Diez ideas sobre ‘A contrapelo’
Publicamos un extracto del reciente libro de Bel Olid 'A contrapelo o por qué romper el círculo de depilación, sumisión y autoodio', editado por Capitán Swing.
1. No es un libro contra las mujeres que se depilan, es un libro contra el control social de los cuerpos de todas las mujeres, tanto las que lo hacen como las que no.
2. La obligación de depilarse va ganando terreno: “Los hábitos depilatorios de las mujeres se han intensificado en nuestra sociedad hasta el punto de que actualmente el único lugar donde es aceptable que una mujer tenga pelos es en la cabeza, en las cejas y en las pestañas. En esas zonas no solamente está permitido, sino que es obligatorio tenerlos”.
3. “A medida que hemos ido destapando los cuerpos de las mujeres en el cine y en la publicidad, hemos podido compararnos a ellas o, mejor dicho, nos han obligado a comparar-nos a ellas. La falta de modelos diversos y el hecho de que los únicos cuerpos posibles y deseables sean los que no tienen pelos, instala la depilación como un peaje ineludible de la construcción de la mujer”. Y los pelos son solo la punta del iceberg: gordofobia, racismo, capacitismo y un machismo profundo tiñen lo que aceptamos como “femenidad hegemónica”.
4. Sexualizar a las niñas, aniñar a las mujeres: una estrategia contra todas: “Eliminar todo el vello corporal de las mujeres y exigirles vulvas de niña contribuye a borrar la frontera de la pubertad como límite socialmente inviolable que los adultos no pueden traspasar a la hora de tener relaciones sexuales. Uniformiza el objeto de deseo de los hombres heterosexuales en un solo grupo en el que no hay distinción por edades, en el que todas, niñas, jóvenes o mujeres, tienen que cumplir las mismas normas”.
5. Estamos respondiendo de forma ineficaz al bullying que se hace a las niñas peludas: “En vez de recomendar que se ataque la raíz de tal violencia (y se mande al psicólogo a los agresores, por ejemplo), recomiendan que nos deshagamos del vello de las niñas. […] No hay espacio para celebrar el cuerpo que tenemos tal como es y la lección que damos es durísima: si quieres sufrir menos violencia, si quieres gustar, adáptate a lo que se espera de ti. A la vez, los que ejercen la violencia también aprenden que su intolerancia tiene premio: al final, se trata de insistir en el desprecio y el insulto hasta que la otra sucumbe y se conforma”.
6. Sobre famosas que muestran su vello: “La exigencia de depilación es tan estricta que a menudo los medios tratan una axila depilada hace tres semanas, con algo de vello casi invisible, por una gran transgresión de la norma. La pena que se aplica a las mujeres no depiladas (o no lo suficientemente bien depiladas), que es la no deseabilidad, no es aplicable a esas actrices, modelos y cantantes. Son indiscutiblemente deseables a pesar de no depilarse, porque tienen tantos ‘puntos de desabilidad’ que no pasa nada si restan unos cuantos”.
7. La interseccionalidad del vello corporal: “Las mujeres que sufren racismo y/o que pertenecen a la clase trabajadora reciben aún más comentarios negativos (sucia, cerda, asquerosa) si no se depilan que las blancas de clase alta, en las que se considera una excentricidad perdonable (de nuevo, porque se ajustan en los demás). […] Si la depilación es obligatoria para todas aquellas que no quieran ser cuestionadas como mujeres, lo es más todavía para las que son cuestionadas por defecto porque no tienen cis passing (es decir, para las que son visiblemente trans)”.
8. Placer y depilación: “Mientras que los hombres están más satisfechos con sus relaciones sexo-afectivas cuando su pareja cumple con las expectativas que tenían sobre la depilación, las mujeres están más satisfechas cuando cumplen con las expectativas de su pareja. Es decir, mientras que unos basan su satisfacción en tener lo que desean, las otras la basan en ser deseadas”.
9. Vale, pero, ¿cómo nos libramos de sentirnos feas cuando no nos depilamos?: “Corrientes como el de positividad corporal, que propugna que todos los cuerpos son hermosos, y el de neutralidad corporal, que defiende que el cuerpo, hermoso o no, nos permite vivir y ese es motivo suficiente para aceptarlo y amarlo, nos pueden ayudar inmensamente a liberarnos de las cadenas de una feminidad que nos exige tiempo, dinero y dolor.” Y, por otra, parte, “¿por qué quiero gustarle a todo el mundo constantemente? ¿Los beneficios que me reporta la aprobación social compensan los esfuerzos que se me exigen para obtenerla? Y, más allá de si gusto o no, ¿he pensado quién me gusta y por qué? ¿Quiero gustarle a alguien a quien le parezco asquerosa tal y como soy recién levantada?”.
10. Dejar de depilarte puede ser el inicio de una libertad más grande: “Una amiga que también ha dejado de depilarse comentaba no hace mucho que el hecho de dejar de hacerlo y que no pasase nada la ha liberado a muchos niveles. Si me he saltado esa norma, que parecía imposible no cumplir, y no me ha fulminado un rayo divino, ¿qué otras puedo romper?”.