“Hay un gran temor a que las criaturas sean libres y críticas”

“Hay un gran temor a que las criaturas sean libres y críticas”

Pamela Palenciano habla del veto y la censura que ha sufrido tu trabajo en los últimos meses.

Texto: Luna Gámez
04/03/2020
una mujer en medio de un escenario con la luz sobre ella

Archivo personal Pamela Palenciano. / Foto: Ela Rabasco

El monólogo contra la violencia machista de Pamela Palenciano ‘No solo duelen los golpes’ sigue su libre curso artístico, a pesar de las intimidaciones de grupos de extrema derecha que recibe desde hace un año aproximadamente. El partido político ultraconservador Vox critica e instrumentaliza el trabajo de Palenciano, entre otros, para justificar su propuesta del llamado ‘pin parental’ con el que padres y madres pueden vetar el abordaje de “contenidos de valores éticos, sociales, cívicos morales o sexuales” en los centros de educación pública o concertada.

Esta política de veto se ha implantado hasta el momento únicamente en la Comunidad de Murcia, donde está en vigencia desde septiembre de 2019. Si bien el Gobierno central de Pedro Sánchez pretende rebatirla bajo el argumento la autonomía pedagógica de las y los enseñantes, así como el derecho de las niñas y niños a recibir una educación, Vox mantiene su campaña a favor de dicho veto y manifestantes conservadores salieron a las calles murcianas el 29 de febrero bajo el lema “nuestros hijos son nuestros”.

Con motivo de estas acusaciones en enero surgió una campaña en redes sociales de apoyo a Palenciano, #MenosPinMásPam, en el mismo momento en el que la presidencia de la Asamblea de Madrid vetó la presentación de su monólogo que había sido propuesto por Unidas Podemos IU para un evento que tendría lugar dentro de la institución el 29 de enero. Mientras que el gabinete de la Presidencia de la Asamblea de Madrid alegó motivos técnicos para la cancelación, Isa Serra, representante de Unidas en dicha institución, calificó la decisión como un acto de “censura”.

Palenciano se apoya en el teatro como herramienta clave para luchar por la prevención de la violencia machista y siente haber sido censurada por los partidos más a la derecha de la Asamblea madrileña. “Lo que han hecho conmigo tiene que ver con que creen que lo que yo digo es un discurso rojo, comunista, anarquista, marxista, adoctrinador, feminazi y todo los insultos que le ponen”, responde Palenciano en una entrevista con Pikara Magazine. “Lo han vetado porque no quieren escuchar que el mundo realmente no es como ellos lo ven desde su óptica racista, colonialista, capitalista, desigual. Todo lo que cuestione la manera que ellos tienen de ver el mundo capitalista, como si fuese maravilloso, lo van a censurar”, añade esta monologuista que durante la entrevista abordó asuntos como el “adulcentrismo” o la influencia de la precariedad del sistema capitalista en las familias.

La presidencia de la Asamblea de Madrid vetó tu monólogo ‘No solo duelen los golpes’ y acabaste presentándolo en la calle el mismo día que estaba programado (29 de enero). ¿Cuál fue tu reacción y qué hubiese significado esta representación dentro de la Asamblea de Madrid?
Me sentí impactada. Yo me esperaba un poco que pasara algo así y que no me dejaran finalmente entrar, pero si hubiese sucedido habría sido muy simbólico. Si hubieran aceptado la presentación podríamos haber estado muy cerca de un cambio, pero lo que en realidad vemos es un retroceso por la violencia que generan estos grupos de ultraderecha. La semana previa a este evento yo estuve en la puesta de mira de toda la gente de Vox en sus redes sociales. Si la Asamblea hubiera permitido mi presentación, aunque no hubiesen venido los de Partido Popular, Ciudadanos y Vox, habrían tenido dentro de su casa todo lo que habían estado criticando la semana anterior. Estaría bien que viesen mi obra completa sin sacarla de contexto.

¿Crees que la censura puede proteger a alguien frente a alguna cosa?
Yo nunca he creído en la censura. No obstante, hoy en día se han convertido en censurables ciertas cosas que antes estaban muy aceptadas. Antes, se permitían ciertos discursos misóginos o racistas, por ejemplo, que ni siquiera tenían esas calificaciones porque era algo normal. Las feministas hemos decidido no callarnos más y defender que eso es violencia. Algunas ideas han tenido la libertad de campar a sus anchas todo este tiempo atrás pero ahora esto ya no se puede hacer porque es inhumano.

Las corrientes políticas más conservadoras defienden que la educación contra la violencia machista es un asunto personal y no tiene relevancia pública como para incluirlo en el currículum escolar. ¿Qué opinas?
Antes era considerado un tema más íntimo, de hecho hablábamos de violencia doméstica o violencia intrafamiliar. Pero desde que conseguimos ponerle el nombre de violencia machista, el tema se volvió irremediablemente público. Es una cuestión sistémica y debe ser asumida por toda la sociedad y por el Estado. Si no se hace público, si no se nombra y si no se pone el foco donde hay que ponerlo, esta violencia es imparable. La agresividad forma parte de la condición humana pero la violencia se construye y tiene una estrategia. Por eso creo que lo que yo hago es público, no se trata solo de un problema de cada individuo con sus relaciones.

¿Consideras que los padres y madres le dan la suficiente importancia a la violencia machista que puedan sufrir y/o ejercer sus hijas e hijos?
Yo creo que las familias no le estamos dando -y me incluyo en primera persona- la suficiente importancia a ciertos asuntos que influyen en nuestras criaturas. Esto es precisamente porque el sistema capitalista nos tiene en condiciones límites, en un ritmo antihumano de trabajo precario, de muchas horas intensas fuera de casa por asuntos laborales o por otros temas del mundo adulto. Se nos echa la hora encima y no pasamos el suficiente tiempo con nuestras criaturas. Por tanto, no nos preocupamos lo suficiente en trasladar la información ni sobre la violencia machista ni sobre otras muchas cosas. En mi caso, por supuesto, hay una alta preocupación constante para que mi hija no enfrente la violencia machista y para que mi hijo no la ejerza, pero no en todas las familias pasa, no en todas las familias esto es importante. En muchas, incluso, esto no se ve como un problema. Las familias que están buscando el retroceso o que defienden el pin parental son minoría. Afortunadamente cada vez hay más familias conscientes de que la violencia machista es algo que puede suceder.

¿Hay quien teme que las niñas y niños le tomen el gustillo a eso de debatir temas críticos?
El mundo adulto le tiene mucho miedo al mundo infantil y adolescente. Esto se debe al “adulcentrismo”. El “adulcentrismo” teme que si las criaturas debaten y tienen pensamiento crítico puedan desplazar el privilegio de las y los adultos. A mí, que soy madre de una criatura bastante autónoma y libre como mi hija que me cuestiona muchas cosas, esto me mueve el tapete y me lo mueve muchos días. Reaccionar ante un cuestionamiento es difícil, lo más fácil es decir que “es así porque lo digo yo y punto”, que es lo que se ha hecho toda la vida. El “adulcentrismo” nos ha enseñado a educar en las relaciones de poder. Estas relaciones de poder no nacen cuando te enamoras de un maltratador, las relaciones de poder existen desde la casa, donde aprendes que la persona que te ama y te cuida, la tienes que respetar y con un miedo un poco intrínseco en la forma de educar. Por tanto, claro que hay un gran temor a que las criaturas sean libres y críticas. Por eso cuanto antes las sometan mejor, por eso intentan poner el veto parental. Si piensan mucho, además de toda la información a la que ya tienen acceso en internet, no podrían tenerlos en el rebaño y lo que aquí importa es que todos seamos lo más homogéneos posible para ser más fácilmente controlables. La diversidad da miedo, lo diferente le da miedo a algunos sectores porque cuestionar eso es cuestionar el poder.

¿Cómo reacciona generalmente la población adulta frente a tu trabajo?
La reacción de las personas adultas frente a mi trabajo depende de si saben o no de antemano de qué va. Cuando no lo saben, él, y digo él porque suele ser lo más común que sean ellos los que reaccionen mal con excepción de algunas mujeres, puede responder de forma violenta, con desprecio e indiferencia. Cuando vienen al Teatro del Barrio o me invitan a un espacio educativo, la mayoría suele reaccionar bien. Muchas mujeres acaban llorando, se abren, reconocen cosas o sanan temas personales. Algunos hombres también lloran y redescubren cosas, reconocen otras, como privilegios o temas de poder y a mí eso me gusta un montón. Por otro lado, la gente que saca el monólogo de contexto puede reaccionar como ha sucedido ahora [con los ataques de Vox]. Quien está provocando este odio sobre mi trabajo en las redes son personas adultas generalmente. Puede haber algún adolescente muy puntual que se deja llevar por este discurso pero no tienen el mismo poder ni hacen el mismo daño que las personas adultas que se están encargando de boicotear mi trabajo.

¿Por qué trabajas con teatro?
Porque cuando conocí el teatro me salvó la vida. En aquel momento yo estaba haciendo ‘No solo duelen los golpes’ como taller de prevención de violencia de género y estaba un poco cansada del formato. Consistía en remover mi pasado y contar a través de unas fotos mi historia, pero yo me ponía muy en juego a mí misma. No había distancia entre mí y el personaje. En mi obra todo es real pero he ficcionado algunas partes gracias al teatro para poder alejarme de las historias que cuento, que son muy duras. Entrar en ese personaje a mí me ayuda y me aligera. El teatro llegó a mi vida en El Salvador y fundamos la Compañía de Teatro del Azoro con mi cuñada. Hacemos un teatro que incomoda, que cuestiona. Todo ese trabajo para mí es superpolítico y superrevolucionario. El arte puede ser un mecanismo de resiliencia para tratar mucho dolor en los seres humanos y esto fue lo más bonito que he descubierto en mi vida. Junto a mis criaturas, mi pareja y toda mi familia, por supuesto, el teatro para mí fue un regalo.

 


No os perdáis esta conversación entre Pamela Palenciano y la Psicowoman.

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