Menstruar consciente. ¿Qué aporta conocerse?
La menstruación, el periodo, la roja, la luna, la cuenta, el mes, esos días, la amiga, la regla. Muchos nombres de lo que poco sabemos. ¿Qué nos ocurre por dentro a los cuerpos menstruantes? ¿Qué podemos hacer para resignificar la menstruación y aprovechar las particularidades de cada fase? ¿Por qué deberíamos concienciarnos del hecho de ser cíclicas?
Conocer el ciclo menstrual, sus cuatro fases y los elementos que intervienen en ellas puede ayudarnos a entender mejor lo que nos pasa y actuar en consecuencia. En eso consiste la menstruación consciente, en saber identificar los indicadores físicos y emocionales que se nos presentan y poder relacionarlos con las fases del ciclo. Dentro de cada ciclo menstrual se dan cuatro fases: menstrual, preovulatoria, ovulatoria y premenstrual. Y en cada una de ellas encontramos diferentes procesos. A continuación se presentan algunos de ellos: el proceso ovular, el hormonal y el flujo en las fases del ciclo.
¿Qué pasa con el óvulo?
En la fase menstrual, además de expulsar todo el endometrio generado durante el ciclo anterior, también maduran unos cuantos folículos dentro del ovario. Esta maduración se produce entre el día 1, primer día de sangrado, y el día 14 aproximadamente como aparece en la imagen. Este es el día de la ovulación en el que uno de los folículos maduros revienta y expulsa el óvulo de su interior. El que durante toda la fase ovulatoria va bajando por las trompas hasta llegar al útero. Allí al no estar fecundado se va deteriorando convirtiéndose en un cuerpo lúteo al llegar a la fase premenstrual. El cuerpo lúteo será expulsado del cuerpo acompañado del endometrio durante la menstruación siguiente.
¿Por qué nos afectan las hormonas?
Durante el ciclo hay dos hormonas que condicionan el desarrollo del endometrio, además del estado anímico y emocional de la persona menstruante. Son el estradiol y la progesterona. El primero, marcado en la imagen en morado, actúa durante la ovulación creando un ambiente óptimo para la fecundación de óvulo tanto interna como externamente. Es el momento del ciclo en el que nos sentimos más atractivas y sociables porque también tenemos el óvulo a punto para recibir el esperma. La otra hormona que participa en el proceso es la progesterona, odiada a menudo por ser la causante de acné, cambios de humor, sensibilidad… Esta aparece justo al empezar la fase premenstrual y espesa la mucosa del cuello uterino dificultando así la entrada de esperma y bacterias.
Hablemos ahora del flujo
Durante la fase menstrual no somos conscientes de la consistencia, el color o la textura del flujo ya que al mezclarse con la sangre menstrual queda diluido en ella. Pero durante las siguientes fases el flujo es un aliado para conocer el momento del ciclo en el que nos encontramos. En preovulatoria el flujo es opaco y flexible mientras que al llegar a ovulatoria este se torna acuoso, transparente y flexible, como la clara de huevo. Este es el mejor momento para la fecundación. En este punto, el flujo en vez de impedir la entrada en el cuello uterino, la facilita creando un ambiente lubricado y ligero. Por el contrario cuando vuelve a estar opaco, cremoso y pegajoso es mucho más difícil la fertilización. Entonces, nos encontramos en la fase premenstrual.
Y una vez sabemos esto. ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro ciclo y los síntomas?
Durante el ciclo menstrual pasamos por cuatro fases y cada una de ellas nos aporta algo más allá del dolor, el sangrado y la sensibilidad. ¿Por qué no aprovecharlo en nuestro beneficio?
La primera fase es la menstrual. En ella algunas solemos estar más sensibles, más cansadas y se nos antoja de todo. Nuestro cuerpo está haciendo un gran esfuerzo para expulsar el endometrio. Contracciones que a algunas nos dejan sin respiración. Por eso este es un buen momento para autocuidarnos y permitirnos parar, haciendo caso a lo que nos pide el cuerpo, sea chocolate o manta y sofá. También es buen momento para tomar alimentos diuréticos y que sean ricos en potasio o en omega3 y dejar de lado los lácteos y los alimentos pesados. Nuestro cuerpo está haciendo un gran esfuerzo para expulsar todo el endometrio y digerir comidas pesadas no ayuda.
En la fase que le sigue, la preovulatoria, nos sentimos seguras y con confianza en nosotras mismas, con energía, productivas, capaces de todo… Es la mejor fase para empezar proyectos, trabajar y aprovechar esta fuerza para darlo todo. Aquí somos mucho más sensibles a la insulina y pero eso nuestro organismo convierte los carbohidratos en energía. Por ello, en esta fase es importante priorizarlos en nuestra dieta y dejar de lado las grasas. Más arroz, avena, pasta y menos queso, yogur, aguacate y frutos secos.
Después, en la fase ovulatoria, esta energía baja. Estamos más relajadas y sociables. Pero, sobre todo, es cuando mejor nos vemos. Nos sentimos atractivas, guapas, seguras. No sorprende comprobar que es la fase en la que más ligamos. La actitud juega un gran papel. También es buen momento para socializar y cultivar los vínculos. Es un buen momento para tomar alimentos con hierro, ya que debemos preparar el cuerpo para la fase menstrual en la que hacemos un gran esfuerzo. También es conveniente bajar el consumo de carbohidratos basando la dieta en legumbres, verduras de hoja verde y semillas.
En la última fase, la premenstrual, nos suele apetecer la soledad. Estar por y para nosotras. Estamos más sensibles, introspectivas y lentas. Pero esta fase es también una gran aliada para poner límites. Es el momento en el que tenemos claro lo que no nos gusta, lo que no queremos. Algunas mujeres definen esta fase como un momento limpieza de armario, de facebook o de tinder. Descartamos con criterio aquello a lo que durante el resto del mes le hemos ido dando oportunidades, “aguantando”.
Para ayudar al proceso físico y emocional deberíamos tener en cuenta que en esta fase del ciclo somos mucho más sensibles a la insulina y por tanto nuestro cuerpo no convierte los carbohidratos en energía, sino las grasas. Es el momento de las hortalizas, el yogur, el tahini, el plátano y el chocolate negro.
A veces cuesta parar, observarse y sacar conclusiones diferentes a las que nos han enseñado. Para muchas la menstruación hasta ahora ha sido solo sangre. Sangre molesta, engorrosa, sucia, fea y cansada. Ha sido también ibuprofeno, dolor e irritabilidad. ¿Es casualidad que nos llamen irritables cuando expresamos con claridad lo que queremos y rechazamos con firmeza lo que nos molesta?
El sistema patriarcal nos quiere lineales, productivas e impasibles. Penalizando y desvaloriza así el resto de nuestras cualidades: sensible, empoderada, sociable, creativa… No somos lineales, somos cíclicas. Entender y aprovechar esto es un pequeño acto de subversión. Pongámoslo en práctica.
En Pikara hemos publicado varias cosas sobre la menstruación.