Mi abuela, Elizaveta Volgodska

Mi abuela, Elizaveta Volgodska

Elizaveta Volgodska fue destinada a Cracovia como espía. Según su nueva historia, se llamaba Olga y era muda. Su nieta ha traducido ahora el texto que leyó el 8 de marzo de 1975.

Texto: Alina Petryk
01/04/2020
Elizaveta Volgodska

Imagen del álbum personal de Elizaveta Volgodska.

Yo soy una de esas niñas que fue criada por mi abuela porque mis padres trabajaban. Y mi abuela, Elizaveta Volgodska, fue y sigue siendo una superheroína para mí.  Hace dos años volví a mis raíces ucranianas y pasé dos meses en mi ciudad natal, Lviv. También es la ciudad que acogió a mi abuela en 1943, en plena guerra, para lanzarla al vacío con un paracaídas sobre las tierras polacas. Era rusa y se alistó al ejército soviético como tantos jóvenes con el único objetivo de defender a su Madre Patria. La Gran Guerra Patria los estaba reclamando.

Ella lo abandonó todo, hasta su nombre. No pudo alistarse como soldado, tampoco como enfermera, por su baja estatura de 1,50 cm. Acabó en la escuela de espionaje y fue destinada a Cracovia como espía. Según su nueva historia, se llamaba Olga y era muda. Así comienza su aventura de supervivencia, superación personal y transformación.

La historia de su grupo de trabajo sirvió de inspiración para decenas de películas, libros y series soviéticas. Tiene publicado un escrito autobiográfico titulado El salto a lo desconocido. Tras la guerra fue galardonada con los méritos de Heroína de Guerra y participó activamente en el Consejo Local del Ayuntamiento de Lviv.

Uno de los propósitos de mi viaje a Ucrania hace dos años fue traducir ese libro. Investigando y revisando todo lo que quedó de mi abuela tras su fallecimiento en 2010, encontré su discurso del 8 de marzo de 1975 para conmemorar el 65º Aniversario del Día de la Mujer. Conforme lo iba leyendo, no podía creer lo actual que era.

En 2020, 10 años tras haberla perdido, lo traduje. Y quisiera compartirlo con todas las mujeres que seguimos en la lucha.


Estimadas camaradas,

Nos hemos reunido hoy aquí para celebrar por 65ª vez el Día Internacional de la Mujer –el  8 de marzo– al igual que toda la humanidad que avanza en pro del progreso. El 8 de marzo se ha convertido en una fiesta internacional no solo en la Unión Soviética, sino en otros países socialistas, en los que se han brindado a las mujeres los mismos derechos que a los hombres, haciéndola partícipe de todas las áreas de la vida pública.

La decisión de celebrar el Día Internacional de la Mujer fue aprobada gracias a la propuesta de Clara Zetkin en la Conferencia Internacional de las mujeres socialistas en 1910.

El mismo primer día del Gobierno soviético la primera ley–decreto sobre la constitución del Gobierno Laboral-Cristiano, los hombres y las mujeres fueron equiparados en sus legítimos derechos. La revolución vencedora había heredado del zarismo un horrífico cuadro de humillación y falta de derecho de las mujeres.

En el norte de algunas naciones, la palabra “mujer” significaba “aquella que debe quedarse en la puerta”.

En el este, la mujer tapada con un burka era propiedad de los hombres, quienes la podían vender como un objeto más o simplemente asesinar.

Las mujeres soviéticas tuvieron que atravesar todo tipo de pruebas en las que sus manos de obreras exhalaban tímidamente: “No somos esclavas…”

Para ayudar a la mujer no solo a disfrutar de los mismos derechos que los hombres, sino a ser miembro de pleno derecho de la sociedad, el partido socialista invirtió en la educación de la mujer, elevó su conciencia política, la hizo partícipe de los trabajos sociales y la incluyó en la administración del Estado.

Años después, las mujeres habían domado toda la maquinaria compleja, dirigían industrias, curaban a personas y educaban a niños y niñas, o incluso manejaban naves espaciales.

En los últimos años ha crecido significativamente el número de mujeres especialistas con estudios superiores. En este preciso instante, un 59% de todos las especialistas de la economía soviética nacional, cada tercera son juezas e ingenieras; de cada cuatro médicos, tres son mujeres, más de setenta mil mujeres poseen titulaciones universitarias y grados científicos. Según los últimos datos de Estados Unidos, el porcentaje de las mujeres médicos es de tan solo un 7%;  un 1% de ingenieras; y un 4% de abogadas. En Gran Bretaña, las mujeres científicas e ingenieras representan tan solo un 0,1 % de la población, mientras que el personal de oficina son un 36%. En general, las mujeres son contratadas como auxiliares, personal técnico junior y otros cargos intermedios, vendedoras o peluqueras.

En la 27ª Sesión de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas el año 1975 proclamó como el AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER. Esta decisión adoptada por iniciativa de la Federación Democrática Internacional de Mujeres no solo es de vital importancia para todas las mujeres del mundo, sino para la sociedad entera.

La decisión de declarar el AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER legitima, por una parte, el reconocimiento de la importancia del papel de la mujer en la sociedad moderna, su contribución al desarrollo de la amistad y colaboración entre países, la consolidación de la paz mundial, y por otra parte, el reconocimiento de la discriminación real de la mujer en el ámbito familiar, laboral o incluso público en muchos países del mundo.

En los países no socialistas, las mujeres se someten a una evidente discriminación no solo en lo relativo a sus derechos laborales, sino también salariales. A pesar de que el principio de la igualdad salarial entre hombres y mujeres haya sido incluido como derecho constitucional de muchos países burgueses, los empresarios lo siguen violando brutalmente. Por ejemplo, en la República Federal de Alemania las mujeres perciben tan solo un 69 % del salario de los hombres por el mismo trabajo. En Francia, de 14 a 35 %, en EE.UU. un 62 %. La red estatal de instituciones preescolares es débil y la mayoría son privadas y, por tanto, inaccesibles a la mayoría de las familias obreras.

En muchos países el matrimonio y la maternidad suponen un serio obstáculo para encontrar un empleo. El derecho a empleo no está garantizado y depende de la situación económica del país.

Mientras que la Unión Soviética invierte en la protección de la maternidad y la infancia. Desde casi hace un año se llevan abonando ayudas por embarazo y nacimiento del 100% del salario durante las primeras 16 semanas; las prestaciones por cuidado de niños enfermos han sido incrementadas de 3 a 7 días, y a las madres solteras hasta 10 días. Las familias de rentas bajas reciben unas prestaciones especiales por cada hijo y ha incrementado el importe de las pensiones en las familias sin el sustentador principal.

Las páginas inextinguibles de heroísmo y sacrificio de las mujeres soviéticas fueron inscritas en las crónicas de nuestra patria en los años de la Gran Guerra Patria. El pueblo recordará para siempre su valentía tanto en las filas del frente como en la retaguardia. La imagen de la mujer soviética, patriota, luchadora, trabajadora y madre de soldados fue glorificado en la poesía, pintura y música.

Las mujeres aguantaron con firmeza junto a los hombres todas las adversidades de la guerra y no había nada que les pareciera demasiado duro. Los ejércitos contaban con más de 800 mil chicas y mujeres, eso sin contar los ejércitos de guerrilleras.

Más de 300 mil méritos de guerra fueron entregadas a mujeres y 91 fueron declaradas Heroínas de la Unión Soviética.

Me gustaría contar algunas de sus heroicas hazañas:

Galia Petrova dejó a su bebe con su madre, se alistó y acabó hospitalizada. Cuando liberaron Novorosiysk, Galia se enteró de que los alemanes llevaron a su madre junto con su hijo a Alemania y que su marido murió. Así que pidió traslado a la Marina. Empezaron las Batallas del Estrecho de Kerch. Cuando las tropas desembarcaron, se encontraron con un campo de minas. No había manera de llegar a la península, así que Galia –para despejar el camino– se lanzó encima de las mortales minas. El camino quedó limpio. Galia fue nombrada post mortem como heroína de la Unión Soviética.

Zina Tujtolobova fue guerrillera bielorrusa y enfermera del Ejército. En la batalla de Vorónezh sacó del campo de batalla a 40 heridos. En la batalla de Kursk, después de sacar a todos los heridos se dio cuenta de que el comandante no estaba entre ellos, así que volvió a por él y fue alcanzada por las balas del enemigo. Al día siguiente la encontraron los enfermeros de otro regimiento. Se quedó sin brazos ni piernas. Acabó en los Urales en un hospital. Parecía que su vida se hubiera acabado, pero ella se quería vengar del enemigo, así que escribió una carta al Frente, pidiendo que la vengaran. Desde entonces los tanques y aviones que se dirigían al frente llevaban la inscripción de “Vengar a Zina”. Después de la guerra, Zina crió a dos niños.

Y en la retaguardia… Ellas alimentaban al país entero, hacían cuanto era necesario para obtener la victoria. Y además, criaban. No solo a sus hijos, también a aquellos cuyos padres luchaban contra el enemigo y acababan muertos. Como ejemplo de ello, la madre uzbeka que crió a 26 niños y 14 niñas de diferentes nacionalidades. Ahora todos ellos se reúnen el día de la muerte de su madre para rendirle homenaje.

Y qué decir de las hazañas de las viudas de soldados… Quién podía aliviar el dolor de sus pérdidas cuando recibían comunicaciones y sobres con partidas de defunción. Concentraban en sus hijos su amor y lealtad a aquellos que nunca volvieron de la guerra.

El pueblo soviético lleva tres décadas gozando de los frutos de la paz que florecen año tras año en forma de éxitos en las obras comunistas. Un paso importantísimo en ese camino son las resoluciones del XXIV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética.

El progreso cualitativo se deja apreciar en las labores de las obreras, sovjóses y koljóses. Cada vez hay más mujeres especialistas que forman parte de la economía agrícola.

Nuestras mujeres obreras participan en la Administración y Dirección del Estado. Los consejos locales cuentan con 1039 mujeres, mientras que el Consejos Supremo cuenta con 475 mujeres.

Fieles a los ideales del partido comunista, las mujeres soviéticas muestran su profundo heroísmo y entrega en el trabajo. Ellas son la fuerza activa en la lucha por la ejecución anticipada del Noveno Plan Quinquenal. Más de 40 millones de mujeres compiten por cumplir anticipadamente los objetivos de 1975 y del Quinquenal en general. Más de 25 millones de mujeres participan a favor del movimiento comunista obrero. Más de 1,5 millón de mujeres fueron galardonadas con méritos y medallas por sus éxitos en todas las áreas de economía nacional y cultura. Más de 4,5 millones de mujeres fueron nombradas como Heroínas del Trabajo Socialista. Las empleadas de la Dirección de Construcción 1 participaron en la competición socialista que promueve el crecimiento industrial y ético de las personas.

Las mujeres soviéticas junto con sus compañeras de otros países socialistas colaboran con un enorme entusiasmo en la preparación del Congreso Mundial dedicado al Año Internacional de la Mujer que tendrá lugar el 20 de octubre de 1975, en Berlín.

El programa del Año Internacional de la Mujer aprobado por el Consejo Económico y Social de la ONU en mayo de 1974 plantea ante los Gobiernos y la Sociedad tres principales objetivos: dedicar este año al fortalecimiento de las acciones dirigidas a conseguir igualdad de derechos de las mujeres, asegurar su participación en el desarrollo económico, social y cultural de sus países, así como colaboración entre estados para promover la paz mundial. Aquí es donde surge el tema central del año y su lema: ¡IGUALDAD DE DERECHOS, DESARROLLO Y PAZ!

Aprovechamos la ocasión la víspera del maravilloso Día de la Primavera y de las Flores, para desear a todas las niñas y mujeres del mundo salud, felicidad, éxitos laborales, alegrías y sonrisas, días soleados y cielos despejados.

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