5G, hiperconectividad y la demanda de universalizar lo diverso

5G, hiperconectividad y la demanda de universalizar lo diverso

En esta entrevista Loreto Bravo y Peter Bloom señalan los contornos peligrosos, coloniales y extractivistas de una nueva fase del capitalismo, alentada por la tecnología 5G, que se alimenta de cada aspecto de la experiencia humana.

17/06/2020

 

Loreto Bravo es feminista, hacker y comunicadora popular, forma parte del Centro de Producción Palabra Radio de Oaxaca, México, y es becaria del programa de Acompañamiento en Seguridad Digital de Digital Defenders Partnership de Hivos. Peter Bloom es fundador y coordinador general de Rhizomatica, una organización dedicada a fortalecer la autonomía comunicacional de comunidades indígenas y en resistencia. Parte del recorrido compartido de Bravo y Bloom en los territorios de las comunicaciones autónomas les permite analizar de manera crítica el futuro que se nos impone: la transición al sistema 5G, es decir, la quinta generación de tecnologías de la telefonía móvil. En esta entrevista señalan los contornos peligrosos, coloniales y extractivistas de una nueva fase del capitalismo que se alimenta de cada aspecto de la experiencia humana. Ayudan a discernir quién saca rédito con las campañas de desinformación en torno a la Covid-19, su vínculo con el sistema de tecnología móvil de quinta generación y qué impactos tendrá sobre las corporalidades.

¿A quién beneficiará la transición apresurada al sistema 5G sin una reflexión general sobre el impacto que tendrá sobre nuestras vidas y cuerpos?
5G representa un momento de coyuntura interesante en el sentido de que no son principalmente las empresas telefónicas quienes se beneficiarían del 5G, si no todo el ecosistema a su alrededor, tanto dentro del sector de las telecomunicaciones como de internet. Con eso nos referimos a las empresas que fabrican los procesadores como Qualcomm, los equipos transmisores como Huawei y Ericsson. Ellos van a vender miles y millones de componentes y sistemas. En el campo del internet, 5G abre una enorme oportunidad para las empresas que basan su modelo de negocio en la mercantilización de los datos y la “plataformización” de las tareas, como el transporte, entrega de bienes y logística. Contribuyendo al expansión de una “economía gig”. Las consecuencias son múltiples, y en términos generales implicarán la profundización de varias tendencias actuales preocupantes sobre la automatización y la consecuente pérdida de empleo, la vigilancia y el espionaje masivos e indiscriminados, entre otros.

¿Qué consecuencias tiene la implementación de modelos de “hiperconectividad” en los contextos críticos que atravesamos?
La pandemia ha mostrado claramente la importancia de estar conectados para poder acceder a la educación, mantenerse en contacto con los seres queridos, el teletrabajo y telemedicina; desafortunadamente, la desigualdad que define nuestros tiempos se refleja en una brecha digital muy grande que significa que muchas personas en el mundo no pueden gozar de la conectividad. La hiperconectividad, en su esencia, se basa en una mentalidad consumista urbana e individual orientada a incrementar las velocidades y servicios digitales para algunos, mientras los demás siguen sin nada. La hiperconectividad plantea transformar un segmento y un concepto muy limitado de la sociedad, caracterizado por el consumo y la diversión en áreas muy definidas en las ciudades principales y los parques industriales. Una sociedad en la que se masifica la extracción de datos personales para usos comerciales y de control. Una sociedad vigilada desde su intimidad es una sociedad predecible.

En algunas de las reflexiones que han compartido en su trayecto con la organización Rhizomatica hablan de cómo nuestra relación con las tecnologías, transversalizada por nuestra identidad de género, también deja ver aspectos coloniales. ¿Cómo se extrapolan estas relaciones a otros contextos y a quiénes les impacta de manera más negativa?
La romantización de la tecnología es un recurso mediático persuasivo para institucionalizar el modelo neoliberal y normalizar sus impactos, en todos los sectores de la sociedad. Impactos que son transversalizados por género pero también por clase, edad, condición de movilidad. Con la actual crisis global provocada por la pandemia hemos visto el abrupto paso hacia la hiperconectividad. Se pone a prueba la infraestructura digital actual en las urbes. Mientras que en las zonas rurales el acceso a información y a servicios básicos de telemedicina y teleducación son limitados y en muchos casos inexistentes, constituyéndose como necesidades críticas. Al mismo tiempo organizaciones sociales denuncian cómo muchos de los Estados, en el marco del control epidemiológico usan las tecnologías digitales vulnerando los derechos humanos como la privacidad, el anonimato, la seguridad, la libertad de expresión, el acceso a información verídica y oportuna, etc. Fortalecen la tecnología digital como una herramienta de control en el marco de una crisis social inminente, producto del incremento de la cesantía, el trabajo informal y la precarización de la vida. El modelo neoliberal, que ha venido apostando por el desarrollo de la tecnología 5G, no va a permitir la pérdida de sus inversiones. Buscan en la crisis la oportunidad de salvar sus negocios profundizando las desigualdades estructurales que harán posible la futura hiperconectividad.

¿Qué efectos tendrá sobre los cuerpos diversos la anulación de fronteras entre cuerpos y dispositivos que propone el 5G y la “internet de las cosas”? y ¿cómo crear un análisis situado feminista de este asunto?
Los efectos son diversos como diversos son los cuerpos y sus contextos. Lo que preocupa es el efecto homogenizador, colonizante y estigmatizante que genera esta anulación que propone los sistemas ciberfísicos capitalistas. Es la anulación de la diversidad para, en cambio, imponer estándares, estereotipos de lo que significa un cuerpo diverso. El modelo capitalista ve a los cuerpos diversos como un mercado tecnológico potencial, lo que hace es entender la diversidad y los cuerpos como productos y desde ahí reproduce dinámicas de poder a través del consumo. El sistema ciberfísico capitalista propone seres predecibles y manipulables. El análisis feminista consiste en pasar de la reacción a la acciones creativas transgresoras, cuestionadoras, disruptivas en la que el sistema ciberfísico se resignifica, se diseña desde unos principios emancipatorios feministas, liberadores de la lógica colonialista y patriarcal.  Explorar nuestros cuerpos, conocerlos, nombrarlos, resignificarlos a través del uso de las tecnologías es una propuesta clave transhackfeminista.

¿A quién favorecen las fake news sobre el 5G y su relación con la Covid-19?
Las fake news o noticias falsas relativas al 5G lo que hacen es desviar la atención sobre algo que bien puede ser cierto o no, distrae a la gente para que no se enfoque en los daños sociales, económicos y ambientales reales que genera este desarrollo tecnológico. Es un aporte a la “conspiranoia” que está vaciada de contenido político y favorece a la cultura individualista cultivada por el consumo. No es parte de un proyecto emancipatorio. Paradójicamente nos encontramos con una resistencia a la nueva tecnología 5G que fomenta y refuerza el pensamiento occidental racionalista positivista que pone al individuo por sobre todos los demás y que es el origen mismo de la tecnología cuestionada. Como toda crisis, el actual contexto de la Covid-19 es una oportunidad para profundizar el modelo de control o para alimentar un proceso transformador impulsado por las mismas desigualdades.

¿Por qué creen que aparecen resistencias a la hora de ejercer la crítica sobre las tecnologías y plataformas predominantes que usamos (las que vienen de Silicon Valley y de países centrales)? y ¿cómo proponemos una discusión mas cercana que ponga en lugar prioritario este debate?
Es paradójico romantizar los beneficios de usar plataformas comerciales y redes sociales para encajar en los estereotipos de personas conectadas mientras padecemos las consecuencias del colapso climático y la desigualdad social generados por el mismo modelo. Las personas que disfrutan de los beneficios de estar conectadas y de poder satisfacer sus necesidades individuales de consumo y estatus social no ven los impactos del colapso climático o la precarización de la vida de otros sectores de la población como preocupaciones prioritarias, puesto que son impactos que están atravesados por la condición de género, edad, etnia, entre otras. Con la actual crisis y el evidente uso de las tecnologías digitales para fines de control social por parte de los Estados y las empresas, la discusión esta tomando mayor relevancia y se abre la oportunidad de ponerla en la mesa de debate público para no permitir que se regule a puerta cerrada por unos pocos dueños del poder económico y político.

¿Cómo rechazar el modelo de control sobre cuerpos, mentes y hábitos, que tendrá un grave impacto ambiental, y comenzar a crear respuestas que provengan de la comunidad y no desde los individualismos?
Claramente el 5G proviene de una industria, que si bien esta globalizada, pertenece y enriquece a los poderes fácticos, como son los Estados Unidos, el norte de Europa y algunos países asiáticos como China, Corea de Sur y Japón. No es tarea fácil modificar el modelo de control que están planteando. En otras palabras, tenemos que ir mas allá de reformar la tecnología y debemos cambiar radicalmente el sistema dominante. Estas tecnologías son producto y motor, a la vez, del capitalismo patriarcal colonizador, entonces si no cambiamos de fondo el sistema, estas tecnologías seguirán fortaleciéndose y cumpliendo con su misión dentro de este sistema. Eso no implica que no podrían seguir surgiendo alternativas como parte de nuestros labores revolucionarios.

En el marco 5G, ¿quedan alternativas para no participar del seguimiento exhaustivo que harán de nosotras gobiernos y empresas? ¿habrá alternativa de hacer opt-out (salirse del sistema)?
5G propone una red de redes, lo cual implica una fusión de datos provenientes de diferentes fuentes. Se trata de la anulación de la separación de los datos que constantemente nos extraen pero por parte de diferentes actores. O sea la fricción que existe dentro del sistema actual de extracción de datos se va a reducir al mismo tiempo que se suman nuevas esferas de la vida que antes no generaban datos. En la medida en que resistimos las tentaciones al nivel de consumo como son los dispositivos inteligentes personales y del hogar, podemos reducir nuestro riesgo. Eso hasta un punto. Porque en un futuro un poco más lejano, quién sabe que tan fácil seria hacer opt-out cuando por ejemplo la mayoría de la industria de transporte personal se haya automatizado o cuando no puedas acceder a servicios sin someterte a sistemas de reconocimiento facial y reputación social, como se ha implementado en China. Tal vez la única buena noticia es que el sistema 5G no va ser construido, por lo menos dentro de los próximos cinco o diez años, en todas partes. Así que si vives en una zona rural o un país periférico, es probable con tus interacciones con los sistemas 5G serán limitadas. Definitivamente tendremos que luchar por leyes y regulaciones mucho mas estrictas sobre la recolección, compartición y uso de datos personales mientras expandimos la definición acerca de qué consisten estos datos.

 


No te pierdas esta entrevista a Marta Peirano.

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