja todo un viaje introspectivo entre lo que supuso para ella estos lugares durante su infancia y el mundo de lo tangible, preguntándose una y otra vez por qué alguien sería capaz de prender fuego a un lugar cómo este.

Sangre Fucsia - Bibliotecas en las cárceles

Las bibliotecas, para muchas de nosotras, han sido nuestro primer gran amor, por eso compartir nuestras experiencias personales forma parte también de ese relato global de todo lo implícito que hay en lugares cómo estos. Las bibliotecas son espacios muy ligados al barrio, donde ir a pasar la tarde para hacer los deberes (o conectarte a internet, cuando no existían los teléfonos móviles y la conexión en casa era un lujo muy poco común), y también el destino de ida y vuelta para sacar libros y que, para algunas, se convirtió en la primera ruta caminando solas por la ciudad. La relación con las bibliotecarias y con las personas con las que coincidimos en las bibliotecas permanecen en nuestra memoria.

Pero en las bibliotecas no solo encontramos libros y revistas, también cómics, tebeos, novelas gráficas… e, incluso, si tenemos suerte y resulta que una archiva reside entres sus muros, podemos encontrar hasta fanzines feministasEn esta pieza hemos preguntado a algunas bibliotecarias responsables de ese espacio que ha ido cobrando identidad propia la última década que es LA COMICTECA:  Sira González, de la Biblioteca Os Rosales en A Coruña; M.J. Negueruela, de la Biblioteca Francesc Candel, del Ayuntamiento de Barcelona, y “Rita Carambola”, de la Biblioteca Municipal Manuel Alvar, en Madrid ciudad. A esta pieza se suma Andrea Galaxina, que acaba de anunciar la creación del grupo de activación del archivo de fanzines de la Biblioteca de Mujeres.

Por último, queremos llevaros a las bibliotecas vividas como “espacios seguros”, un concepto que utilizamos mucho en el ámbito feminista. En nuestras casas feministas, intentamos que los espacios que construimos sean seguros para nosotras, para las disidentes sexuales y de género, para todas aquellas personas que viven en los márgenes. Para muchas de nosotras, las bibliotecas han sido lugares donde encontrarnos, buscar referentes, estar a salvo de ataques constantes, construir subjetividad y vínculos que nos hagan sentir parte de algo en una fuga hacia adelante para encajar a gusto en algún lugar. La activista lésbica estadounidense Barbara Gittings fue una de las personas que ha dedicado su vida a que las bibliotecas fueran lugares donde encontrarse para las personas LGTBQ. Activa, entre muchos otros frentes, en la Asociación de Bibliotecas Americanas, luchó para que las bibliotecas tuvieran libros que hablaran de disidencia sexual de forma positiva para crear referentes y desgarrar el “velo de invisibilidad” sobre la homosexualidad que lo asociaba al crimen y a las enfermedades mentales.

Playlist:

  • The Organ – Fire in the ocean
  • Camera Obscura: French navy
  • Camera Obscura – Books written for girls
  • Tegan and Sarah – Walking with a ghost
  • St. Etienne – Lost in the library
  • Saint Etienne – The way I fell for you
  • Shroud of tears – Néboa
  • David Bowie – 1984
  • Billie Eilish – Wish you were gay
  • Judy Pancoast – Read a book to me
  • Dolly Parton – God’s coloring book
  • Kate Bush – Wuthering heights
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