El universo disidente de Eleno de Céspedes
Miguel de Cervantes generó el personaje de la Bruja Zenotia en su obra 'Persiles y Segismunda, Historia Setentrional (publicada en 1617)', después de conocer la historia real de un vecino de Alhama de Granada. La Bruja Zenotia era, en realidad, Eleno de Céspedes. Un hombre trans y afroandaluz que pasó de ser esclavo a uno de los mejores cirujanos de la Corte.
Miguel de Cervantes recogió en su obra Persiles y Segismunda, Historia Setentrional, publicada en 1617, el personaje de la Bruja Zenotia. Lo desarrolló tras conocer la historia real de un personaje de Alhama de Granada, tras visitar la localidad en 1594. La Bruja Zenotia, en la vida real, se llamaba Eleno de Céspedes. Era un hombre trans y afroandaluz que pasó de ser esclavo a uno de los mejores cirujanos de la Corte y a quien conocemos por la irrupción en su vida de la Santa Inquisición que condenó con fuerza su disidencia de género. Hoy queremos acercarnos un poco a su historia.
Si te pasas un día por Alhama de Granada, verás esta placa. En ella se recoge la historia de Eleno de Céspedes, cirujano afroandaluz nacido bajo la condición de esclavo en 1545. Pasar de la esclavitud a convertirse en uno de los profesionales más demandados de su época fue solo una de las transgresiones sociales llevadas a cabo por Céspedes. Tales fueron estas, que su caso fue llevado al Tribunal de la Santa Inquisición. El motivo de entre todas sus irreverencias fue su matrimonio con una mujer. Porque, aunque en la placa se habla de cirujana transexual, lo cierto es que, en la actualidad, Céspedes hubiera sido considerado hombre trans en una época en la que solo vestirse de manera diferente a la que marcaban las asesinas normas sexuales y de género ya era delito. A ojos de Iglesia, Céspedes era una mujer que había sobrepasado absolutamente todas las barreras morales, incluida la ausencia de respeto por el sacramento del matrimonio al darse, según esta, entre dos mujeres.
Relato “pornográfico-legal-médico”
Así define María José Belbel Bullejos en su estudio La pesadumbre de Eleno de Céspedes la tortura por las que Céspedes y María del Caño (mujer con la que contrajo matrimonio) tuvieron que pasar en el juicio contra su relación. Todo un ejercicio de violencia sexual en el que examinaron al detalle sus relaciones íntimas: ¿qué miembros intervenían?, ¿cuáles no?, ¿cómo lo hacían? Sin embargo, el proceso inquisitorial llevado a cabo en Toledo en todo momento tuvo como a Céspedes como único acusado.
Según Marie Catherine Barbazza, Céspedes es llevado ante la Inquisición por varias transgresiones. La primera es la usurpación del vestido masculino. Era la segunda vez que Eleno era acusado por esto. La primera vez fue encarcelado en Arcos de la Frontera donde ejercía de mozo de labranza y pastor. Céspedes tomó la decisión, después de enfrentamientos violentos con varios hombres, de dejar de usar los ropajes femeninos. Pasó de trabajar como sastre al oficio de mozo. Ya había mantenido relaciones con varias mujeres. A pesar de la represalia, decidió seguir su camino y no volvió a firmar como Elena.
La segunda acusación a la que Eleno de Céspedes se enfrentó fue la de haberse casado con María del Caño. El único fin social del matrimonio era el de la procreación. La penetración sin estos fines se consideraba sodomía. Eleno, que en su defensa habló en todo momento de su supuesto hermafroditismo, había podido contraer matrimonio gracias al informe de cirujanos de prestigio. Sobre 1585, fecha en la que Céspedes ejercía en Ciempozuelos, conoció a María del Caño con la que luego se casaría. Según un estudio de la Universidad de Valladolid, el párroco de la zona solicitó permiso a la Vicaría de Madrid para llevar a cabo el enlace por dos motivos. Por una parte, para descartar un posible matrimonio bígamo, muy frecuente en aquellos años. Por la otra, para pedir un certificado de masculinidad y un examen de sexo a Céspedes. Es ahí cuando interviene el médico real Francisco Díaz y el doctor Antonio Mancilla, dictaminando ambos que el sexo correspondía a un varón.
Sufrió otro examen, solicitado también por la Vicaría, por parte del doctor Francisco Martino y el licenciado Casas en la localidad de Yepes. Asimismo, se le realizó otro análisis en Madrid a instancias de la Vicaría, el 17 de febrero de 1586, por los doctores Francisco Díaz, médico de la Corte, y Antonio Mantilla. Todos ellos consideraron a Eleno un hombre por lo que Céspedes pudo casarse el 11 de mayo de 1586 en la Iglesia parroquial de Yepes. El evento no estuvo exento de polémica ya que Isabel Ortiz quiso impedir la boda argumentado que Eleno, antes, se había comprometido con ella.
Todos estos exámenes, sin embargo, quedaron en papel mojado para la Santa Inquisición que, después de hacer nuevas pruebas, decidió dictar que los órganos sexuales de Eleno pertenecían a los de “una mujer”. Para evitar el delito de soborno, los médicos anteriores acusaron a Céspedes de hechicería. Según ellos, algo tuvo que hacer para haberles engañado aquel día y que vieran, como vieron, órganos sexuales masculinos en Céspedes. Concretamente aludieron a “alguna ilusión del demonio, sotileza o embuste de la desventurada mujer“.
Por otro lado, lo argumentos de Eleno sobre su intersexualidad defendían la presencia de un doble aparato genital (masculino y femenino) en el que predominaba el primero. Según Céspedes, había perdido sus atributos masculinos a causa de una enfermedad genital.
Finalmente, la penetración en sus relaciones con María establecen el delito para Céspedes: culpable de sodomía, bigamia, perjurio y burla del sacramento del matrimonio. El castigo se estableció como medida de advertencia para el resto de la sociedad. El proceso, según las fuentes consultadas, concluyó el 19 de noviembre de 1587. Céspedes se tuvo que enfrentar a una sentencia con desnudo público incluido, 200 azotes y la imposición de llevar el sambenito (capirote y paseo público en burro).
¿Su condena posterior? Obligación de “ser mujer” con todas las consecuencias: prestar sus saberes cirujanos “de gratis” en diferentes hospitales. Su reconocimiento profesional y su fama después del juicio fue tal que la gente hacía peregrinaje allá donde era destinado.
Debido a esta veneración hacia su persona, tuvieron que trasladarlo varias veces. Finalmente su rastro se perdió. Existe la posibilidad de que emigrara a Lima. Hay fuentes que indican que allí vivió bajo el nombre de Francisco del Corral.
Antes de la Inquisición
El sistema sexo-género no fue el único que Eleno de Céspedes subvirtió. Su historia es también la de una increíble escalada social que le llevó a convertirse en un profesional de renombre y prestigio, a pesar de la interseccionalidad de su caso: ser una persona racializada que había nacido bajo la condición de esclava.
Según un texto publicado en la Revista española de investigaciones quirúrgicas, Céspedes contrajo matrimonio a los 16 años con un albañil de Jaén, Cristóbal de Lombardo, quien dejó la relación los pocos meses, estando Céspedes en estado. Tuvo un hijo a quien dio en adopción a un panadero de Sevilla. Este embarazo fue usado posteriormente como “prueba” de su “condición de mujer”.
Tras esto, parece haber en su historia una gran determinación por salir adelante y cambiar su vida. Céspedes empezó así a aprender a tejer en Alhama de Granada con el maestro Castrillo. A medida que iba pasando el tiempo se iba trasladando a numerosos pueblos para llevar a cabo el oficio hasta que en 1564 comenzó a servir en la casa del Tesorero de la Capilla Real. Allí conoció a Juan de Sessa, a quien también se le llamaba Juan Latino, un afroandaluz poeta y humanista del Renacimiento de gran prestigio en la época. Sin duda, este referente marcó en Céspedes un antes y un después en su trayectoria vital por sus semejanzas con sus propias raíces ya que Sessa, al igual que Céspedes, había sido esclavo. Fue bajo esta complicidad y compañía, según algunas fuentes, cuando Céspedes amplió sus estudios y se formó como sastre. Una profesión reservada en aquel siglo a los hombres.
En los vaivenes posteriores de Céspedes -Jerez, Arcos y otras poblaciones- intervienen sus varias relaciones de amantazgo-amorosas con algunas mujeres. Se hacen más presentes los problemas por su posicionamiento ante su opción de género -con cárcel incluida- hasta que en 1568 estalló la revuelta de los moriscos de las Alpujarras y Céspedes decidió participar como soldado contra los moriscos. Hay que marcar en este punto que hay fuentes que confirman que Céspedes originariamente era morisco aunque no es algo que especifiquen todas las fuentes.
Interviene en diversas batallas como soldado hasta que descubren su condición trans y se le pide que abandone el ejército. Parece ser que no lo hace.
En 1571, a los 30 años, Céspedes se trasladó a Madrid ya como Eleno. En la ciudad entra en contacto con el cirujano Juan Fragoso y comenzó a trabajar en un Hospital de la Corte como ayudante de cirujano. Lo hace también de manera ambulante por los pueblos de alrededor empezando a amasar ya cierto prestigio por su trabajo. Finalmente obtuvo en Cuenca su licencia profesional.
Todos los documentos registran que su carrera fue extensa y prestigiosa. Puede que la envidia profesional de algunos fuera el detonante para que Céspedes fuera llevado ante la Santa Inquisición. Sobre 1585, conoció a María del Caño con quien se casaría. ¿Cómo acabó la historia? Ya la sabéis.
Nota de la autora: Me parece oportuno destacar que la condición de intersexualidad a la que aludía Céspedes toma elementos propios de la época relacionados con las superstición. Es decir, todo apunta a que, en este caso, el argumento de la intersexualidad es usado como estrategia de defensa y superviviencia y que no estaríamos ante un caso de hermafroditismo. No obstante, es una puerta que deberíamos dejar también abierta ya que cabría también esta posibilidad. Es lo complicado de intentar hacer genealogía de tiempos en que las identidades eran entendidas de manera muy distintas.
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