Recorriendo las huellas de María Luisa Castellanos (1892-1974)

Recorriendo las huellas de María Luisa Castellanos (1892-1974)

En la nómina de pioneras que rompieron con lo que socialmente se esperaba de las mujeres y comenzaron a ocupar espacios públicos, con su presencia física o con su pluma, la escritora y periodista María Luisa Castellanos merece un sin duda un lugar destacado.

15/04/2020

 

María Luisa Castellanos.

En 1919, mientras la paz se firmaba en Versalles, María Luisa Castellanos publicaba La mujer antes, en la guerra y después. La Primera Guerra Mundial fue un conflicto de tal magnitud que impactó en las conciencias de un modo profundo. Millones de muertos, mutilados, afectados por “locura de trinchera”, ciudades e infraestructuras destruidas y una Europa que trataba de rehacerse, con las heridas abiertas.
El conflicto también había marcado un antes y un después para las mujeres. Desplazados los hombres masivamente a los frentes, ellas habían demostrado sus capacidades fuera de los estrechos márgenes en los que la sociedad las había mantenido hasta entonces. La edad contemporánea se construyó en Europa sobre el principio de que el hombre era el cabeza de familia y sujeto de derechos, mientras que a la mujer le correspondía estar al lado de este y consagrase al cuidado de la familia y del hogar. Los prejuicios estaban muy arraigados y a las mujeres se las consideraba seres inferiores, débiles, dependientes, emocionales, capacitadas para parir y criar hijos, para limpiar y cocinar, pero incapaces de afrontar trabajos masculinos. La Primera Guerra Mundial asestó un duro golpe a todos esos estereotipos.

Aunque la lucha de las mujeres por la libertad y la igualdad había comenzado mucho antes, el nuevo siglo estaba llamado a convertirse en el que de las mujeres. Con un goteo lento, pero continuo, las jóvenes se matriculaban en los estudios de bachillerato y en las universidades. Emergía una nueva generación de muchachas de clase media que reivindicaba cursar unos estudios para después ejercer una profesión, pasando a ser el matrimonio y la maternidad un elemento más de la vida, pero no el único camino imprescindible para ellas. En la nómina de pioneras que rompieron con lo que socialmente se esperaba de las mujeres y comenzaron a ocupar espacios públicos, con su presencia física o con su pluma, la escritora María Luisa Castellanos merece un sin duda un lugar destacado.

María Luisa Castellanos González nació en Llanes el 22 de noviembre de 1892. Su padre, Luis Castellanos, y su madre, Pilar González, habían llegado a Asturias procedentes de Madrid. De la madre de María Luisa, Pilar, apenas tenemos información. Es probable que se dedicase al cuidado de su familia, como era esperable en una mujer de entonces, apoyando a su marido, el conocido periodista Luis Castellanos, a su hijo Luis y a su hija María Luisa. María Luisa va a crecer en una casa rodeada de libros, en un ambiente de curiosidad intelectual y preocupación por la vida pública. De manera que, desde muy joven, comienza a escribir y publicar textos de índole literaria y periodística. Con 21 años, publica La leyenda de la Guía (1913); más tarde vendrían El poema de la mariposa (1916), Lulú la soñadora (1919) y el ensayo ya citado La mujer antes, en la guerra y después. Mientras, desarrollaba multitud de colaboraciones en periódicos de todo el territorio estatal e incluso al otro lado del Atlántico.

Castellanos no fue solo una pionera por sus ideas, que publicó profusamente, sino también por su propia trayectoria personal. Dejó atrás Llanes para cursar estudios de Magisterio en Oviedo. Iniciaría después estudios de Bachillerato en la misma ciudad, concluyendo en Madrid esta etapa educativa. De vuelta en Asturias, se matricula en la Escuela Provincial de Damas de la Cruz Roja, obteniendo el título en 1919. Parece ser que tenía inclinación por la Medicina, pero desistió por ser aún un oficio excesivamente masculino y comenzó a cursar estudios de Derecho, siendo una de las cuatro alumnas matriculadas en la Universidad ovetense. De esas cuatro mujeres, era una de las dos que asistía a las clases presenciales. Imagino las aulas, las tarimas, los pupitres, los pasillos ocupados por hombres y el paso firme de María Luisa Castellanos avanzando entre ellos por el interior del edificio de la calle San Francisco.

En esos años de estudiante en Oviedo, alojada en la Academia Ojanguren, se integra en el ambiente cultural e intelectual de la ciudad. De estos contactos y de su amistad con el también escritor José Díaz y con la maestra y escritora Esperanza Rodríguez Cerdán, nace en 1918 la revista Alma Astur. Poco después publica su ensayo sobre las mujeres y la guerra.

La mujer en la guerra

Ante la poderosa imagen de las mujeres al volante de todo tipo de vehículos, trabajando masivamente en los campos, cuidando de los heridos e incluso pilotando aviones, ¿quién podía seguir sosteniendo que eran inferiores? Castellanos es muy consciente de estos cambios y pugna para que las mujeres puedan avanzar en la igualdad y en la libertad. Pide, sobre todo, que puedan formarse para ejercer un oficio, y para valerse por sí mismas: “La mujer que sabe trabajar para sí, tiene andado la mitad del camino para ser feliz”.

Pero la independencia económica no es la única demanda que plantea la escritora llanisca, pues las mujeres han estado apartadas del saber, del conocimiento, de los libros sin censura: “Es necesario aprovechar estos momentos de hecatombe universal para cultivar el espíritu (…) La cultura está tan estancada en el mundo femenino, debido a esa inveterada y atávica costumbre de no dejar a las mujeres leer obras literarias ni científicas”. El mundo ha cambiado y la escritora llanisca propone que el cambio sea a favor de las mujeres.

¿Qué es la mujer?

1949 Simone de Beauvoir publicó, como es bien sabido, El segundo sexo, una obra en la que se pregunta ¿qué es la mujer?, y analiza la posición femenina como subalterna, pues frente al masculino universal, las mujeres han quedado reducidas a ser “lo otro”, la inmanencia frente a la trascendencia. 30 antes Castellanos se hacía la misma pregunta, “pregunta ésta que ningún hombre se ha hecho”, y trataba de responder. Para ella las mujeres debían ser dignas compañeras del hombre. El aserto, visto con ojos actuales, puede parecernos poco ambicioso, pero suponía un cambio importante en la sociedad de principios del siglo XX. Hombres y mujeres debían ser educados en el respeto mutuo y en la igualdad para poder construir relaciones basadas en el amor-amistad. Las jóvenes recibían una educación frívola “para agradar” a los hombres y estos eran acostumbrados “a despreciarlas, a mirarlas como pacientes rebaños que esperan en actitud mendicante”. Denunciaba los matrimonios basados en la conveniencia y que situaban a la mujer en una posición inferior y subordinada; pero también criticaba lúcidamente “el amor como sufrimiento”, el amor romántico y ciego, y denunciaba la violencia de género -entonces catalogada como “crimen pasional”-, que hacía “a uno verdugo y a otra víctima”. Hace por tanto cien años que se estableció la relación entre la violencia hacia las mujeres y la desigualdad, así como la importancia de la educación para corregirla.

La Unión de Mujeres Españolas y la labor social feminista

Además de la labor como escritora y periodista comprometida, Castellanos se involucra en el movimiento feminista militando en las filas de la Unión de Mujeres Españolas, conocida por las siglas UME. Castellanos defendía las “reuniones femeninas”, el intercambio de ideas entre mujeres, colaborando, llevando a cabo proyectos y “desterrando esa inveterada costumbre que existe de hablar mal unas de otras”.
Uno de los campos a los que dedicó mayor atención fue la cuestión migratoria, que entonces partía de los puertos españoles para dirigirse hacia América. Si bien la mayoría de quienes emprendían el viaje ultramarino eran jóvenes varones, también existían féminas que deseaban cruzar el océano y probar suerte en nuevas tierras. Las noticias que llegaban de su situación al otro lado del Atlántico no siempre eran muy halagüeñas. El escritor avilesino Constantino Suárez, instalado en Cuba, contaba en sus publicaciones que algunas de las emigrantes caían, fruto de la miseria o de las infundadas promesas de algún señorito, en la prostitución, e incluso decía que no faltaban las que eran engañadas en origen. Aunque el fenómeno distase de ser generalizado, preocupaba sobremanera y por ello mismo María Luisa Castellanos defendía la constitución de asociaciones de mujeres que fuesen a los puertos a recibir a las mujeres recién llegadas “y evitar con eso la odiosa trata”. Estas propuestas fueron planteadas por la escritora llanisca en las reuniones de la UME, donde se hablaba de la falta de derechos que padecían las españolas, y donde la escritora expuso la problemática de la emigración femenina y pidió realizar acciones para afrontarla.

Quiero ser libre

El feminismo de María Luisa Castellanos reivindica los derechos para las mujeres, la educación y la posibilidad de tener un oficio, y es marcadamente abolicionista, pero también se preocupa de los sectores sociales más vulnerables: de las campesinas, de las obreras, de la infancia. De la lectura de sus textos se extraen preocupaciones de hace cien años y de ahora. Es llamativo encontrar en sus crónicas una defensa firme del derecho de las mujeres a pasear solas y sin miedo por las calles, los caminos y las playas. Era una costumbre bastante arraigada en España no dejar a las mujeres, sobre todo a las “señoritas” de clase media, salir solas, pues se entendía que su “moralidad” quedaba puesta en entredicho. Las mujeres debían estar en casa y, si salían, controladas. Llanes era, como las montañas asturianas, una excepción a esta norma vigente en las ciudades que Castellanos celebraba, al mismo tiempo que pedía el final de esa denigrante práctica de acompañar a las jóvenes a todas partes.

“Sigo caminando por la playa, sola y tranquila”. Reflexiona, y disfruta del silencio y del sonido de las olas. Sus huellas quedan en la arena. Y durante años han sido borradas, por el mar y la indiferencia, la invisibilización de las mujeres del pasado. Volvamos a caminar por esos pasos. A reconocer a las que nos precedieron e hicieron posible que estemos donde estamos ahora. Quizás de sus textos podamos extraer ideas sobre lo logrado y lo pendiente.


Citas extraídas de los siguientes textos de María Luisa Castellanos
La mujer antes, en la guerra y después. Casa Editorial Monclús, Tortosa, 1919.
– “La Unión de Mujeres de España”, Asturias, núm. 256, 22-6-1919.
– “La emigración de la mujer”, Asturias, núm. 283, 28-12-1919.


Sigue descubriendo.

 

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